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Sadio Garavini di Turno: La unidad posible

 

La farsa electoral del 20 de mayo, convocada atropelladamente fuera de los tiempos constitucionales, por una Asamblea “Constituyente” ilegítima, electa a la manera soviético-fascista, con la mayoría de los partidos de oposición ilegalizados y con casi todos los dirigentes políticos relevantes, presos, exiliados, asilados o inhabilitados, ha producido unos resultados fraudulentos, “cocinados” por un “árbitro” electoral, títere del régimen. Pero esos mismos resultados no pudieron esconder completamente la estrepitosa abstención que se transformó en una verdadera e inocultable protesta contra un régimen caracterizado por la incapacidad, la corrupción y las “ideas muertas” de un modelo fracasado, que ha provocado en Venezuela un trágico desastre socioeconómico.

La comunidad internacional democrática no reconoció ni los comicios, ni sus resultados y ha anunciado un aumento de las sanciones diplomáticas, políticas y económico-financieras, que afectan no sólo a personajes del régimen y sus familias sino también a la operatividad financiera del gobierno. Ahora bien, las sanciones y en general las presiones internacionales son absolutamente necesarias, pero no suficientes, para enfrentar un régimen con clara vocación totalitaria, cuya base de apoyo se sustenta, casi exclusivamente, en el control que todavía mantiene sobre las fuerzas armadas legales e ilegales. La lección que nos dan casos relativamente parecidos, “mutatis mutandis”, es que las presiones internacionales deben ser acompañadas por acciones y presiones internas diversas, simultáneas y no excluyentes. Los casos de la lucha contra el régimen racista de África del Sur y la Nicaragua de los años 80-90 del siglo pasado, deben ser analizados.

Para la comunidad internacional democrática, cuyo apoyo es indispensable para la oposición, es fundamental tener un interlocutor válido en la oposición, por lo cual es necesario hacer un intenso esfuerzo para recuperar la más amplia unidad posible en el universo opositor. Creo que, después del 20 de mayo, surge una nueva oportunidad para reestructurar esa unidad.

La comunidad internacional democrática, como es obvio, en todos sus comunicados públicos, afirma que la salida preferida a la crisis debería ser pacífica, democrática, constitucional y electoral. Sin embargo, esa salida sólo sería posible si el régimen estuviese dispuesto a dar todas, repito todas, las garantías necesarias para unas elecciones libres y transparentes. Y el régimen ha sido sumamente claro, en las negociaciones y sobre todo en su conducta, que no está absolutamente dispuesto a darlas. Por tanto, la oposición puede y debe, de acuerdo con la comunidad internacional democrática, afirmar que obviamente preferiría una salida pacífica y electoral, pero que el régimen la impide y por tanto seguir apoyando las diversas formas de protesta social y política, pedir la “dimisión” de Maduro y también solicitar la “intervención humanitaria”. El mismo Falcón, único candidato serio que se presentó en los comicios, desconoció, por fraudulentos, sus resultados. Por consiguiente, también los que apoyaron, en buena fe, su candidatura podrían reintegrarse al consenso unitario. La Unidad es necesaria, entre otras cosas, para tener credibilidad frente a la comunidad internacional. Los diversos sectores que la integran deberían entender que no pueden estar de acuerdo en todo, particularmente no es el momento para involucrarse en debates públicos inoportunos sobre la política económica de un futuro gobierno. Hay que dejar de insultar y atacar a los “lados”. El único enemigo es el régimen y el único objetivo unitario actual y urgente es el cambio de gobierno.

@sadiocaracas

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