Cuba – disidencia: ‘Empezar a gritar y llevar el mensaje al pueblo nos quita el miedo’
Las opositoras de la protesta callejera en La Habana captada por dos periodistas europeas se muestran dispuestas a seguir saliendo a las calles.
Las imágenes de la protesta de dos mujeres en La Habana pidiendo el fin de la dictadura y la miseria en Cuba, grabadas casualmente por dos periodistas europeas que luego fueron detenidas, han circulado ampliamente en los últimos días por las redes sociales. A pesar de ello, pocos detalles se han dado a conocer sobre las dos protagonistas del vídeo.
Se trata de Sonia de la Caridad González Mejías y Melkis Faurecha Barría. Ambas militan en la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), aunque se conocieron en las actividades de las Damas de Blanco.
Hace un año que realizan juntas este mismo tipo de protestas callejeras y afirman que ahora están dispuestas a seguir haciéndolas, siempre con la esperanza de que el pueblo pierda el miedo y se les una.
González Mejías, de 47 años y con tres hijos, es la responsable de la cédula ‘José Martí’ de UNPACU en Lawton, de la que también forma parte Faurecha, madre soltera con cinco niños a su cargo.
«Es deplorable cómo vive el cubano — explica González Mejías en conversación telefónica con DIARIO DE CUBA—, nosotras marchamos porque amamos nuestro país, pedimos leche para los niños, que pasan mucha hambre y nos duele en el corazón y nos entristece mucho».
La opositora sabe que la protesta de marzo ha tenido más repercusión que las anteriores porque fue captada por las dos periodistas europeas, a las que agradece la difusión de las imágenes con lo sucedido.
Este tipo de manifestación acaba siempre con detenciones de horas o días y escasa repercusión mediática. Además, todavía resulta difícil contar con el apoyo del resto de ciudadanos que contemplan la escena: «El pueblo tiene miedo todavía, le queda el temor que le ha infundido la dictadura, pero nos apoya, camina a nuestra lado, van perdiéndolo».
«Cada vez nos detienen entre cinco o siete horas, en esta ocasión a los dos días nos cogieron y estuvimos detenidas en el Vivac, allí hicimos una huelga de hambre de seis días exigiendo nuestra libertad», explica la opositora. En estas detenciones es habitual que les amenacen con la cárcel.
Superar el miedo
La activista comenta que antes de iniciar una protesta de este tipo, en la calle, siempre sienten temor, pero que se les olvida con los primeros gritos. «Nosotras empezamos con miedo. Melkis se pone fría y yo siento como un salto en el estómago», relata.
Pero estas sensaciones pasan rápido: «Se nos quita cuando empezamos a gritar; con las mismas palabras cogemos como una fuerza interna, la que nos da llevarle el mensaje al pueblo, para que se nos una y pierda el miedo. Eso nos hace fuertes. Si nos apoyan nos da valor».
Familiares y otros activistas las acompañan siempre para grabarlas y poder difundir después las imágenes al exterior. El objetivo es registrar cualquier agresión que puedan recibir y proteger así su libertad de expresión.
En ocasiones los agentes de la Seguridad del Estado les requisan los celulares y les borran las imágenes. A veces algunas imágenes han podido recuperarse de los celulares de los ciudadanos que no son opositores, pero que graban las protestas con sus aparatos.
González Mejías insiste en que tanto ella como su compañera de protestas continuarán haciéndolas mientras la Isla no sea un país democrático. «Vamos a seguir haciéndolo las veces que sea necesario, pacíficamente, a ver si la dictadura de los Castro se acaba y el pueblo se nos une para lograr la libertad».
Nada parece detener a esta activista, madre de tres hijos, abuela de otros dos niños, enferma de cáncer que acumula tres huelgas de hambre y lesiones en las articulaciones producidas, según denuncia, por las golpizas recibidas durante alguna de sus múltiples detenciones.
Las periodistas Jessica Stolzmann, Jaana Kanninen y el camarografo Oscar Romero que trabajaron de conjunto para la Radio Televisión Nacional de Finlandia (YLE) fueron detenidas en Cuba mientras realizaban un reportaje y tropezaron con una protesta pública el pasado 3 de marzo.