John Barton, revelador director de la obra de Shakespeare, fallece a los 89 años
John Barton con la actriz Janet Suzman en un ensayo de la Royal Shakespeare Company de «Trabajos de amor perdidos» (Love’s Labour’s Lost), en Londres, en 1965.
John Barton, director teatral que ayudó a Peter Hall a iniciar la Royal Shakespeare Company y que llegó a ser ampliamente considerado como uno de los principales especialistas mundiales en el teatro de Shakespeare, murió el jueves en Londres. Tenía 89 años.
Su muerte fue anunciada por Gregory Doran, actual director artístico de la Royal Shakespeare Company. Doran destacó que Barton era «sencillamente una de las mayores influencias del siglo XX en la manera de interpretar Shakespeare.» No se dio ninguna causa del deceso.
Como director, y en las clases y talleres que enseñó, Barton era conocido por ayudar a los actores a encontrar el significado de los textos de Shakespeare.
«Hay pocas reglas absolutas sobre cómo interpretar a Shakespeare, pero muchas posibilidades«, dijo al presentar «Interpretando a Shakespeare», una serie de nueve talleres grabados en 1982 por la televisión británica, y que todavía está reconocida entre los recursos definitivos para actores especializados en Shakespeare. En 1984 convirtió los talleres en un libro, «Interpretando a Shakespeare: Guía para actores».
Aunque Barton veneraba las obras de Shakespeare y otras obras clásicas, no temía experimentar con ellas. En una ocasión reescribió «King John,» incluyendo textos de otras fuentes, incluso propias.
En 1963, trabajando con Peter Hall (fallecido el pasado septiembre), condensó tres «Henry VI», y «Richard III» y las escenificó bajo el título «Las guerras de las rosas» en Stratford-upon-Avon. La producción, todo un éxito, puso en el mapa a la naciente Royal Shakespeare Company.
John Bernard Adie Barton nació el 26 de noviembre de 1928, en Londres. Su padre, Harold, era contable; su madre se llamaba Joyce Wale. Fue educado en Eton y en el King’s College, Cambridge, donde dirigió numerosas producciones estudiantiles y, después de graduarse, ejerció diversos cargos académicos. Allí conoció a Hall, que era tres años más joven.
A fines de la década de 1950, Hall había comenzado a atraer considerable atención como director, asumiendo, con planes muy ambiciosos, la dirección del Shakespeare Memorial Theatre en Stratford. Al fundar la Royal Shakespeare Company, en 1961, le pidió a Barton que lo ayudara a impulsar la compañía. El Sr. Barton llegó a dirigir más de 50 producciones en ella.
Entre sus obras más memorables Doran citó su «Twelfth Night» (Noche de Reyes) de 1969 (con un elenco que incluía a Judi Dench como Viola y Donald Sinden como Malvolio), su «Much Ado About Nothing» (Mucho ruido y pocas nueces), de 1976 y su «Love’s Labour’s Lost» (Trabajos de amor perdidos), de 1978.
Barton también fue escritor y adaptador. Entre sus creaciones más duraderas se encuentra «The Hollow Crown» (La Corona Vacía), una presentación de diversos monarcas británicos, que después de su estreno por la Royal Shakespeare Company en 1961 se presentó en Broadway en 1963, con Barton en el elenco. Howard Taubman, en The New York Times, lo consideró «un lisonjero entretenimiento de un inmenso resplandor teatral». La compañía la revivió recientemente, en 2005.
John Barton, sin embargo, no se limitó a Shakespeare, o a temas británicos. Entre sus proyectos más ambiciosos estuvo «The Greeks» (Los Griegos), una producción de nueve horas repartida en tres noches en la que adaptó 10 obras de Eurípides, Esquilo, Sófocles y Homero, con el objetivo de contar la historia de la Guerra de Troya.
«Me encantan las contradicciones», afirmó Barton en entrevista realizada por el diario The Times, describiendo su fascinación por el tema. «Apolo es el dios de la razón y la sinrazón. Clitemnestra se convierte de amante esposa en asesina de su marido. Las contradicciones dan al ciclo una cierta coherencia vital».
Él defendió la mezcla de varios textos.
«Algunas personas se horrorizarán«, dijo, «pero no creo que hemos retorcido el espíritu de las obras. Odio los clichés sobre cómo actualizar los clásicos. Helena no usa lentes de sol. Pero puede untarse con loción bronceadora moderna, porque los griegos se untaban con aceite».
El Sr. Barton se casó con Anne Righter en 1969, fallecida en 2013. El anuncio de la compañía no incluyó posibles sobrevivientes.
En un prólogo del libro de Barton «Interpretando a Shakespeare», Trevor Nunn, nombrado director artístico de la Royal Shakespeare Company en 1968, recordó la reputación que tenía Barton a principios de la década de 1960: «hilarantemente distraído, obsesionado con el cricket, fumador empedernido, experto en Napoleón y disfrutaba trabajar 16 horas al día sin descanso».
