27 palabras que solo usamos los españoles
Para no tener que ir preguntándole a todo el mundo si tal cosa se dice solo aquí o no, recurrí a la RAE, que es mucho más práctico si tienes que echarle la culpa a alguien de algo. Todas estas palabras (menos la primera) tienen en su entrada (o en las acepciones concretas de las que hablo) en el diccionario la marca Esp., que significa que se dicen en España.
1. Hortera
Esta es la única que la RAE no dice que es solo española, pero sé que por lo menos en Argentina no se dice. El otro día, hablándole a Lau B. de un futbolista que me gustaba cuando era pequeña, le dije que era muy hortera y no lo entendió. Le dije que como kitsch, pero peor, y le puse el ejemplo del día que me lo crucé vestido con un traje de estampado de cebra.
2. Tabarra
Viene de tabarro, que es un sinónimo de tábano, esas moscas enormes de los caballos que dan picotazos de esos que te hacen decir algunas palabrotas. Dar la tabarra, ya te imaginas, no es nada bueno. Alguien que te da la tabarra es alguien pesado y molesto, un poco como —otra expresión típicamente española y que utiliza las moscas— una mosca cojonera.
3. Postureo
Palabra moderna para una actividad típicamente moderna. ¿Qué es el postureo? Subir fotos de lo cool que eres a Instagram, ir a festivales más a dejarse ver que a disfrutar de la música, ir de guay pero no llegar a chachi (guay y chachi son palabras españolas también). O, según la RAE, «actitud artificiosa e impostada que se adopta por conveniencia o presunción».
4. Guay
Algo guay es algo muy bueno, algo que mola, algo genial. Pero si vas de guay —es decir, finges ser mejor, ser cool, ser más moderno, todo sin serlo, porque si finges ya no eres guay— solo levantarás odio y desprecio. Ser guay es bueno, ir de guay no lo es.
5. Achuchar
Achuchar a alguien es darle un abrazo fuerte (¡un achuchón!), con mucho cariño y mucho amor. La RAE dice que es algo que se hace con intención erótica, pero hasta donde yo sé no suele ser así. Un achuchón es más un «ay, pero qué mono eres, pero cómo te quiero, ven aquí», algo que sí, se lo puedes hacer a tu pareja, pero también a un niño o a tu mascota.
6. Rebote
No el rebote literal de las pelotas, sino el rebote de cuando nos enfadamos, es decir, cuando pillamos un rebote, cuando estamos rebotados. Yo la explicación la encuentro en que cuando estamos así cualquier cosa que se nos diga nos sienta mal, rebotamos —nos rebotamos— a la primera de cambio.
7. Acojonante
En general, todas las palabras derivadas de cojón y expresiones hechas con la palabra son típicamente españolas. Algo acojonante es algo que acojona, es decir, algo que asusta mucho. Pero también algo que nos impresiona (normalmente para mal, que nos indigna un poco). «Qué cojones tienen los políticos con la corrupción, es acojonante».
8. Pirrar
La etimología es incierta, el significado es que algo te gusta mucho, casi te vuelve loco. «Me pirra la tortilla de patatas», puedes decir, y todo el mundo entenderá que es lo que tiene que cocinarte si un día te invita a cenar.
9. Barbas
Somos así de simples: ¿cómo llamamos a alguien con barba? Pues barbas. Es un poco despectivo («el barbas ese»), pero también puede ser cariñoso («mi novio es un barbas»). Todo depende del tono. Usa la palabra con tino y cuidado.
10. Pijo
Un pijo es alguien con dinero y de clase social alta (esto es importante, los nuevos ricos no son pijos de verdad) a quien además se le nota. Lo verás en cómo viste, en su forma de hablar, ¡incluso en su nombre! No todos los Borjas y no todas las Cayetanas son pijas, pero existe una posibilidad alta de que lo sean. Sabemos que el femenino, pija, tiene otros significados al otro lado del Atlántico. Pero aquí una pija es una chica o mujer de ese entorno.
11. Bocas
El barbudo es un barbas, el bocazas es un bocas. Aquí ya es más difícil alcanzar el tono cariñoso. Un bocas es alguien que dice lo que no debe, alguien a quien no puedes confiar un secreto porque se le escapará o lo irá contando alegremente por ahí, alguien que dice siempre palabras de más. O, como dice elegantemente la RAE, «persona que habla más de lo que aconseja la discreción».
12. Patear
Patear es caminar, pero lo usamos cuando queremos decir que caminamos mucho, que hubo esfuerzo. «Me pateé toda la ciudad» o «decidí ir andando y fue una buena pateada». Se ve que cuando caminamos mucho pasamos de tener piernas a tener patas.
