El exjefe del Sebin: «Maduro me ordenó detener a la madre de Guaidó, enferma de cáncer»
El general Cristopher Figuera, refugiado ahora en EE.UU., despachaba a diario con el líder chavista y dice que le trasladó quejas sobre la deriva de Venezuela
Manuel Cristopher Figuera (Punta de Mata, 1963) tiene información, mucha información, sobre los detalles más oscuros del régimen de Nicolás Maduro. No en vano, este general, con casi 30 años de carrera militar a sus espaldas, fue primero subdirector de la inteligencia militar y luego responsable máximo del temido Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin). Desengañado por lo que considera una gran traición de Maduro a su patria, el general se sumó en abril al intento de forzar un cambio democrático en Venezuela, liberando a Leopoldo López de su arresto domiciliario. Cuando el intento fracasó, Cristopher Figuera salió a Colombia y de ahí ha llegado a Miami, donde recibe a ABC acompañado de su esposa, Bárbara Reinefeld. Ambos han comenzado una nueva vida en Estados Unidos, donde el general coopera con las autoridades por la voluntad, dice, de que la democracia llegue este mismo año a su país. En esta conversación repasa sus seis meses al frente de la inteligencia y pide a España y la Unión Europea que ayuden a los venezolanos a evacuar a Maduro del poder.
¿Cree realistas las conclusiones del informe que ha presentado la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, sobre abusos en Venezuela?
Creo que la señora Bachelet fue más bien tímida. La situación es más tenebrosa de lo que ella refleja en ese informe.
Ella habla de torturas, de privación de libertad e incluso ejecuciones sumarias. ¿Es incluso peor?
Sí, porque ahí la coacción del derecho político está implícita detrás de esas torturas, la falta de libertad política y la persecución que hay a los representantes del poder legislativo, que es el único poder que hasta el momento es independiente.
¿Cuál es la solución a esa crisis del estado de derecho?
Maduro debe abandonar el poder, ya que para que haya elecciones libres debe retomarse la independencia de las instituciones del estado.
¿Qué es lo más grave que está padeciendo la población civil hoy en Venezuela?
Lo más grave es el secuestro al que está sometida la ciudadanía, que tiene que salir huyendo por miles. En este momento hay cinco millones de venezolanos fuera del país que salieron a tratar de sobrevivir y ganar algo de dinero para enviar a los familiares que se quedaron. Una persona que gana el salario mínimo no es capaz de comprarse un par de zapatos con una mensualidad. Eso es una tragedia porque esa persona está secuestrada. Los mismos militares que están allí saben que su familia está padeciendo las mismas cosas que padece cualquier ciudadano.
Usted fue máximo responsable del Sebin entre el 30 de octubre de 2018 y el 30 de abril de 2019. Estuvo a cargo de toda la inteligencia. ¿Era usted consciente de los abusos que ocurrían en cárceles como la del Helicoide?
Lo primero que hice fue juntar a un equipo de profesionales especialistas para hacer un diagnóstico de su institución. Yo tenía apenas tres semanas cuando fui a hablar con él y me preguntó qué impresión tenía de esa institución, porque él había pensado incluso en eliminarla. Yo le dije que eso era un centro de extorsión y secuestro, pero que se podía corregir porque dentro hay gente válida. Yo le planteé algunas soluciones y él me ordenó jubilar a algunos comisarios.
¿Se dedica el Sebin al espionaje de los opositores?
Sí, eso es un diseño que Maduro ha hecho para mantenerse en el poder, pues considera a la oposición política un enemigo.
¿Le llegó a pedir en algún momento el señor Maduro que rompiera el círculo más cercano del presidente encargado Juan Guaidó?
Sí, porque él quería que se le fracturara la moral.
¿Le dio Maduro la orden de detener a la madre de Juan Guaidó?
Sí, pero le manifesté en su momento que la señora estaba en ese momento hospitalizada en una clínica privada de Caracas. No podía detener a una paciente oncológica.
¿Es entonces cuando recibe la orden de detener a Roberto Marrero, el jefe de gabinete de Juan Guaidó?
Lo dictaminó la fiscalía y por ello se le detuvo. Yo tenía que actuar en consonancia con lo que dictaminaba la fiscalía. Pero traté de ser lo más garantista posible y aunque Maduro mandaba que se le dejara en aislamiento, yo intentaba no cumplir la orden.
¿Sabe dónde está el señor Marrero?
No, en este momento no sé su paradero.
