Democracia y PolíticaPolíticaRelaciones internacionales

Todos los hombres del canciller: la nueva política exterior brasileña

Ernesto Henrique Fraga Araújo

Existe una variada gama de temas muy relevantes que Araújo y el equipo de los cinco instalarán: postura ante el Tratado de París, ante la ONU y varios de sus agencias especializadas, especialmente aquellas vinculadas a los DDHH, moderación del deseo histórico de un sillón permanente en el CSONU, reformulación del Mercosur, de las relaciones con Venezuela y con Irán, el intríngulis China/Taiwán y revisión de relaciones con el gobierno de Evo Morales y el MAS en Bolivia, los cuales han profitado de su cercanía con Lula y el Foro de Sao Paulo (a cuya cumbre albergó en agosto de 2014).

No podía ser de otra manera. Ernesto Henrique Fraga Araújo, el nuevo ministro de Relaciones Exteriores, fue blanco de una lluvia de críticas desde el momento mismo en que fue designado. Críticas que van tanto desde el interior del derrotado Partido de los Trabajadores (PT) como de aquellos diplomáticos bolsonaristas de última hora y que se sienten desplazados, incluyendo otras lanzadas por el establishment mediático brasileño y pasando desde luego por las provenientes de ambientes ubicados en el extranjero, no conciliados aún con la idea de los grandes cambios que se avecinan en el gigante sudamericano tras la victoria de Jair Bolsonaro.

Muchos de las críticas al designado canciller ponen su atención (al igual que lo hacían con Bolsonaro candidato) en las frases grandilocuentes y políticamente incorrectas que alguna vez Araújo escribió o pronunció. Foco predilecto de estas críticas es un opúsculo de 36 páginas que lleva por título “Trump y el Occidente”, escrito por Araújo, cuando el candidato era un marginal aspirante apenas considerado por las encuestas. Independientemente de su contenido, lo relevante es que fue precisamente ese texto lo que le abrió las puertas de Bolsonaro al designado canciller, toda vez que interpreta absolutamente lo que el presidente electo piensa en materia de posicionamiento externo de Brasil. Bolsonaro lo valoró, además, por haberlo escrito en un momento en que su campaña era realmente cuesta arriba.

Sin embargo, Presidente y canciller tienen asumido que las críticas arreciarán en las próximas semanas. Saben que la política exterior se transformará inevitablemente en un vasto campo de batalla. Por de pronto ayer, Leonardo Boff, el teólogo de la liberación, ya atacó a Araújo vía Twitter.

El nuevo canciller estima que un sector más rápido a ordenar es el de aquellos diplomáticos subidos al carro de la victoria a medida que aumentaba el olor a triunfo en las esferas bolsonaristas. Aquí surge el nombre de Marcos Galves, de la alta jerarquía administrativa ministerial, que había logrado establecer buenos nexos con el general Hamilton Mourão, el candidato a vicepresidente, y que por esa vía procuró instalarse como el único interlocutor con el entorno de Bolsonaro, haciendo trascender a algunos medios que él era el hombre para encabezar el ministerio. Araújo les pone fichas a las próximas destinaciones, las cuales irán descomprimiendo el ambiente y, por la naturaleza del oficio, prevalecerán los contentos con los reacomodos. Por de pronto, ha trascendido que Galves será destinado a la representación en Bruselas ante la Unión Europea.

Por otro lado, el nuevo canciller estima que un sector más rápido a ordenar es el de aquellos diplomáticos subidos al carro de la victoria a medida que aumentaba el olor a triunfo en las esferas bolsonaristas. Aquí surge el nombre de Marcos Galves, de la alta jerarquía administrativa ministerial, que había logrado establecer buenos nexos con el general Hamilton Mourão, el candidato a vicepresidente, y que por esa vía procuró instalarse como el único interlocutor con el entorno de Bolsonaro, haciendo trascender a algunos medios que él era el hombre para encabezar el ministerio. Araújo les pone fichas a las próximas destinaciones, las cuales irán descomprimiendo el ambiente y, por la naturaleza del oficio, prevalecerán los contentos con los reacomodos. Por de pronto, ha trascendido que Galves será destinado a la representación en Bruselas ante la Unión Europea.

