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Venezuela regresa al siglo pasado: caos, saqueos y búsqueda desesperada de agua y alimentos

El agua es uno de los principales quebraderos de cabeza de los venezolanos. No sale una gota por los grifos. Se pagan hasta 8 dólares por una garrafa de 20 litros

En su regreso al pasado, Venezuela sufrió hoy su quinta jornada entre apagones totales de energía y cortes parciales, con sus telecomunicaciones al mínimo y a la búsqueda desesperada de agua y alimentos perecederos. Una carrera contrarreloj porque nadie sabe, ni siquiera el régimen, hasta cuándo se va a prolongar el colapso eléctrico. De lo que ya casi todos tienen certeza es que el impacto sobre sus vidas es enorme. El termómetro de la desesperación sube hora a hora.

La falta de información sobre lo que sucede en el oeste del país, especialmente en Maracaibo (segunda ciudad más poblada), no ha podido esconder el caos que reina desde que el jueves se cortara el fluido eléctrico. Saqueos y actos vandálicos, confirmados por la Alcaldía, provocaron la detención de casi un centenar de personas. Radio Fe y Alegría, de los jesuitas, confirmaron las escenas de violencia, producto de la desesperación y la incertidumbre. «Se reportan algunas calles con militares y tanques«, confirmó la emisora. Las principales ciudades del país, menos Caracas, permanecen en la oscuridad.

El agua es uno de los principales quebraderos de cabeza de los venezolanos. No sale una gota por los grifos y toca comprarla o conseguirla donde se pueda. Se pagan hasta 8 dólares por una garrafa de 20 litros, cuando la semana pasada costaba en torno a dólar y medio. En los negocios que cuentan con agua potable sólo se admite el pago en dólares, euros y bolívares soberanos en efectivo, pese a la escasez del papel moneda. La mayoría de los puntos de venta no funcionan. Incluso el río Guaire, una corriente putrefacta que atraviesa Caracas, está ‘abasteciendo’ a los más desesperados.

«A la casa no llega agua desde el jueves, cuando se fue la luz. Es la primera vez que tenemos que hacer esto, pero ya se nos acabó el agua que teníamos en potes (recipientes). Sabemos que no podemos tomar de esta agua, pero al menos sirve para bañarse», reconoció Judirisbeth Ramos, de 18 años, a EL MUNDO. Su familia ha perdido buena parte de la comida que tenía en casa, porque apenas el domingo recuperaron la electricidad por unas horas. Este lunes tenían luz de nuevo, pero el agua ya era la absoluta prioridad.

CONVOCATORIA DE MARCHAS

Un anciano arrastraba como podía una carretilla con tres barriles de plástico llenos de agua, atravesando la principal autopista de Caracas junto al barrio de San Agustín, en el oeste de la ciudad. El hombre no podía competir con dos niños que a toda velocidad le adelantaron con dos envases de plástico vacíos en cada mano. Los tres tenían el mismo objetivo: obtener agua de un chorro que desemboca en el contaminado Guaire.

Los nervios comenzaron a aflorar el lunes tras cuatro días bastante tranquilos pese a la dimensión de la crisis. Las personas se peleaban a empujones para llenar sus envases con el chorro de más presión, de olor nauseabundo. Parecidas postales se repetían por toda la ciudad, ya fuera en colas de negocios donde se vendía el agua o en caños naturales que bajan desde la montaña de El Ávila.

El presidente encargado, Juan Guaidó, no esperó ni un minuto más para pedir al Parlamento que decretase el estado de alarma nacional por obra y desgracia de la «calamidad» que atraviesa el país. Una estado de excepción que no será asumido por el poder ejecutivo, empeñado en perseguir fantasmas imperialistas que nadie ve por ningún lado. Guaidó ha convocado para mañana a los ciudadanos «en sus calles más cercanas para expresar su rotundo rechazo».

 

 

 

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