EleccionesPolítica

1×10: La vieja receta del chavismo desempolvada por Boric

Ante las dificultades para recolectar las firmas que le permitan inscribir su candidatura, el abanderado de Convergencia Social apela a una legendaria estrategia implementada por el Partido Socialista Unido de Venezuela: cada militante debe asegurar 10 votos que, en su caso, se traducen en rúbricas.

El abanderado de Convergencia Social, Revolución Democrática y Fuerza Común no despega. Gabriel Boric no solo es uno de los políticos con la peor evaluación positiva en la encuesta CEP (15%), sino que tampoco consigue recaudar las firmas necesarias para inscribir su candidatura presidencial a menos de dos semanas para el cierre del plazo, el 19 de mayo. “Al ritmo que estamos hoy, no llegamos“, admitió el diputado.

Su partido político, Convergencia Social, apenas cuenta con un 20% de las 24 mil afiliaciones para constituirse a nivel nacional, indispensable para que el exlíder estudiantil participe en las primarias de la izquierda por La Moneda. Frente al enrevesado panorama, informa El Mercurio, la colectividad desempolvó una receta del chavismo: alentar a cada firmante a conseguir otros 10 patrocinios con el fin de alcanzar los apoyos.

Esta estrategia tiene un nombre: 1 por 10, y fue ideada por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), creado por el ex Presidente Hugo Chávez Frías. La fórmula implica reclutar a una decena de simpatizantes por cada militante para votar a favor del régimen. “Vamos patrulleros y patrulleras, impulsemos nuestro 1×10, rumbo a la organización perfecta de las Fuerzas Revolucionarias: el 6 de diciembre gana Chávez, azuzó el primer vicepresidente de la colectividad y el número dos del chavismo, Diosdado Cabello, en vísperas de las elecciones parlamentarias de 2015.

El sistema piramidal consiste en que cada integrante del partido, denominado “patrullero” socialista, se registraba en portales digitales del PSUV. Una vez inscritos se le asignaba una localidad con el fin de conseguir 10 votos. Los reclutadores recaudan datos de posibles votantes, los cuales incluyen en una base de datos del chavismo para enviar mensajes telefónicos con propaganda y monitorear que acudan a centros electorales. Con el fin de lograr esta meta, los patrulleros verifican la votación de las personas en las llamadas listas del 1×10 durante cada uno de los comicios.

Es un método activado por el gobernante Nicolás Maduro con frecuencia, implementado incluso cuando la oposición no concurre a las urnas por falta de credibilidad en el sistema electoral de Venezuela. “Si la derecha no va a votar, ese es su problema. Los chavistas tenemos que ir a votar todos. Que nadie se quede sin votar. Todos los partidos tienen su estructura del 1×10″, dijo Cabello ad portas de las votaciones presidenciales de 2018.

El mecanismo es considerado como un modo de coacción por organizaciones no gubernamentales de ese país. “El PSUV con la denominada ‘maquinaria roja’, ha realizado de manera sistemática acciones de coacción e intimidación del voto a través del chequeo de votantes en listas 1×10 y anuncios del uso del Carnet de la Patria (credencial creada por el régimen para el control social) en las cercanías de centros de votación, para verificar quienes han votado”, denunció el Observatorio Electoral Venezolano en un informe elaborado después del último sufragio donde se reeligió Maduro, en 2018.

Según el estudio, el PSUV emplea diversas técnicas para garantizar votos, las cuales perfecciona continuamente y que no solo incluye acciones de coacción e intimidación del sufragio mediante el chequeo de votantes en listas 1×10 y la verificación del carnet de la patria, sino que también se evidenció la “compra de votos” con la entrega de beneficios del Estado como cajas de alimentos, dinero en efectivo y cheques en la puerta de los centros de votación. El financiamiento, en gran medida, fue desembolsado por la empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) que, actualmente, afronta una crítica situación.

La encrucijada de Convergencia Social

Pero la estrategia del 1 por 10 votos pudiera no ser fructífera para los partidos que apoyan al diputado que ya comienza a barajar opciones ante la compleja misión. Boric atribuye a la pandemia de coronavirus, supuestas dificultades con la Clave Única y “un montón de otros problemas” para afiliarse a Convergencia Social. No obstante, hasta su proclamación como candidato se hizo con timidez: el 17 de marzo, casi a la medianoche, mediante un escueto mensaje en redes sociales.

A 12 días de que se cierre el plazo, el Comité Central y la Dirección Nacional de Convergencia Social emitieron anoche un comunicado en el que descartan otra candidatura. “Como órgano de dirección política del partido reafirmamos de forma unánime que Gabriel Boric es nuestro candidato presidencial y no existe ninguna intención de levantar una candidatura alternativa”, subrayan.

La tienda plantea que se encuentran desplegados a lo largo del país “haciendo todos los esfuerzos posibles para conseguir las firmas que nos exige la ley electoral”.

Hoy, el conglomerado tiene todas las cartas sobre la mesa frente a los malos augurios. No solo se trata del declive de Convergencia Social, sino otro zarpazo para el Frente Amplio que en los últimos años no logra agrandar sus filas y para el propio Boric que vería en desmedro su proyección política.

Una alternativa pudiera ser que el candidato aterrice directo en la primera vuelta, para lo cual tendría plazo para inscribirse hasta el 23 de agosto. Pero esta opción podría condenarlo a ir solo a la contienda electoral y tampoco podría postular para el Senado, una aspiración que se ha planteado para su futuro. Otra salida podría ser renunciar a su militancia en Convergencia Social e inscribirse en RD para así estar más cerca de la formalización de su candidatura, aunque esto podría contravenir la ley “antidíscolos”. Entre otras alternativas, también puede desistir y respaldar a otro candidato aliado, posiblemente la ficha del PC y alcalde de Recoleta, Daniel Jadue.

 

 

 

Botón volver arriba