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El suicidio del socialismo español

Inverosímil será. Pero puede ocurrir. Los 53.117 avales que han dado a Pedro Sánchez sus compañeros de militancia son la mejor explicación del nigérrimo futuro que aguarda al Partido Socialista Obrero Español. Ya hemos dicho tantas veces que las primarias garantizan una elección equivocada que es inútil repetirlo.

Lo peor para el PSOE y para la democracia española es que un partido en el que un porcentaje tan alto de sus afiliados sigue creyendo que la mejor opción de futuro es estar encabezados por el candidato que por dos veces llevó al PSOE a los peores resultados de su historia no puede ser una verdadera opción de Gobierno. Puede que todavía el aparato del PSOE consiga dar a Susana Díaz más votos que a Pedro Sánchez. Pero la foto en la línea de la meta de la recolección de avales es extremadamente reveladora. Igual que los socialistas franceses escogieron en sus primarias a un candidato que todos sabían que era el más extremista y menos aceptable por la mayoría del electorado, más de 53.000 afiliados del PSOE creen que deben ser liderados una vez más por Sánchez a ver si a la tercera consigue enterrar para siempre el partido de Iglesias Posse y garantiza el futuro del de Iglesias Turrión.

No está de menos mirarse en el espejo del Partido Socialista Francés, que desde tiempos de Mitterrand ha sido fuente de inspiración para los socialistas españoles. Miren el resultado de tirar por la ventana la candidatura de Manuel Valls y ofrecer al electorado a Benoît Hamon: 6,36 por ciento de los votos, quinta fuerza política de Francia, sólo 1,66 por ciento por delante de Francia en pie del parvenu Nicolas Dupont-Aignan. Así de bajo han llevado las primaria al socialismo francés y eso mismo pueden hacer con el socialismo español.

Esto ya no tiene arreglo. Los militantes del Partido Socialista han tenido muchos meses para valorar si la decisión del Comité Federal del pasado 2 de octubre fue la correcta o no. Si a España le hubiera ido mejor con las instituciones políticas bloqueadas o con un Gobierno en el que el PSOE estuviese en manos de Podemos. Está claro que más de 53.000 militantes de ese partido prefieren la opción podemita. Y aunque finalmente se impusiera Susana Díaz el próximo 21 de mayo, un partido político en el que un porcentaje tan alto de sus afiliados opta por elegir como líder máximo a quien por dos veces ha sido rechazado sin contemplaciones por el electorado español es un partido que no tiene visión de España ni visión de lo que debe de ser la alternativa viable de la izquierda en nuestro país.

Dicho lo cual, parte del problema también está en las alternativas disponibles. De una parte Patxi López, del que si se confirma su cifra de 10.866 avales tiene en la mano la fuerza necesaria para inclinar la balanza hacia uno u otro de los candidatos. Pero este López no es exactamente Metternich, como ya demostró en su efímera Presidencia del Congreso de los Diputados. Presidió el Gobierno vasco gracias al respaldo que le dio el Partido Popular y desde Ajuria Enea hizo todo lo posible por laminar al PP vasco. Así le ha ido después al PSOE por esas tierras. Y la tercera opción, Susana Díaz, representa la región de mayor paro y corrupción (los silenciados ERE) de la democracia española. Con el agravante de que es la única autonomía en la que nunca ha habido un Gobierno alternativo en el que no estuviera el PSOE presidiéndolo.

El 21 de mayo el PSOE va a hacer un daño inconmensurable a la democracia española.

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