Editorial: Definiciones sobre la televisión pública
Los antecedentes que rodean las dificultades financieras y de gobierno corporativo de TVN apuntan a la necesidad de repensar por completo la participación del Estado en la industria televisiva, hoy a través de un canal público, “sujeto a las mismas normas financieras y tributarias que rigen para las sociedades anónimas abiertas” y, supuestamente, con obligación de diferenciar su programación para alcanzar ciertos objetivos públicos.
TVN perdió US$ 41 millones en 2015, US$ 22 millones en 2016 y US$ 15 millones en 2017. Y estas extraordinarias pérdidas no son atribuibles al costo de generar contenidos que aporten en una dimensión diferente y deseable desde la perspectiva pública: derivan de la operación de una TVN que, básicamente, secomporta como un canal más de TV abierta, con noticieros, telenovelas, matinales, especiales nocturnos y programas de farándula, enteramente comparables a lo que presentan sus competidores privados que actúan con fines puramente comerciales.
Más allá de la crisis inmediata en TVN, parece necesario revisar nuestra forma de abordar el tema de la transmisión de contenidos educativos y culturales mediante señal televisiva. Entre muchas modalidades posibles, descansar en una empresa estatal para desarrollar este propósito tiene dificultades serias, que deben ser consideradas. Si las empresas estatales se ven en mayor desventaja frente a sus competidores privados en contextos más riesgosos, la industria televisiva parece ser un escenario particularmente duro para ellas, en la medida que se caracteriza por resultados muy volátiles. El problema es aún más complejo hoy, cuando esta industria enfrenta la migración de la publicidad hacia nuevas plataformas de comunicación que han irrumpido a partir de la revolución digital. En Chile, en 2007, la televisión abierta capturaba el 44% de la torta publicitaria; en 2017, este porcentaje se ha reducido al 35,4%.
En este contexto, son bienvenidas las indicaciones del Presidente Piñera quien, junto con indicar que estima necesario que exista una televisión pública, ha manifestado que se están evaluando alternativas. Una es mantener en un canal estatal la responsabilidad exclusiva de materializar el proyecto de televisión pública. Pero, también se consideraría algún mecanismo de licitaciones para asignar entre canales disponibles la tarea de producir y difundir determinados contenidos de interés público. Es de esperar que, en sus trabajos, la ministra vocera de gobierno y los diputados integrantes de la comisión investigadora de TVN, avancen también estudios en la línea indicada por el Presidente.