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Conectando los puntos de Trump a Rusia

Me gusta mucho la serie «House of Cards» (Castillo de Naipes), pero siempre pensé que exageraba un poco, que su trama no era plausible. Después de siete semanas de Presidente Trump, le debo a dicha serie una disculpa. Ya nada parece imposible.

Ello incluye la más imponente de las sospechas: que el equipo de Trump conspiró de alguna manera con Rusia para interferir en las elecciones presidenciales estadounidenses. Este es el tema central sobre el que debemos permanecer enfocados.

Hay una gran cantidad de puntos aquí, y el desafío es cómo conectarlos. Tengan cuidado: los demócratas deben evitar el descenso al tipo de mentalidad conspirativa que llevó a algunos republicanos a asumir que Hillary Clinton estaba a punto de ser procesada criminalmente o que  tenía un grupo esclavas sexuales en una pizzería de Washington. Las coincidencias suceden, y creo que ha habido demasiado énfasis en el  Fiscal General Jeff Sessions, y  no suficiente sobre Paul Manafort, el ex jefe de campaña Trump. Aquí hay 10 puntos cruciales:

1. El presidente Trump y sus colaboradores han negado falsamente, y en repetidas ocasiones, tener lazos con Rusia. USA Today contó al menos 20 negativas. De hecho, ahora sabemos que hubo contactos de por lo menos una media docena de personas en el círculo de Trump con altos funcionarios rusos.

2. No hay ninguna razón obvia para todos estos contactos. Cuando el 15 de enero le preguntaron al vicepresidente Mike Pence si no habían existido contactos entre la campaña de Trump y funcionarios del Kremlin, él respondió : «Por supuesto que no. ¿Por qué habría de haberlos? «No lo sabemos tampoco, señor vicepresidente.

3. Hubo comunicaciones inexplicables entre un servidor informático de la Organización Trump y el Alfa Bank de Rusia, que tiene vínculos con el presidente Vladimir Putin. Éstas incluyeron 2.700 mensajes de búsqueda para iniciar las comunicaciones, y algunos investigadores encontraron que todo esto era profundamente sospechoso. Otros pensaban que podría haber una explicación inocente, tales como que era  correo no deseado. Todavía no lo sabemos.

4. «Repetidos y constantes contactos» entre funcionarios actuales de Trump y la inteligencia rusa, según informan The New York Times y la CNN, se destacan por intercepciones de comunicaciones que involucran a funcionarios rusos, y por los monitoreos de los gobiernos británico y holandés de reuniones de seguimiento en Europa entre ciudadanos rusos y miembros del equipo de Trump.

5. Un reconocido experto en Rusia, quien estuviera anteriormente vinculado con el MI6, Christopher Steele, produjo un famoso expediente alegando que Rusia hizo videos comprometedores de Trump en 2013, y de que algunos miembros del equipo de Trump actuaron en connivencia con el Kremlin para interferir en la elección de Estados Unidos.

En el expediente se menciona a un ruso afirmando que un acuerdo había sido arreglado «con el pleno conocimiento y apoyo de Trump» y que a cambio de la ayuda rusa, «el equipo de Trump accedió a dejar de lado la intervención rusa en Ucrania como un tema de campaña.» James Clapper , el ex director de inteligencia nacional de Estados Unidos, dice que no vio evidencia alguna de dicha colusión, pero favorece una investigación para llegar al fondo del asunto.

6. Trump ha expresado una opinión desconcertantemente benigna de Rusia y varios funcionarios nombrados en cargos oficiales son amigos de Moscú. Durante la campaña no expresó problemas de ningún tipo con la invasión de Ucrania por Rusia.

7. Un asociado de Trump, Roger Stone, parece haber tenido conocimiento previo de las filtraciones por Rusia, vía WikiLeaks, de mensajes de correo electrónico de la campaña de Hillary Clinton. Ya en agosto, dos meses antes de que los correos electrónicos del jefe de campaña de Clinton, John Podesta, fueran publicados, Stone twitteó : «Confíen en mí, pronto [será] el turno de Podesta». En octubre, seis días antes de la publicación de un grupo de mensajes de correo electrónico de la campaña de Clinton, Stone twitteó : «HillaryClinton está acabada. #Wikileaks «.

8. Sessions parece ser una cortina de humo, ya que él no fue un contacto secreto con el Kremlin. El punto más interesante es Manafort, en quien los investigadores se han centrado a causa de sus vínculos de larga data con Rusia.

9. Donald Trump Jr. ha sido citado diciendo en 2008: «Vemos una gran cantidad de dinero llegando de Rusia». Rusia puede haber ganado influencia sobre los Trump través del otorgamiento de créditos a su organización u otros tratos comerciales. La forma de aliviar estas sospechas sería examinar las declaraciones de impuestos de Trump: Cualquier investigación del gobierno que no obtenga las declaraciones de impuestos de Trump simplemente no es una investigación a fondo.

