Los aguacates y las inversiones sociales
Siempre he admirado a los inversionistas por su visión de futuro. Saben elegir en la distancia lo que es útil y provechoso, lo que producirá ganancias materiales y espirituales. Sin esta relevante categoría de trabajo el mundo no fuera hoy lo que es, sin ellos tal vez existieran millones de personas aún en taparrabo, no se hubieran logrado los enormes saltos tecnológicos ni tampoco la seguridad a la vida y su continuidad.
También los visionarios de que el futuro es mejor han multiplicado varias veces la calidad de la especie humana en la tierra, y nos ha permitido soñar con realidades que años atrás eran impensables.
Los inversionistas son seres pacientes e inteligentes con gran valor y serenidad que miden con cautela cada paso que dan, analizando meticulosamente los pro y los contras de cada una de sus acciones. A mi modo de ver, los inversores más lúcidos son los campesinos, ellos siembran una planta de aguacate sabiendo que tiene que pasar mucho tiempo antes de recolectar su fruto. Gracias a eso es que hoy todos podemos comer aguacate, carne, frutas, etc.…
Existe un tipo especial de inversionistas de muy alto riesgo, que necesita además del poder poseer un sereno valor, el inversionista social. En este peligroso campo es menos previsible la ganancia y los plazos de amortización, pero cuando se hace bien, sus logros son altamente valorados por quienes lo reciben y por los que a distancia lo ven y lo sienten.
El Presidente de los Estados Unidos de América, el señor Barack Obama ha invertido ahora su reconocido prestigio al aprobar e instrumentar cambios sustanciales en la política de su país con relación al régimen autoritario que gobierna en Cuba. Un país que no pertenece a ellos, sino al pueblo cubano.
Inversores anteriores y sus seguidores están molestos porque se cambian las reglas del juego, que no han dado fruto alguno por más de cincuenta años. Persistir en el error daña a los EEUU y a la población cubana.
Se han implementado unas nuevas relaciones con el régimen de la Habana que se aprecia que están muy bien concebidas. Ahora como el campesino, debemos ser pacientes y esperar el desarrollo de los acontecimientos y sus resultados. Tal vez al inicio, como cualquier inversión, no produzcan las ganancias calculadas que aspiramos, pero en la medida que abonemos la tierra fértil y quitemos los obstáculos, más temprano que tarde obtendremos los frutos que tanto tiempo con lucha hemos venido exigiendo.
Todo ser humano tiene derecho a replicar. Los que ahora lo hacen con respecto a esta nueva iniciativa para lograr que en Cuba exista libertad y respeto a los derechos humanos, cometen el gran error de no haber escuchado a los cubanos que viven allí sin esperanzas, necesitados de cambios reales para enderezar sus vidas, reunificar sus familias y lograr rescatar todo lo que nos han robado por más de medio siglo.
Héctor Palacios Ruiz
Sociólogo
Prisionero de Conciencia
Grupo de los 75