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Elecciones vascas: El PNV sube pero necesitará pactar con el PSE o el PP

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Las elecciones en el País Vasco supondrán, por un lado, el refuerzo del PNV y de su lendakari, Íñigo Urkullu, pero también tendrán una derivada nacional, porque los nacionalistas vascos no dispondrán de capacidad suficiente para gobernar en solitario y necesitarán apoyos para lograr estabilidad. Y esta se la podrían proporcionar las fuerzas constitucionalistas, el PSE-PSOE y el PP, según se desprende de la encuesta de GAD3 para ABC, un dato relevante cuando el desbloqueo político en España depende de solo seis votos en el Congreso de los Diputados.

Estos comicios, además, pueden suponer otro varapalo para el PSOE de Pedro Sánchez. Según las encuestas de GAD3, el castigo para los socialistas el próximo 25 de septiembre podría ser doble: Galicia y País Vasco. Si en la primera el PSOE rozaría el peor resultado de su historia, en la segunda el desplome sería espectacular, al perder prácticamente la mitad de sus diputados y quedarse como cuarta formación política en el Parlamento autonómico, detrás del PNV, Bildu y Podemos. El PP también retrocedería, pero su caída sería relativamente menor, aunque podría estar por debajo de la barrera del 10 por ciento de los votos.

El PNV mejoraría claramente los resultados obtenidos en las elecciones autonómicas de 2012, al situarse con una estimación de voto del 38,5 por ciento, y 28 o 29 escaños. Cuatro años atrás, el partido de Urkullu se quedó en un 34,2 por ciento de los votos y 27 diputados. El Parlamento de Vitoria se compone de 75 escaños, con una mayoría absoluta de 38. Al PNV, por tanto, le faltarían entre nueve y diez votos para lograr esa mayoría y poder gobernar de forma estable.

Bloqueo imposible

El Parlamento vasco tiene una peculiaridad interesante respecto al Congreso de los Diputados en el proceso de elección de su lendakari. En primer lugar, se pueden presentar varios candidatos a la vez. En primera votación será investido el que consiga mayoría absoluta de los votos. Si no se alcanza esta, habrá una segunda votación en la que hará falta una mayoría simple de votos afirmativos. Pero, y eso es lo destacable, no se puede votar en contra, sino que solo se puede dar un apoyo a un candidato o abstenerse. Eso garantiza que hay presidente sí o sí.

Así, después de las elecciones de 2012, Urkullu fue investido lendakari en segunda votación, solo con los votos del PNV (27), frente a Laura Mintegi, candidata de Bildu, que consiguió los votos de su partido (21). Tanto el PSE-PSOE, como el PP y UPyD se abstuvieron.

¿Qué podría ocurrir en esta ocasión? Con la encuesta en la mano, Urkullu podría no ser lendakari si intenta repetir la misma operación. Sus 28-29 diputados por sí solos quedarían por debajo de una eventual alianza entre Bildu y Podemos, que pueden sumar hasta 31 diputados. Si el PSE y el PP se abstuvieran, como en 2012, Urkullu perdería en segunda votación y habría un lendakari de Bildu, o bien de Podemos.

El PNV, por tanto, subirá en las elecciones del próximo domingo, pero a diferencia de 2012 está obligado a pactar desde el minuto uno, primero para lograr la investidura de Urkullu, y segundo para tener un mínimo de estabilidad.

El duro revés del PSE

El PSE-PSOE sufrirá un duro revés en el País Vasco, al pasar de los 16 diputados que logró en 2012 a contar con solo 8 o 9. En esta ocasión cae hasta el 10,8 por ciento en estimación de voto, frente 18,9 por ciento de las elecciones de 2012.

El descalabro del PSE es aún mayor si se compara con el resultado que obtuvo en las autonómicas de 2009, cuando su candidato, Patxi López, llegó a ser lendakari. En aquella ocasión, los socialistas superaron el 30 por ciento de los votos, con 25 diputados, y quedaron segundos por detrás del PNV. López pudo ser investido presidente autonómico gracias a un acuerdo con el Partido Popular, que logró 13 diputados. Entre ambos alcanzaron la mayoría absoluta de la Cámara vasca.

Pacto de Presupuestos

Los 8 o 9 diputados que conseguirían ahora los socialistas serían suficientes para que Urkullu superara a Bildu-Podemos en la investidura. Pero el juego de equilibrios que tendría que hacer el candidato nacionalista vasco no terminaría ahí, ya que entre el PNV y el PSE podrían quedar por debajo de la mayoría absoluta (38), y necesitarían al PP para pactos puntuales, como puede ser la aprobación de los Presupuestos anuales. En los últimos años, los nacionalistas vascos se habían apoyado en los socialistas para sacar adelante sus cuentas públicas, pero a partir de ahora podría no ser suficiente.

El PP lograría los mismos diputados que el PSE, entre 8 y 9, con algo menos de votos, y sería la quinta formación en el Parlamento autonómico, aunque como se ve puede llegar a ser decisivo. En la nueva Cámara que surja de las elecciones no estará UPyD, que sí logró un escaño en 2012, ni tampoco Ciudadanos, que no consigue entrar.

Urkullu está defendiendo durante toda la campaña electoral la necesidad de tener estabilidad en los próximos años para afianzar el crecimiento económico y la creación de empleo, pero esa estabilidad no pasa por Bildu ni por Podemos, sino por una posición «centrada». El lendakari no cuenta con ellos para sostener el Gobierno autonómico. No obstante, no se descarta que a lo largo de la legislatura buscara sus votos para mantener viva la llama de la «autodeterminación», mediante la aprobación de iniciativas de orientación política. Pero la colaboración quedaría, en principio, ahí.

Pugna en la oposición

En la oposición, Bildu y Podemos se disputan el primer puesto, y de momento lleva la delantera la formación proetarra, según GAD3. Entre los dos sumarían de 29 a 31 diputados, lo que obligará siempre al PNV a buscar pactos alternativos para poder superarlos. La estabilidad pasaría por un acuerdo permanente, pero ahí entrarán en juego muchas variables, incluidas las nacionales en pleno bloqueo político.

Urkullu tiene a su favor la simpatía que despierta no solo entre los votantes de su partido, sino en el resto. El 87 por ciento de los electores del PNV lo prefieren como lendakari, algo que parece lógico. Lo que no lo es tanto es que haya un 36 por ciento de votantes socialistas que también prefieran a Urkullu antes que a su candidata, Idoia Mendia (solo la quieren como lendakari el 42 por ciento de los socialistas). Ni tampoco que haya más votantes de Podemos que prefieran al lendakari del PNV antes que a la aspirante de su propio partido, Pilar Zabala (un 33 por ciento frente al 30 por ciento). Incluso en el PP hay un 24 por ciento de votantes que quieren a Urkullu como lendakari, aunque son más, el 63 por ciento, los que prefieren a Alfonso Alonso al frente del Ejecutivo autonómico.

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