Quienes van a determinar la orientación general de la nueva política exterior de Brasil, junto a Araújo, son en realidad cinco experimentados diplomáticos provenientes del corazón de Itamaraty. Todos ellos tienen en común su profundo desagrado con la diplomacia y toda la orientación política externa sostenida por Brasil durante los 13 años de dominio PT, donde la voz ministerial muchas veces quedaba supeditada al otrora poderoso asesor de Lula, Marco Aurelio García. Este equipo de los cinco está formado por Luiz Fernando Serra (hasta hace pocos meses embajador en Corea y muy cercano a los hijos de Bolsonaro), Roberto Abdenur (ex embajador en Washington, conocido por críticas al acercamiento con Venezuela e Irán), Rubens Barbosa (el cerebro del multilateralismo brasileño), Sergio Amaral (ex embajador en Washington, uno de los grandes representantes del sector tucano en Itamaraty y poseedor de vastas redes políticas y empresariales), así como Paulo Bretas (ex embajador en Canadá y cercano al designado canciller).

La mano de este elenco –especialmente la de Serra– ya se hizo sentir a propósito del fin del programa médico con Cuba, pues fue Serra quien insistió ante el electo presidente sobre las características inicuas de este programa, que lo hacían incompatible con la nueva gestión y que, además, resultaba óptimo para lanzar una señal internacional.

Otro punto relevante, donde se verá la mano del nuevo canciller, se llama Foro de Sao Paulo (FSP), lo cual también es visto como clave en el envío de señales del nuevo despliegue externo. Aquí confluye completamente todo el equipo de los cinco con el entorno de Bolsonaro, partiendo por él mismo y por sus hijos.

En efecto, hay plena coincidencia en que el FSP ha traído numerosos dolores de cabeza a la Cancillería brasileña, producto de que jamás se logró divisar las ventajas para el país de albergar a tal coalición, la cual disfrutaba de la imagen blanda que irradia Brasil para fines poco claros. Pese a haber sido fundado en 1990 por el PT como “señal hacia Latinoamérica”, fue percibido como una concesión sin fundamentos a Cuba y al chavismo. El FSP devino en una estridente constelación de 111 partidos y movimientos, principalmente latinoamericanos, de muy difusa procedencia ideológica, que va desde los vetustos partidos comunistas hasta las facciones más izquierdistas de partidos con prevalencia socialista democrática, pasando, por supuesto, por colectividades indigenistas, bolivarianas y otras. Parece claro que las facilidades gubernativas otorgadas durante los años del PT a este grupo terminarán apenas asuma el nuevo presidente.

En el otro extremo, los hijos de Bolsonaro han anunciado interés en articular una agrupación, llamada inicialmente Cúpula Conservadora de las Américas (CCA), que no logró suficiente convocatoria en julio pasado en Foz, producto de que por ese entonces el despegue de Jair Bolsonaro en las encuestas aún no convencía del todo en el resto del continente. Eduardo Bolsonaro ya señaló que ahora espera una convergencia de manera natural de aquellos partidos emergentes próximos a las ideas de Steve Bannon, con quien él ha tejido una estrecha relación. La idea es constituir una especie de contrapunto al FSP.

Luego existe una variada gama de temas muy relevantes que Araújo y el equipo de los cinco instalarán: postura ante el Tratado de París, ante la ONU y varios de sus agencias especializadas, especialmente aquellas vinculadas a los DDHH, moderación del deseo histórico de un sillón permanente en el CSONU, reformulación del Mercosur, de las relaciones con Venezuela y con Irán, el intríngulis China/Taiwán y revisión de relaciones con el gobierno de Evo Morales y el MAS en Bolivia, los cuales han profitado de su cercanía con Lula y el Foro de Sao Paulo (a cuya cumbre albergó en agosto de 2014). Los sobornos de Odebrecht y Camargo Correa en ese país, examinados por el propio Congreso boliviano, estarán en el centro de tal revisión.

Son desafíos inmensos, y nadie –partiendo por los propios detractores– podría negar que el ambiente en que operará el equipo de los 5 será sumamente crispado.

Botón volver arriba