Maduro y la justicia poética
Viajemos un poco en el tiempo a aquel jueves 16 de febrero de 1989 en el Salón Ayacucho, a las 6:15 de la tarde, cuando un parco presidente Carlos Andrés Pérez definía los lineamientos del paquete económico: «el establecimiento de un nuevo esquema cambiario», «que consistiría en un sistema de cambio único», «indispensable para corregir las distorsiones, la corrupción y el despilfarro». «La racionalización de la política arancelaria deslizando hacia el tipo de cambio más alto y la eliminación de las exoneraciones a las importaciones», junto con un ambicioso programa de producción nacional y de sustitución de importaciones «a través de los incentivos a la producción nacional». Viendo que el gobierno de Maduro ya está ejecutando esta parte del paquete de CAP, pues lo único que me pasa por la mente es la justicia poética.
CAP esbozo la segunda parte de las medidas que consistían en una propuesta de «reducción de gasto público» con la «eliminación de los gastos superfluos y el derroche», junto con «la congelación de los cargos y la racionalización del gasto público», pues tomando en cuenta la carta de Giordani donde expuso la necesidad de «una reducción del gasto público real… y la corrección de derroches y corrupciones», pues la segunda parte del «paquetazo» ya anda también concretándose.
CAP nos explicó «el ajuste gradual de los servicios públicos», porque no se debía «subsidiar el derroche de energía», pues tomando en cuenta que «el ministro Chacón informó que a finales del primer semestre (2014) estará listo el esquema referido al incremento de las tarifas del servicio eléctrico» porque «no se puede seguir subsidiando a quienes tienen alto consumo de energía», pues la tercera parte del paquetazo de Pérez está en plena ejecución.
La cuarta parte del «paquetazo» fue lo que más les costó entender a los revolucionarios, «el aumento de la gasolina», porque «ésta era la más barata del mundo y las pérdidas para la nación son inconmensurables», no sin antes explicar, que este plan de tres años llevaría a un ajuste lógico, pero que haría «que la gasolina más barata del mundo siguiera siendo la gasolina más barata del mundo», en el entendido que igual quedaría extremadamente barata. Pues al escuchar a Rafael Ramírez explicando que «tenemos que equilibrar porque no tiene sentido tener la gasolina más barata del mundo, no tiene sentido despilfarrar nuestros recursos», pues es poético que los revolucionarios que derrocaron a CAP, apliquen el paquetazo de CAP.
Y todo esto, gracias al inmenso despilfarro de dólares de Giordani, el gran zar del «ultra capitalismo», el monje del mercado negro. Porque nadie, en la historia de Venezuela, había hecho tanto, pero tanto por los ricos, los banqueros, los importadores y las transnacionales a los que les subvencionó (por no decir regaló) 755 mil millones de dólares. En palabras sencillas Giordani les vendió a los ricos cada dólar a un tercio de lo que costaba una arepa popular, les subvenciono tres cuartos de un millón de millones de dólares y obtuvo unos escasos bolívares para repartírselo al inmenso «apparat» creado para obtener los votos necesarios, porque ninguno de las 1.876.543 familias pobres que encontró cuando llegó, abandonó su vida de penurias.
Giordani, como bien dice Bernal, hizo que «las empresas expropiadas» fueran llevadas «al fracaso» mientras quintuplicó las ganancias de los banqueros, les pago 128 billones de dólares en intereses a los fondos buitres internacionales. Como él mismo explica bien, a su llegada los venezolanos solo necesitaban 12.851 millones de dólares en importaciones y su política que (cito) «favoreció las importaciones y redujo las exportaciones» convirtió a Venezuela en una nación que necesita hoy 65 mil millones de productos importados (BCV).
Por eso cuando llegó Giordani la revista Forbes daba cuenta de que los más ricos de Venezuela tenían 4,2 billones de dólares como patrimonio (Forbes 2000) y al momento de su salida aumentaron a 9,2 billones sus fortunas personales (Forbes 2013). Cuando llegó al poder las fortunas mayores a 30 millones de dólares (registradas) no alcanzaban los 8 billones de dólares y a su salida 342 nuevos «ultra ricos» tenían en sus cuentas 55 billones de dólares (X-Wealth/UBS). Su gestión deja el triple de millonarios que los últimos 40 años, con una fortuna nueva de 80 millardos, y el gobierno reconoce que hoy (no más de 10 mil venezolanos) tienen 250 mil millones de dólares en sus cuentas bancarias en Estados Unidos, porque eso es lo que significan en realidad las palabras «Fuga de Capitales». Giordani deja más yates, jets de lujo y mansiones que los de los últimos 100 años, y al menos cuadruplicó a los archi ricos de la 4ta República.
Lo despidieron, porque les dejó como legado a los revolucionarios su destino hipotecado a la ejecución de un paquetazo mucho más brutal que el de Carlos Andrés Pérez II. Como dirían los matemáticos «deriva el que sabe, integra el que puede», pues Giordani ni derivó, ni mucho menos integró. Llevó a Venezuela a la «deriva» a tal punto que encalló en el pasado, justo el día 16 de febrero de 1989, a las 6:15 pm.