Juan Guaidó dice que «no va a existir» una guerra en Venezuela
Una marea humana se lanza a las calles en el Día de la Juventud para apoyar a Juan Guaidó y pedir un cambio en Venezuela
Juan Guaidó: «No es la primera vez que Venezuela se libra de un tirano (…) el usurpador tiene que irse, sí o sí»
Venezuela: la venganza de los estudiantes contra el chavismo
«¡La ayuda humanitaria va a entrar sí o sí en Venezuela!». Juan Guaidó ha aprovechado el aliento de sus cientos de miles de seguidores para retar de nuevo a Nicolás Maduro y poner fecha a la entrada de la ayuda humanitaria al país: 23 de febrero, justo un mes después de su juramentación como presidente encargado.
El tercer ‘round’ entre chavismo y oposición ha repetido en las calles de Caracas el mismo resultado que el 23 de enero y el 2 de febrero: K.O. técnico por impacto popular. La marea humana no cede en busca de la orilla que llaman libertad mientras el chavismo, a duras penas, saca a la calle a sus milicianos disciplinados y a los funcionarios públicos.
Las firmas del documento «Hands off Venezuela», que Maduro pretende entregar a Donald Trump y al pueblo de EEUU, se han convertido en el principal mecanismo para contrarrestar la mayoría opositora en las calles. En el caso de los soldados, ya menudean las denuncias de los que son obligados a poner su rúbrica y a cumplir órdenes. En los barrios populares, se ha documentado el regalo de alimentos para apoyar la causa revolucionaria.
Y, frente al inmenso aparato del Estado continúa el líder inesperado, quien se ha atrevido a repetir que «el usurpador tiene que irse, sí o sí de Venezuela». «No es la primera vez que Venezuela se libra de un tirano», ha añadido Guaidó. Frente a él, en una de las principales avenidas de Caracas, se encuentra colocado un mural oficialista gigantesco, empeñado en gritar al país: Hugo Chávez y Maduro, con sus rostros difuminados por el tiempo. Y por la realidad.
«¿Cómo vamos?», ha gritado el presidente del Parlamento. «¡Vamos muy bien, Venezuela!», ha respondido acompañado por el eco de miles de gargantas. «Pero todavía falta», ha advertido finalmente. No miente el discípulo favorito del preso político Leopoldo López. El plan opositor, empeñado en subir el Everest bolivariano, pasa ahora por multiplicar su ejército de voluntarios, 250.000 hasta hoy. El sábado serán convocados todos ellos en cabildos populares para organizarse «en el mayor voluntariado de la Historia de Venezuela».
Para el domingo, se espera la puesta en marcha de campamentos humanitarios itinerantes, para asistir principalmente a los dos millones de personas en «riesgo sanitario», los que más sufren hoy la enorme crisis del país. El propio Guaidó entregó el lunes a primera avanzadilla de ayuda a la Asociación de Centros de Salud: 1.700.000 raciones nutricionales para niños y 4.500 suplementos para embarazadas.
El desafío pasa por movilizar caravanas «en acompañamiento» al ingreso de la ayuda el día señalado. «La Fuerza Armada tendrá unos días para ponerse del lado de la Constitución, de la humanidad y permitir el ingreso», ha concretado el jefe del Legislativo, quien no ha dudado en «ordenar» directamente a generales, coroneles, tenientes y demás oficiales.
Además del primer centro de acopio en la frontera con Colombia, Guaidó ha anunciado la puesta en marcha del segundo en Roraima, limítrofe entre Venezuela y Brasil. «Y vienen un tercero y un cuarto», ha adelantado.
El líder opositor ha negado, una vez más, la posibilidad de que su desafío provoque una guerra civil. «¿Quién va a estar dispuesto a inmolarse por alguien que no goza del respaldo popular? Cuando el 90% de la población quiere cambio, no hay quien lo detenga», ha subrayado. Las encuestas confirman la mayoría popular que el Parlamento ha cimentado en torno a la figura de Guaidó, con más del 70% de aceptación popular frente a un Nicolás Maduro que no alcanza el 20%.
«La guerra que libra Venezuela es la guerra contra el hambre y la miseria, la lucha contra un sistema de salud ineficiente que condena a muerte a los pacientes. La lucha que libramos es para que nuestra familia regrese al país», ha recalcado el presidente de la Asamblea Nacional.
La marea humana se ha desplegado en al menos una treintena de municipios, según los cálculos de la ONG Provea. Una vez más, las ciudades de Maracaibo, Valencia y Barcelona, y estados como Táchira y Bolívar volvieron a concentrar a miles de seguidores, al grito de «¡Fuera, Maduro!».
Los jóvenes se han hecho presentes en la marcha, puesto que hoy se celebraba su día. Entre ellos, con su trombón entre los labios, estaba Wilvis Beaumont, de 21 años, marcando el ritmo en el centro de una de las olas de la marea humana. «Ellos cantan y yo le voy dando música, como ahora con el ‘Y ya cayó, y ya cayó, este Gobierno ya cayó’. La principal melodía es el himno nacional, ‘Gloria al bravo pueblo’, porque habla de libertad», ha explicado el músico, perteneciente al famoso Sistema de Orquestas del estado.
Wilvis ha marchado en las dos ocasiones anteriores y tampoco se ha perdido este tercer ‘round’. «Y los que vengan. Yo me quedo en Venezuela para luchar lo que sea necesario por el cambio y la reconstrucción de mi país», ha asegurado, mientras narraba cuántos compañeros músicos han huido a otros países.
El resultado final refleja uno de los peores rostros de la tragedia venezolana: de 120 sólo quedan 60 en Venezuela. «Tuvieron que fusionar dos orquestas para que siguiéramos tocando», ha señalado Wilvis, con los pulmones recuperados y preparado para seguir tocando el trombón de la libertad.