13. Botellón
Invento tan español como el chupa-chups, o al menos eso creemos hasta que salimos al mundo y vemos que lo de ir a una plaza o un parque con alcohol y beberlo allí entre amigos también se hace. Claro que aquí el tema es más masivo, ir de botellón suele implicar ir a un sitio donde hay más gente haciéndolo y aprovechar para conocer gente con la desinhibición que provoca el alcohol en sangre. Pasados los 25 años nos sofisticamos y bebemos en bares (si tenemos dinero para hacerlo) o en alguna casa.
14. Notas
«El barbas ese es un bocas y además un notas». ¿Alguien que siempre alcanza la excelencia académica? No: alguien que se hace notar, a quien le gusta llamar la atención. También se puede decir en singular, un nota. El Nota, por cierto, es como se llamó al protagonista de El gran Lebowski en España.
15. Caballito
Ni un caballo pequeño ni un caballito de mar (que también). En España, además, puedes hacer un caballito si vas en moto: ir solo sobre una rueda. Lo hacen los notas, claro.
16. Mileurista
La definición es la misma, las connotaciones otras. Un mileurista era allá por el año 2005, cuando Carolina Alguacil acuñó el término en una carta al director en El País, una persona joven que ganaba alrededor de 1.000 euros al mes. Es decir, una miseria. Pasada la crisis, ser mileurista es casi algo aspiracional, porque los salarios han bajado y lo de los 1.000 euros es para mucha gente un sueño.
17. Callo
Un callo puede estar en un pie o en algún otro lugar en el que una rozadura constante haya hecho que la piel se endurezca, pero en España un callo también puede ser una persona. ¿Cualquier persona? No: una persona fea. Es despectivo, claro, de hecho es peor decir de alguien que es un callo que decir que es feo.
18. Maruja
Palabra muy, muy sexista por todas sus implicaciones. Según la RAE: «Mujer que se dedica solo a las tareas domésticas y a la que suele asociarse a ciertos tópicos como el chismorreo, la dependencia excesiva de la televisión». Vaya, como si las amas de casa se dedicasen solo a eso y como si las mujeres que trabajan fuera o los hombres no lo hicieran. Tenemos el verbo, claro, marujear, que es chismorrear.
19. Canguro
Un animal, sí, pero también, en España, una niñera (¡o un niñero!). Alguien a quien pagas para que se quede con tus hijos, normalmente en tu casa, cuando tú sales. Tuvimos hasta una serie llamada así en los 90, Canguros.
20. Lorza
Las lorzas son los michelines, una forma poco cariñosa de llamar al «pliegue de gordura que se forma en cualquier parte del cuerpo, especialmente la cintura». No hay que cambiar la palabra, que no es necesariamente despectiva, sino quizá empezar a hablar de nuestras lorzas con cariño.
21. Choni
Choni es un poco como maruja, una palabra sexista y clasista. La RAE nos dice que es una «mujer joven que pretende ser elegante e ir a la moda, aunque resulta vulgar». También se puede usar como adjetivo para referirse a prendas de ropa, discotecas o lo que quieras, en realidad.
22. Gorrilla
El gorrilla es una persona (normalmente un hombre; creo que nunca he visto a una mujer gorrilla) que te dice donde aparcar a cambio de una propina. El problema es que muchas veces es un servicio no solicitado (¡ya había visto yo esa plaza libre!) y que muchos reaccionan a que no les pagues rayándote el coche.
23. Chuleta
Además de un trozo de carne, una chuleta es un trozo de papel en el que escribes en pequeñito apuntes para copiar en un examen sin que el profesor se dé cuenta.
24. Gamusino
¿No hay gamusinos en otros lugares? España está llena de estos animales imaginarios.
25. Empollón
Un empollón es un chapón, es decir, una persona que estudia mucho y mal: el típico que se aprende todo de forma literal, palabra por palabra, y a quien muchas veces le cuesta salirse de ese guion y usar sus propias palabras o ideas.
26. Flipar
Aunque la primera acepción se refiera a estar bajo los efectos de la droga, diría que es más común la segunda: que algo te guste mucho. Te puede flipar la música o puedes flipar con la música. También puedes estar flipado (loco), ser un flipao (creerte mejor de lo que eres) o fliparte con algo (imaginar cosas que no son). «Me flipé un poco y creí que le gustaba al flipao ese que me flipa».
27. Recena
No entiendo bien cómo este concepto no existe más allá de nuestras fronteras. La recena es lo que dice su propio nombre: una segunda cena. Lo que nos pasa cuando intentamos ser europeos y cenar pronto y luego tenemos que volver a cenar antes de acostarnos porque nos morimos de hambre. O lo que hacemos cuando cenamos por ahí, salimos de marcha, y volvemos a casa hambrientos. Según la hora, es recena o cuenta ya como desayuno.