Ex embajador sobre invitación a Maduro y Castro al cambio de mando: “Perú nos da una clase de diplomacia y principios”
Fabio Vio pide a la Cancillería replicar la decisión de Lima de retirar la invitación al líder del régimen venezolano. Sobre los desafíos del nuevo canciller Roberto Ampuero, plantea que su «gran tarea» será retornar a la política exterior de la Concertación y de Piñera, que se basó en «principios republicanos, democráticos y alejados de los populismos».
Faltan dos semanas para que se lleve a cabo la transmisión de mando de la Presidenta Michelle Bachelet al Presidente electo, Sebastián Piñera, y la polémica ha estado centrada en la invitación que le cursó el actual gobierno a los líderes de los regímenes de Cuba y Venezuela, Raúl Castro y Nicolás Maduro.
El conflicto llegó a nuestro país luego de que el gobierno peruano le retirará la invitación a Maduro a la Cumbre de Las Américas, que se realizará en Lima en abril. La medida tuvo el respaldo de los 12 países del Grupo de Lima y de Estados Unidos, y solo estuvieron en contra los históricos aliados al régimen venezolano, Cuba, Bolivia, Ecuador y Nicaragua.
La coalición Chile Vamos le pidió al gobierno replicar la misma conducta de Perú y retirarle la invitación al cambio de mando, “si queremos ser consecuentes como Estado”, pero el canciller Heraldo Muñoz mantuvo la invitación alegando razones protocolares.
Muñoz, además, estuvo envuelto en una polémica con el alcalde comunista de Recoleta, Daniel Jadue, quien lo acusó de “agente norteamericano” por su “patético y lamentable rol” en la profunda crisis venezolana, lo que desató una crisis entre el PC y el PPD.
Además, en una carta a El Mercurio, el ex embajador chileno en Perú y Venezuela, Fabio Vio, fue un paso más allá y pidió que también se retirara la invitación a Raúl Castro. “Curiosamente, no se tocó el tema de Cuba, que también está invitada a la Cumbre de las Américas y que nadie duda de que es una veterana y atroz dictadura”, señaló.
En conversación con “El Líbero”, este ex diplomático ahonda su mirada sobre la polémica, critica en duros términos al gobierno de Bachelet y avizora los desafíos que tendrá el nuevo canciller Roberto Ampuero.
– ¿Cuál es su opinión sobre la invitación a Maduro y Castro?
– Evidentemente estoy en absoluto desacuerdo con la invitación que se ha extendido a los dictadores Raúl Castro y Nicolás Maduro. Creo que la transmisión del mando es el acto republicano y democrático más importante del país, y es justamente en esta clase de situaciones cuando se pueden realizar gestos que den a conocer al mundo cuál es la posición de un país frente a las dictaduras. Además, es una pésima señal para los demócratas cubanos y venezolanos, para los presos políticos que hay en ambos países, que se cursen invitación a estos dos dictadores.
– La Cancillería ha aludido a “razones de protocolo” para invitar a Maduro y Castro. ¿Qué opina de ello?
– Es una afirmación absolutamente errónea y ha sido utilizada para justificar un acto político inaceptable. El ex director de Protocolo del Presidente Aylwin, embajador Carlos Klammer, fue muy claro en señalar que no existe ninguna norma ni costumbre en este sentido. El reciente e impresentable viaje presidencial a Cuba se trató de justificar por razones comerciales. Por favor, en ambos casos habría sido más aceptable decir que eran decisiones políticas y gestos hacia gobiernos amigos que consideran democráticos.
– ¿Por qué la cancillería no hace lo mismo que Perú y retira la invitación?
– A veces nos olvidamos de un asunto esencial y que tiene que ver con la última elección presidencial. Aquí se juegan dos modelos absolutamente diferentes de país, de cómo se enfrenta la democracia. Para el gobierno actual de Bachelet, Venezuela no es una dictadura, nunca el gobierno actual ha declarado que Venezuela sea una dictadura y tiene evidentemente simpatía por el régimen cubano, y eso se ha comprobado en varias situaciones puntuales, como el viaje de Bachelet a La Habana. Es absolutamente normal que un gobierno de las características del actual invite a los jefes de Estado de Cuba y Venezuela, porque considera que sus regímenes no son dictaduras. Es decir, dentro de la coalición de gobierno actual hay gente que considera que el régimen cubano es mucho más democrático que la democracia formal que ellos dicen que tenemos acá. Por tanto, no nos debería sorprender que este gobierno haya invitado a Castro y a Maduro. Esta es una discusión que está de más. Tenemos mala memoria y no recordamos que el candidato del gobierno, Alejandro Guillier, consultado si consideraba que Venezuela era una dictadura, dijo que no, a diferencia de lo que hizo el candidato Piñera.
– ¿Qué le parece la discusión pública entre el alcalde Jadue y el canciller?
– Ambos son de la misma coalición y refleja el estado de deterioro de la Nueva Mayoría. Ambos han hecho públicas sus opiniones en términos que evidentemente no son habituales. Para ser realista, es una pelea entre miembros de una misma familia en la cual no hay que meterse. El hecho de fondo es que Maduro sigue invitado y que nunca ha sido calificado como dictador por este gobierno, mientras Perú nos da una clase de diplomacia y principios.
– ¿Cuál es su opinión sobre el nuevo canciller, Roberto Ampuero?
– Es un intelectual y hay antecedentes en el ministerio de intelectuales que han trabajado en la diplomacia y lo han hecho bien. Fue embajador dos años, conoce el ministerio y lo más importante es que tiene una posición clarísima respecto de lo que debe ser la democracia en las relaciones internacionales. Trabajé con Piñera cuando era embajador en Perú y para elegir su gente es muy riguroso y eso da mucha tranquilidad. Creo que Ampuero debe trabajar con la gente de carrera, que lo asesore, que no tenga agendas propias y también con gente profesional de afuera. Puede restablecer lo que este gobierno produjo, que fue una inflexión en la política exterior. Esto no pasó en la época de la Concertación y tampoco con el Presidente Piñera y sin embargo con el gobierno de la Presidenta Bachelet se produjo una inflexión que se dio fundamentalmente en el tema de Venezuela, y eso debido a que el Partido Comunista es parte del gobierno, y las posiciones que eran clarísimas antes de Chile se transformaron en posiciones poco claras, débiles, frágiles en temas de las dictaduras.
– ¿Cuáles son sus desafíos?
– Creo que la gran tarea del nuevo gobierno y del ministro es retornar la política exterior a lo que era antes del gobierno de la Nueva Mayoría, con la presencia del PC en el gobierno evidentemente se produjo una inflexión importante en materia de derechos humanos y en acción internacional en América Latina y especialmente en temas tan complejos como Venezuela. Hay que recordar también algunas situaciones que no fueron gratas, como el llamado a Scioli, el candidato peronista ante de las elecciones, ciertas situaciones con Dilma Rousseff, que indicaban que toda esa política exterior que era pragmática pero principista, basada en principios republicanos, democráticos y alejados de los populismos, se vio afectada por una posición condicionada fundamentalmente por la presencia del PC.