Las armas que se le incautaron al señor Marrero en su arresto, ¿fueron plantadas por orden de Maduro?
Sí, otro organismo hizo esa parte de colocar las armas allí para que la fiscalía actuara después.
¿Pidió usted cambios integrales en un informe que hizo llegar a Maduro en abril?
Se lo recomendé en un informe que le hice llegar el 10 de abril, cuando me di cuenta de que la situación ya era insostenible. Le dije que cumpliera las promesas de hacer cambios de tipo político, como cambiar ministros.
¿Cómo reaccionó?
Simplemente no le gustó y dijo que era una acción derrotista de mi parte, que era un cobarde.
¿Estuvo usted implicado en el plan del 30 de abril para propiciar un cambio en Venezuela?
Me sumé a un plan en el que antes había otras personas. Y a estas alturas sigue habiendo muchas personas en ese plan, pero hoy están aterrorizadas. Creo que yo fui el último en incorporarme. Me sumé cuando se negociaba hacer una ley del perdón, algo parecido a el proceso transicional que vivió Sudáfrica cuando Nelson Mandela fue puesto en libertad.
¿Hay muchos militares involucrados en ese plan para que haya un cambio democrático en Venezuela?
Los hay, muchos. Yo salí de mi zona de confort como muchos otros temen salir de la suya. Podríamos seguir instalados en la comodidad sin hacer lo correcto. Conocí a una persona que estaba ya en la negociación y me sumé a ella.
Según se acercaba la fecha programada para el pronunciamiento, ¿era usted consciente de que en ese plan estaban el presidente del Supremo, Maikel Moreno, y el ministro de Defensa, Vladimir Padrino?
Me enteré ya al final.
¿Le sorprendió?
No. Mucha gente quiere salir de ese drama. Si en este momento a Maduro se le ocurre hacer unas elecciones, en el centro de votación que está en Miraflores [sede del palacio presidencial], las pierde. Maduro es el venezolano más despreciado del planeta.
¿Por qué adelantó usted un día la fecha del pronunciamiento del 1 de mayo?
Por una información de que los llamados colectivos que obedecen a la alcaldesa de Caracas y a otros líderes políticos del gobierno iban a ir a atacar la marcha de la oposición. Y eso no era lo que se perseguía, pues iba a haber un fratricidio e iba a haber un hecho de fuerza. Entonces hubo que adelantar ciertas cosas por el riesgo de un baño de sangre.
¿Es cierto que el juez Moreno llegó a pedir 100 millones de dólares por reconocer a Guaidó como presidente?
No por reconocer a Guaidó, por firmar un sentencia para ello. Él estaba pidiendo a los testaferros involucrados en la negociación ese monto de dinero.
¿Qué hace fracasar el 30 de abril?
Las ambiciones de Maikel Moreno, porque él quería ser el presidente de la transición, mantenerse por espacio de tres años o tres años y medio, nombrar al ministro de Interior y Justicia y nombrar al Fiscal General y también presidente del Tribunal Supremo.
A pesar de todo, ¿libera usted a Leopoldo López?
Sí. El presidente Guaidó firmó el indulto. Me lo envió y lo recibí, así que lo liberé. Yo liberé a Lepoldo López.
¿Está usted en contacto con Leopoldo López?
Con él y con casi todos los que están de parte de que retorne la democracia a Venezuela.
¿Tiene usted constancia de que, como dijo el ministro de Exteriores de EE.UU., Mike Pompeo, había un avión esperando a Maduro para salir a Cuba el 30 de abril?
No tengo esa información, pero los servicios de inteligencia norteamericanos tienen sus propios datos.
¿Qué le dijo Vladímir Padrino esos días?
Conversamos por teléfono cuando ya los muchachos estaban sublevados en La Carlota y me dijo que estaban evaluando la situación, y así se quedó.
¿Cómo reaccionó Maduro ese 30 de abril?
Nervioso. Me llamó varias veces pero yo estaba atendiendo otra llamada y en algún momento hablamos por teléfono.
¿Le pidió que se presentara en El Helicoide?
Sí, a las seis y media de la mañana, cuando ya era claro que no iban a reaccionar Padrino y los otros. Yo andaba recorriendo Caracas evaluando las cosas. Entonces él me preguntó dónde estaba y por supuesto que no le dije dónde estaba. Fui cambiando de teléfono todo el día.
¿Cómo decidió usted entonces salir de Venezuela?