10. Incluso muchos republicanos reconocen, como el propio presidente George W. Bush afirmara, que «todos necesitamos respuestas.» Los Comités de Inteligencia de ambas cámaras en su mayoría operan a puertas cerradas, mientras que nosotros anhelamos transparencia. Lo que se necesita desesperadamente es una investigación independiente siguiendo el modelo de la Comisión 9/11, la comisión que investigó los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Cuando los amigos me presionan y preguntan sobre lo que creo que pasó, les cuento que mi mejor conjetura es que no hubo un claro quid pro quo entre Trump y Putin con el fin de cooperar en el robo de la elección, sino más bien algo más ambiguo y menos transaccional – en parte porque Putin buscaba golpear a Clinton y no se imaginaba que Trump en realidad podría ganar. Sin embargo, no me sorprendería que el equipo Trump haya participado en contactos secretos y mensajes subrepticios, y tuviese conocimiento previo de los esfuerzos de Rusia para atacar el proceso político estadounidense. Y eso sería un escándalo trascendental.

Una razón por la que sigo estando receloso es debido a las furiosas denuncias de Trump contra la prensa y Barack Obama, hasta el punto de que a veces parece trastornado. Los periodistas han aprendido que cuando un líder se vuelve loco y desata diatribas y amenazas hacia los investigadores, es cuando se están acercando a lo importante.

Traducción: Marcos Villasmil


NOTA ORIGINAL:

The New York Times

Connecting Trump’s Dots to Russia

Nicholas Kristof

I enjoyed the show “House of Cards” but always felt that it went a bit too far, that its plot wasn’t plausible. After seven weeks of President Trump, I owe “House of Cards” an apology. Nothing seems impossible any more.

That includes the most towering suspicion of all: that Trump’s team colluded in some way with Russia to interfere with the U.S. election. This is the central issue that we must remain focused on.

There are a lot of dots here, and the challenge is how to connect them. Be careful: Democrats should avoid descending into the kind of conspiratorial mind-set that led some Republicans to assume Hillary Clinton was a criminal about to be indicted or to conjure sex slaves belonging to her in a Washington pizza restaurant. Coincidences happen, and I think there has been too much focus on Attorney General Jeff Sessions, not enough on Paul Manafort, the former Trump campaign manager. Here are 10 crucial dots:

1. President Trump and his aides have repeatedly and falsely denied ties to Russia. USA Today counted at least 20 denials. In fact, we now know that there were contacts by at least a half-dozen people in the Trump circle with senior Russian officials.

2. There’s no obvious reason for all these contacts. When Vice President Mike Pence was asked on Jan. 15 if there had been contacts between the Trump campaign and Kremlin officials, he answered: Of course not. Why would there be?” We don’t know either, Mr. Vice President.

3. There were unexplained communications between a Trump Organization computer server and Russia’s Alfa Bank, which has ties to President Vladimir Putin. These included 2,700 “look-up” messages to initiate communications, and some investigators found all this deeply suspicious. Others thought there might be an innocent explanation, such as spam. We still don’t know.

4. Repeated” and “constantcontacts between Trump officials and Russian intelligence, as reported by The New York Times and CNN, are underscored by intercepts of communications involving Russian officials, and by the British and Dutch governments monitoring meetings in Europe between Russians and members of the Trump team.

5. A well-regarded Russia expert formerly with MI6, Christopher Steele, produced a now-famous dossier alleging that Russia made compromising videos of Trump in 2013, and that members of the Trump team colluded with the Kremlin to interfere with the U.S. election.

The dossier quoted a Russian as saying that a deal had been arranged “with the full knowledge and support of Trump” and that in exchange for Russian help, “the Trump team agreed to sideline Russian intervention in Ukraine as a campaign issue.” James Clapper, the American former national intelligence director, says he saw no evidence of such collusion but favors an investigation to get to the bottom of it.

6. Trump has expressed a bewilderingly benign view of Russia and appointed officials also friendly to Moscow. He did not make an issue of Russia’s invasion of Ukraine during the campaign.

7. A Trump associate, Roger Stone, appeared to have had advance knowledge of Russia’s disclosures through WikiLeaks of Hillary Clinton campaign emails. As early as August, two months before her campaign chairman John Podesta’s emails were released, Stone tweeted: Trust me, it will soon [be] Podesta’s time in the barrel.” In October, six days before a dump of Clinton campaign emails, Stone tweeted: “HillaryClinton is done. #Wikileaks.”

8. Sessions seems a red herring, in that he wasn’t a secret conduit to the Kremlin. The more interesting dot is Manafort, whom investigators have focused on because of his longstanding ties to Russia.

9. “We see a lot of money pouring in from Russia,” Donald Trump Jr. was quoted as saying in 2008. Russia may have gained leverage over Trump through loans to his organization or other business dealings. The way to ease these suspicions would be to examine Trump’s tax returns: Any government investigation that doesn’t obtain Trump’s tax returns simply isn’t a thorough investigation.

10. Even many Republicans acknowledge, as President George W. Bush put it,We all need answers.” The House and Senate Intelligence Committees mostly operate behind closed doors, while we yearn for transparency. What is desperately needed is an independent inquiry modeled on the 9/11 Commission.

When friends press me about what I think happened, I tell them that my best guess is that there wasn’t a clear-cut quid pro quo between Trump and Putin to cooperate in stealing the election, but rather something more ambiguous and less transactional — partly because Putin intended to wound Clinton and didn’t imagine that Trump could actually win. Yet I wouldn’t be surprised if the Trump team engaged in secret contacts and surreptitious messages, and had advance knowledge of Russia’s efforts to attack the American political process. And that would be a momentous scandal.

One reason I’m increasingly suspicious is Trump’s furious denunciations of the press and of Barack Obama, to the point that he sometimes seems unhinged. Journalists have learned that when a leader goes berserk and unleashes tirades and threats at investigators, that’s when you’re getting close.

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