Los partidarios del embargo a Cuba toman posiciones en la futura Administración Trump
Un crítico del deshielo, Mauricio Claver-Carone, participa en el diseño del Departamento del Tesoro
El lobby proembargo a Cuba toma posiciones en el equipo de transición de Donald Trump. El presidente electo incluyó este lunes en su grupo de trabajo al abogado Mauricio Claver-Carone, una pieza clave en Washington de la maquinaria de presión cubanoamericana contra el acercamiento a La Habana.
En pleno suspense ante la postura que adoptará Trump hacia Cuba, tras prometer en la recta final de la campaña que echará atrás el deshielo iniciado por el presidente saliente Barack Obama, Claver-Carone entra a formar parte del cenáculo elegido para delinear el futuro Departamento del Tesoro.
Claver-Carone es miembro de la poderosa organización Democracia Cuba-EE UU, que propugna «la transición incondicional de Cuba a la democracia y al libre mercado«. Es lo que se conoce en EE UU como un PAC (siglas inglesas para Comité de Acción Política), entidades independientes que con dinero de donantes impulsan sus agendas y apoyan a políticos leales a su causa.
La aparición de Claver-Carone en el ámbito del Tesoro es muy significativa para el tema cubano porque este Departamento contiene la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), la herramienta del Gobierno para sancionar a adversarios foráneos por razones de política exterior y seguridad nacional. Si Trump cumple con su compromiso de enterrar las políticas de acercamiento de Obama, el Tesoro le brindará posibilidades, y la presencia ahí de Claver-Carone indica que puede ir en serio.
Él ha sido uno de los críticos más duros de la doctrina Obama sobre Cuba, basada en reiniciar las relaciones diplomáticas con La Habana e ir abriendo más huecos al comercio para encauzar el cambio económico y político en la isla a través del desarrollo y de la conexión con el exterior. Los contrarios juzgan que es un intento entre lo naíf y la vanidad presidencial que insufla capital y oxígeno al Gobierno cubano sin pedir a cambio libertades civiles: «La nueva ruta de Obama sólo ha empeorado la situación de Cuba», escribía hace días en el Miami HeraldClaver-Carone, «y le ha dado un pie de apoyo al régimen castrista».
Nacido en Miami en 1975 y criado en Madrid, Claver-Carone es una de las voces más sonoras del eterno diferendo cubano. Lleva la bitácora política Capitol Hill Cubans, es tertuliano de radio y televisión y se mueve con soltura por los templos del poder de Washington.
En septiembre fue invitado por el Comité de Agricultura de la Cámara de Representantes para exponer su visión sobre la ampliación del comercio agrícola impulsada por Obama. Claver-Carone sostuvo que darle facilidades bancarias a empresas americanas para arrancar sus negocios agrícolas con la isla sería «financiar el monopolio del régimen». Auguró que si empezaba a fluir dinero por la rama agrícola el Ejército cubano se haría de inmediato con el control de ese ámbito y de sus dividendos.
También acusó a Cuba de alinearse con las fuerzas oscuras del globo, incluida «la inteligencia militar de Rusia» –país bienquerido por Trump, ahora su jefe–.
Con Claver-Carone, los partidarios del embargo acercan una mano al cuadro de mandos de la futura Administración Trump con el objetivo de apretar un botón: enfriar el deshielo.