Había pensado en entregarme y llamé a mi mujer y le dije que me iba a entregar. Ella me dijo que no lo hiciera porque ella estaba de visita aquí en EE.UU. Había venido a visitar a su familia y ella me dijo que conocía a gente con contactos en Washington.
¿Entonces usted no estuvo en contacto con EE.UU. antes?
No, eso se lo inventó Maduro. Yo lo que quería era retornar a la normalidad a mi país. Mi mujer tuvo unas conversaciones y decidimos que saldría a Colombia primero.
¿Temía por su vida en Colombia?
Recibí información de una persona que cooperaba con los servicios de inteligencia y me dijo que una guerrilla, el ELN, tenía la orden de darme de baja.
La Casa Blanca ha levantado unas sanciones que dictó en su contra en febrero. ¿Le afectaron?
No, porque no tengo bienes, no tengo nada. Fue una acción de presión política.
¿Cree que son efectivas las sanciones a dirigentes de Venezuela?
Sí, son efectivas si van dirigidas contra quienes se benefician de la explotación del régimen. Esto es un tema bien delicado porque pueden decir que estoy pidiendo que sancionen al pueblo, pero el pueblo no tiene nada que ver con esto. Yo he solicitado aquí en EE.UU. que levanten las sanciones contra mi país y me han prometido que lo van a hacer pero cuando se vaya Maduro y todo su séquito de malandros y ladrones.
A las dos semanas de su salida aparece muerto en un motel su número dos, Jesús García…
Ese es un tema muy sensible para mí, sólo puedo decir que él estaba investigando conmigo la corrupción, los escándalos más escabrosos. Él tenía una misión de entregar una documentación a una persona allá y otra a mí.
¿Le ordenó matar Maduro?
Por supuesto. Porque estaba sobre la corrupción más escandalosa, la que afecta Maduro y su familia. Para mí era impensable que fuera tan escandalosa la corrupción como la que yo vi en mi corto tiempo de paso por el chavismo.
¿Qué pueden hacer la Unión Europea y España sobre esta situación?
Tienen la posibilidad de enviar a sus equipos de investigación a buscar información de primera mano para que se haga justicia. Ellos tienen cómo hacerlo, que se apoyen en organizaciones no gubernamentales para que vean la tragedia, que vean la verdad. Eso lo solicito yo, que fui director de contrainteligencia de mi país, es una súplica que yo estoy haciéndole al mundo para que me ayude y para que ayude a mi pueblo a alcanzar la democracia.
¿Qué influencia tiene Raúl Castro sobre Maduro?
Mucha. Se comunican frecuentemente. Yo he visto cómo Maduro le coge el teléfono a Raul Castro y para hasta reuniones por ello.
¿Cuántos cubanos hay en realidad en Venezuela?
Hay un número importante, entre 12.000 y 15.000, pero que están distribuidos en todo el país, como educadores o médicos y algunos de ellos asesores en el área militar. Lo que puede llamarse el círculo pretoriano de Maduro eran unos 15 que después de que yo me fuera crecieron, según me dijeron, hasta 200.
¿Y rusos?
Hay asesores militares rusos. Hay que recordar que Venezuela ha comprado sistemas de armas, de misiles, a Rusia, y necesita el mantenimiento técnico. Más recientemente tengo información de que han llegado militares rusos para ayudar en el área de la guerra electrónica, del ciberespionaje.
¿Cómo puede solucionarse esta crisis en Venezuela?
Que Maduro se vaya y luego haya elecciones. Entonces se levantarán también las sanciones. Yo he pedido aquí en EE.UU. que se levanten las sanciones y me dicen que será después de que se vaya Maduro, porque si no Maduro seguirá saqueando el país.
¿Qué le parece el diálogo con Maduro?
Una estafa. El diálogo con él es una estafa. Negociar con Maduro no sirve de nada, es un maestro del engaño. Es bueno que la Unión Europea sepa que es una estafa.
¿Qué le diría a los venezolanos que han padecido la persecución del régimen?
Yo les pido perdón porque tengo responsabilidad, porque formé hasta hace apenas unos días parte de esa estructura de desgobierno que hay en mi país. Entonces a la gente me ve me ve con malos ojos y me considera uno más de ellos le digo con humildad que dejé todo, abandoné mi tranquilidad y mi salvaguarda porque me di cuenta de que Maduro es el responsable de la desgracia que vive mi país.
¿Participó en torturas?
No participé en ellas, pero les debo un perdón a las víctimas porque formé parte de esa estructura.