Luego, continuaba Nunn, tuvo la oportunidad de trabajar en estrecha colaboración con él en una producción de «Henry V.» «Durante las seis semanas del período de ensayo me convertí en un experto mundial en la capacidad distractora de John, llegué a amar el día de 16 horas (ya yo dominaba los temas del cricket y Napoleón), y aprendí más acerca de cómo desbloquear y descubrir un texto de Shakespeare que lo que cualquier programa académico de becas podría haberme enseñado».
Traducción: Marcos Villasmil
Nota Original:
THE NEW YORK TIMES
John Barton, Revelatory Shakespeare Director, Is Dead at 89
Neil Genzlinger
John Barton, a director who helped Peter Hall start the Royal Shakespeare Company and was widely regarded as one of the theater world’s foremost interpreters of Shakespeare, died on Thursday in West London. He was 89.
Gregory Doran, artistic director of the Royal Shakespeare Company, announced the death, calling Mr. Barton “simply one of the greatest influences in the acting of Shakespeare of the last century.” No cause was given.
As a director and in the classes and workshops he taught, Mr. Barton was known for helping actors find the meaning in Shakespeare’s lines.
“There are few absolute rules about playing Shakespeare, but many possibilities,” he said in introducing “Playing Shakespeare,” a series of nine workshops recorded in 1982 by British television that are still regarded as among the definitive resources for Shakespearean actors. In 1984, he turned the workshops into a book, “Playing Shakespeare: An Actor’s Guide.”
Although Mr. Barton revered Shakespeare’s works and other classic plays, he was not afraid to experiment with them. He once rewrote “King John,” splicing in lines from other sources, including himself.
In 1963, working with Mr. Hall (who died in September), he condensed Shakespeare’s three “Henry VI” plays and “Richard III” and staged them under the title “The Wars of the Roses” at Stratford-upon-Avon. The production, a hit, put the fledgling Royal Shakespeare Company on the map.
John Bernard Adie Barton was born on Nov. 26, 1928, in London. His father, Harold, was an accountant; his mother was the former Joyce Wale. He was educated at Eton College and at King’s College, Cambridge, where he directed numerous student productions and, after graduating, became a fellow and lay dean. There he also met Mr. Hall, who was three years younger.
By the end of the 1950s, Mr. Hall had begun to garner considerable attention as a director and had taken over the Shakespeare Memorial Theater at Stratford with ambitious plans. When he founded the Royal Shakespeare Company in 1961, he asked Mr. Barton to help him get the troupe off the ground. Mr. Barton would go on to direct more than 50 productions there.
Mr. Doran cited his 1969 “Twelfth Night” (with a cast that included Judi Dench as Viola and Donald Sinden as Malvolio), his 1976 “Much Ado About Nothing” and his 1978 “Love’s Labour’s Lost” as among the most memorable.
Mr. Barton was also a writer and adapter. Among his most enduring creations was “The Hollow Crown,” a sort of sampler of British monarchs, which after its premiere by the Royal Shakespeare Company in 1961 had a run on Broadway in 1963, with Mr. Barton in the cast. Howard Taubman, writing in The New York Times, called it “an ingratiating entertainment of immense theatrical flare.” The company revived it as recently as 2005.
Mr. Barton, though, did not limit himself to Shakespeare or British themes. Among his most ambitious projects was “The Greeks,” a nine-hour production spread over three evenings that adapted 10 plays by Euripides, Aeschylus, Sophocles and Homer to tell the story of the Trojan War.
“I love the contradictions,” Mr. Barton told The Times, describing his fascination with the subject matter. “Apollo is the god of reason and unreason. Clytemnestra turns from the loving wife into the husband-killer. The contradictions give the cycle a certain coherence of life.”
He defended the mash-up of various texts.
“Some people will be horrified,” he said, “but I don’t think we’ve twisted the spirit of the plays. I hate the clichés of updating the classics. Helen doesn’t wear sunglasses. But she can anoint herself with modern suntan lotion, because the Greeks anointed themselves with oil.”
Mr. Barton married Anne Righter in 1969. She died in 2013. The company’s announcement listed no survivors.
In a foreword to Mr. Barton’s “Playing Shakespeare” book, Trevor Nunn, who became artistic director of the Royal Shakespeare Company in 1968, recalled Mr. Barton’s reputation in the early 1960s: “hilariously absent-minded, obsessed with cricket, a chain smoker, an expert on Napoleon and somebody who enjoyed working 16 hours a day without a break.”
Then, Mr. Nunn continued, he had a chance to work closely with Mr. Barton on a production of “Henry V.” “For six weeks of the rehearsal period,” Mr. Nunn wrote, “I became the world expert on John’s absent-mindedness, I came to love the 16-hour day (I was already O.K. on cricket and Napoleon), and I learned more about unlocking a Shakespeare text than any scholarship could have taught me.”