Cultura y Artes

Juan José Monsant Aristimuño: La caída de los dioses

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   Italia ha dado al mundo grandes directores cinematográficos para beneficio de los amantes del buen cine. La verdad, tengo añoranza por los años cuando uno podía disfrutar del cine italiano y francés de cualquier género, junto al americano, donde prácticamente los directores jugaban o creaban la luz en el blanco y negro o el color, el escenario y el trato del tema. Comedias y dramas inolvidables con los  grandes Vittorio Gassman, Alberto Sordi, Totó, Ugo Tognazzi, Marcello Mastroianni, Nino Manfredi y el contemporáneo Roberto Begnini. Actrices exquisitas como Mónica Vitti, Sofía Loren, Silvana Mangano, Silvana Pampanini, Virna Lisi, Anna Magnani, Rossana Podesta, Claudia Cardinale, Gina Lollobrigida, Isabella Rosselini, y pare de contar.

 

     En cuanto a directores se refiere, hay un abanico de los mejores que la industria cinematográfica ha conocido hasta el presente: Federico Fellini, Vittorio de Sica, Luchino Visconti, Bernardo Bertolucci, Dino Risi, Liliana Cavani, Gillo Pontecorvo, Pier Paolo Pasolini, Roberto Rossellini, Sergio Leone, Begnini. Llenaron la época del cine de oro italiano con sus guiones, grandes y bellas actrices y singulares actores exponiendo las contradicciones, frivolidades y doble moral de la burguesía, el clero, la aristocracia y el mundo de la política.

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Uno de esos grandes directores, Luchino Visconti, señalado como introductor del neo realismo en el cine italiano, realizador de EL Gatopardo (1961) con Claudia Cardinale, Burt Lancaster y Alain Delón, evidenció la facilidad del cambio de bando, ante la necesidad de sobrevivencia de la clase nobiliaria. Otro de gran impacto fue La caída de los Dioses (1969) con la actriz sueca Ingrid Thulin y el actor inglés de carácter Dick Bogarde.

El filme narra la ambición desmedida, la traición, crueldades, mezquindades, la homosexualidad, el incesto y demás desviaciones de la familia Essenbecks, empresarios de la industria del acero (los Krupp) que se alían a los nazis para conservar su poder económico y demás privilegios en aquella Alemania capturada por el nacionalsocialismo.

 

De alguna manera, el tema de Visconti me trasladó a nuestra región, con el caso de la destitución de Dilma Rousseff de la presidencia de Brasil; no fue la primera que cayó, de ese grupo que se apoderó de la historia de Latinoamérica. El primero de esos dioses en caer fue Fernando Lugo de Paraguay, seguido por Hugo Chávez con su muerte, luego por Cristina Kirchner y ahora por Dilma y Lula de Brasil. En realidad, es la caída del esquema del Foro de Sao Paulo, una reedición de la Tricontinental inventada por Fidel, en cuya primera conferencia el Che Guevara lanzó en 1966 su famosa consigna “crear uno, dos, tres Viet Nam…

 

Con Lula y Dilma desprestigiados frente a su pueblo, no por la contrainformación de la derecha, la CIA o por la guerra económica sino por la grosera corrupción que instauraron, solo quedan en el escenario regional el escurridizo Rafael Correa, el pragmático autócrata Daniel Ortega y el pintoresco Evo Morales con su última creación: La Escuela Militar Antimperialista, abierta a los pueblos del ALBA, donde estuvieron presente la ministra de Defensa de Nicaragua Martha Ruiz Sevilla y el de Venezuela Vladimir Padrino López.

 

Es evidente que la caída de nuestros dioses locales está decretada, en marcha, por involución, corrupción, ineptitud y finalmente por su pretensión de instaurar un modelo ideológico totalitario que acabaría con el Estado de Derecho Democrático.

 

De allí la reacción de algunos acólitos del modelo que se viene abajo. No solo Venezuela retiró su embajador de Brasil, sino que tildó la destitución de Dilma Rousseff como Golpe de Estado Parlamentario, como  también lo han hecho algunos países de la región, siendo que se siguió estrictamente el procedimiento pautado en su Constitución y demás instrumentos legales, tal como pretenden los venezolanos hacer con el Referéndum Revocatorio solicitado contra su presidente, el inepto y violador de los derechos humanos, Nicolás Maduro.

                                                                      jjmonsant@gmail.com

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