Entonces y ahora, el drama venezolano
Al momento que escribo este articulo son 12 meses desde que publiqué un trabajo denominado “Emergencia Humanitaria”. Consideraba que había llegado el momento del encuentro para favorecer los aportes de la comunidad internacional, ante esta catástrofe singular, armonizándolos con parámetros de respeto de los derechos humanos y los principios de neutralidad, humanidad e imparcialidad en las actividades de asistencia humanitaria. Algunas personas me tildaron de alarmista y exagerado. Lo que ha pasado desde ese momento es inenarrable.
EL PORQUÉ DE LA INTERVENCIÓN INTERNACIONAL
Afirmo sin algún tipo de duda, como en aquel entonces, que procede la intervención internacional por la trágica situación de emergencia humanitaria y la paulatina disolución del Estado en su mutación constante hacia el Estado Forajido en el que hoy se ha convertido. Sin embargo, en ese tiempo, no vinculaba la acción a la fuerza militar; al contrario, afirmaba que ésta debía apoyarse en los tratados y la organización internacional.
Eso que se ha calificado como “Gobierno Transitorio” puede traducirse en la selección de un grupo de venezolanos que aquí y en el extranjero se active para que en una forma coordinada comience la ayuda humanitaria que resguarde la integridad física y moral de millones de seres humanos, impactados por las pavorosas manifestaciones del mal que representa el régimen que ha destruido a Venezuela. Entonces la justificación está en la promoción de derechos humanos, la solución de una crisis humanitaria y la abierta violación de la ley internacional.
FOCUS, EL PASO INMEDIATO
¿Puede resolverse con la ayuda humanitaria la falta de acceso de la población a la alimentación necesaria para llevar una vida activa y saludable o la inexistencia de medicamentos básicos y el colapso de los servicios de salud y asistenciales? Evidentemente, la respuesta es no; la única posibilidad de los venezolanos es la inmediata sustitución del régimen y esta estructura de poder no se reduce a Maduro.
La crisis representada por millones de personas que viven en emergencia cotidiana, proliferación de enfermedades endémicas y epidémicas, altísimos niveles de mortalidad y el masivo desplazamiento de los habitantes del país hacia el extranjero, provocando un reflejo de esa crisis en países de la región, no se solventa de un dia para otro. Pero cada día que pasa la tragedia es peor. Solo para ejemplificar, el conflicto venezolano ya se convirtió en el problema interamericano que anunciábamos hace meses.
El sentido del canal humanitario sigue siendo paliar, en forma inmediata, la situación de hambruna en la frontera, asistir a personas amenazadas por epidemias o enfermedades olvidadas, proveer atención médica en áreas desprovistas de servicios y superar la inexistencia de medicamentos, bajo los parámetros de la Resolución 46/182 de las Naciones Unidas para el Fortalecimiento de la Coordinación de la Asistencia Humanitaria de Emergencia del Sistema de las Naciones Unidas, aprobada en la 78ª sesión plenaria del 19 de diciembre de 1991. Hay que apoyar a los países latinoamericanos a afrontar una situación que, sin el menor rubor, niega la cohorte de asesinos que saquea a Venezuela.
ACCIONES CONCRETAS
La ejecución del proceso dirigido a la efectividad del canal humanitario, impulsado mediante la designación por parte de la Asamblea Nacional del equipo representativo del pueblo venezolano en tales gestiones, debe comenzar con:
- La activación del Programa Mundial de Alimentos (PMA) diseñado, entre otros objetivos, para trasladar alimentos en situaciones de emergencia. No solo en Venezuela sino en poblaciones vecinas.
- La ejecución de los programas de asistencia de la Organización Mundial de la Salud ante la proliferación de enfermedades endémicas y para precaver brotes epidémicos.
- La inmediata provisión de medicamentos y, en especial, aquellos de altos costos, además de los imprescindibles para el tratamiento de enfermedades terminales, salud mental, acceso a la atención para las personas que viven con el VIH, resguardo de la salud de los pueblos indígenas, prevención y rehabilitación de discapacidades, tratamientos oncológicos, entre otros casos de especial relevancia.
- El apoyo prioritario a las poblaciones desplazadas en la frontera, en cuanto a la atención médica, alimentación y saneamiento para reducir la mortalidad, la morbilidad y el sufrimiento humano que provoca tal situación.
- La intervención de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) con el fin de dirigir la labor de los agentes humanitarios regionales y ONG´s en la solución de la situación de emergencia humanitaria y, en especial, la movilización y control de la asistencia que debe ser conferida. Hay que evitar, a toda costa, la intervención de la Guardia Nacional.
- La coordinación entre la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), las secretarías y oficinas de las Naciones Unidas con competencia en derechos humanos y refugiados, las organizaciones regionales para la reducción de desastres, sus socios humanitarios internacionales y los socios humanitarios en el ámbito nacional, para garantizar que el canal humanitario no sea obstaculizado o que se desvíen los recursos con fines distintos a la superación de la emergencia humanitaria.
- La activación del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, ante la emergencia humanitaria; y la necesidad de protección de los derechos humanos en la situación de conflicto, violencia e inseguridad que sufre Venezuela. En el mismo sentido, la alerta de la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos dirigida a la supervisión de las situaciones de derechos humanos sobre el terreno.
ACTUAR AHORA PARA CUANDO LLEGUE LA HORA
No quiero pensar en el costo humano por cada día de retraso en la toma de decisiones elementales. Estoy convencido del reconocimiento y apoyo inmediato que recibiría el equipo designado por la única institución legítima que existe en Venezuela. La comunidad internacional debe actuar pero debemos crear las condiciones para que se produzca la activación de los mecanismos. Todo aquel que pierda el foco y desvíe a los factores democráticos hacia terrenos marcados por la irresponsabilidad es corresponsable del dolor de millones de personas.
Para finalizar voy a cometer el abuso de recordar que la Corte Internacional de Justicia ha tratado de cerrar la brecha que abre el artículo 2(4)de la Carta de la ONU con una interpretación restrictiva de las intervenciones que se producen mediante el uso de la fuerza militar. La intervención humanitaria no está prevista como excepción agregada a las hipótesis de que una crisis ponga en riesgo la paz y seguridad internacional. Pero de la misma forma, no se puede negar la realidad de los Estados que han actuado por cuenta propia, interviniendo con el mismo propósito, acción que termina siendo asumida por la comunidad internacional en forma posterior. Y esos Estados primero velan por sus propios intereses cuando intervienen.
Venezuela está a punto de sufrir la mayor humillación en su historia republicana. Una afrenta que dejará cicatrices en las generaciones futuras.
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