1957: Luis Herrera Campíns en carta al episcopado venezolano
"Los jerarcas católicos de hoy no pueden estar a menor altura que los que, en la historia, les señalan, decidida y abnegada conducta en defensa de la persona, de la libertad, de la justicia, de la genuina paz social"

“Ninguna oportunidad mejor que la actual se presenta a los excelentísimos señores arzobispos y obispos de Venezuela para hacer una responsable, salvadora, valiente y conjunta intervención pública en cumplimiento de los deberes espirituales y humanos que el catolicismo prescribe, ante el Gobierno Nacional, para lograr de veras una sincera amnistía que restituya presos, exiliados y perseguidos a la paz del hogar e ilumine también el comienzo de una nueva etapa de tranquilidad, seguridad y dignidad.
Cuando escribo esta petición, pienso en aquel gran arzobispo de Caracas, monseñor Silvestre Guevara y Lira, camino del destierro en 1870 por haberse negado a cantar un Te Deum solicitado por un régimen que no había querido acceder a acordar una amnistía. Ese y muchos otros ejemplos testifican el coraje de la dignidad eclesiástica frente al poder desorbitado.
Los jerarcas católicos de hoy no pueden estar a menor altura que los que, en la historia, les señalan, decidida y abnegada conducta en defensa de la persona, de la libertad, de la justicia, de la genuina paz social.”
(Luis Herrera Campíns, carta al episcopado venezolano, 1957).