Una oportunidad para los cubanos
Cuba requiere un compromiso decidido de la comunidad democrática internacional
La muerte de Fidel Castro, última figura icónica del socialismo real del siglo XX, abre una oportunidad para iniciar el camino hacia una transición pacífica y ordenada hacia la democracia liberal, la economía de mercado y el libre movimiento de ideas, personas y bienes en Cuba. En un continente mayormente poblado por democracias, el apego al perimido experimento al marxismo-leninismo permanece como un extraño recuerdo del pasado siglo de laboratorios políticos, cuando se intentaron crear “hombres nuevos” de acuerdo con ideologías estrechas.
Algunos se pondrán nostálgicos, recordando épocas de utopías revolucionarias; otros, buscarán revanchas. Pero miremos hacia un porvenir de paz y prosperidad. Es tiempo, pues, de trazar el itinerario hacia un sistema en el que se respeten las libertades fundamentales, en el que impere el Estado de derecho y se incorporen los valores de la democracia liberal, con la apertura a un mundo que –paradojalmente- entrecierra sus fronteras.
En Europa central hubo buenas experiencias de transiciones, como Polonia y la ex Checoslovaquia, en donde los regímenes gobernantes se sentaron con los disidentes en torno a “mesas redondas” y acordaron etapas en el sendero hacia el pluralismo. Allí hubo diálogo, a pesar de que los disidentes podían anhelar revanchas tras decenios de persecuciones, encarcelamientos, censura y maltratos físicos y psicológicos.
Esas transiciones consensuadas con los antiguos carceleros eran inevitables, porque los partidos comunistas hegemónicos seguían manteniendo los resortes del poder, los servicios de inteligencia, fuertes redes implantadas en toda la geografía y en la administración pública.
Aun así, el fuerte apoyo internacional de las democracias maduras y el amplio consenso interno de la población fueron elementos que disuadieron de todo intento de mantener el statu quo autoritario, por lo que se pudieron sortear los obstáculos y llegar a elecciones libres, pluralistas y transparentes.
La renovación de un gobierno a través de comicios es solo un primer paso en la nueva arquitectura institucional, porque luego se emprende un dificultoso período de organización constitucional, con reformas a los sistemas judiciales, de seguridad, la reintroducción de la propiedad privada, el debate en torno a la ciudadanía y el sistema político a establecer -¿presidencialismo? ¿parlamentarismo? ¿federalismo? ¿sistemas electorales? ¿autonomías municipales?
Como sea, para los cubanos se abre esta oportunidad para decidir su propio destino, y para ello se requiere un compromiso decidido de la comunidad democrática internacional, en particular la de la región, para aportar sus conocimientos y experiencias para que se emprenda este camino tan esperado hacia una nueva expansión de la libertad en América Latina.
* Ricardo López Göttig es Doctor en Historia, escritor y profesor universitario. Twitter: @lopezgottig