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El pacto con Podemos quiebra el plan de Pedro Sánchez de virar al centro

Los socialistas temen que el acuerdo limite la capacidad para afrontar reformas de Estado y frene la proyección exterior del presidente en funciones

Y llegó la sesión de investidura. Casi tres meses después de las elecciones generales. Parecía algo lejano y hasta hace cuatro días imposible. Pedro Sánchez acude hoy el Congreso con muchas posibilidades de ser elegido presidente del Gobierno el jueves. El PSOE y Unidas Podemos trabajaban este domingo en el acuerdo que conducirá a esta formación al Ejecutivo. Reuniones cara a cara y permanentes contactos telefónicos entre los representantes de ambos partidos (Carmen CalvoAdriana Lastra y María Jesús Montero por los socialistas, Pablo Echenique por Podemos). Y por encima de ellos, Sánchez e Iglesias para resolver entuertos y culminar el pacto.

Discreción absoluta tras varias semanas tirándose los trastos a la cabeza. La tregua de unos viejos conocidos que colaboran y discuten con igual frecuencia pero que ahora van a ser vecinos de rellano.

Sánchez no quería. Ha intentado esquivar con todas las fórmulas posibles la entrada de Unidas Podemos en el Gobierno. Pero Iglesias ha sido más correoso de lo que preveía.

A principios de la semana pasada en Moncloa no acababan de adivinar cómo iban a salvar la investidura. Las negociaciones estaban rotas tras la consulta de Podemos a la militancia. Pero en las horas siguientes Sánchez hizo la reflexión final: Gobierno de coalición o el riesgo que entrañan unas nuevas elecciones, presidente en unos días o una nueva moneda al aire el 10 de noviembre. El jueves colocó a Iglesiascomo el centro del problema para forzar su retirada. Sabía que había muchas posibilidades de que aceptara y que la contrapartida era tener en su Ejecutivo a Irene Montero y Echenique.

DOS DISCURSOS DISTINTOS

Hasta ese momento, sin ellos en el Gobierno, Sánchez habría pronunciado un discurso ante el Congreso. Con ellos dentro el texto que leerá será otro.

Su pretensión inicial de desarrollar una legislatura «de transformación de España» y gobernar «a izquierda y a derecha» se ve ahora limitada. Él anhelaba un Gobierno monocolor y un pacto programático con Unidas Podemos para mantener abiertos cauces de comunicación y colaboración con PP y Ciudadanos. Entendía que los ciudadanos estaban pidiendo acuerdos, pero «acuerdos con todos». Se disponía así a situar al PSOE como el gran referente de la izquierda y también de muchos votantes de centro, en los tiempos difusos de las «tres derechas».

Ahora la presencia de Podemos en su Ejecutivo obliga al presidente a instalarse más en la izquierda. Fuentes del PSOE apuntaban este domingo que el discurso del presidente será «progresista y de izquierdas», «apelando a las transformaciones que necesita este país». «Crecimiento económico con justicia social, empleo sin precariedad laboral, pensiones, desigualdad, feminismo, emergencia climática, la revolución tecnológica y el futuro de Europa«. Discurso «de altura», en resumen, «dirigido a una amplia mayoría desde la óptica progresista».

MERMA A LA CRÍTICA DE PODEMOS

Sánchez se arriesga a que cualquier acercamiento a PP y Cs genere tensión con Podemos. Esto es algo que reconocen fuentes del Gobierno aunque con otro punto de vista: la capacidad de crítica de Unidas Podemos también se verá mermada al formar parte del Ejecutivo.

La coalición con el partido de Iglesias ha resultado una sorpresa para buena parte del PSOE. Nadie ha discutido a Sánchez que rechazara incorporarlos al Gobierno, a pesar de que algunos presidentes autonómicos como el valenciano Ximo Puig o la balear Francina Armengol no veían mayor problema en ello. Es verdad que el debate interno, al igual que el externo, estaba muy focalizado en Iglesias. Pero la sensación general en el partido es que no aceptaría ministros de Podemos.

Por ello para algunos dirigentes consultados hay un poso de decepción en su decisión final. Otros, miembros de la dirección socialista, asumen que no existía otra salida. Entre los primeros hay satisfacción, admiten, porque se despeja la incógnita y se llega a un acuerdo. Pero, añaden, el haber puesto toda la presión en Iglesias le ha salido bien a Podemos. «Tienen la sartén por el mango más que hace unos días».

Las fuentes consultadas sostienen que «Pedro querría haber tenido Gobierno en solitario, en parte porque en Europa sabe mal lo de Podemos y él sabe que le daña en su dinámica internacional». Sánchez en muy pocos meses ha logrado dos grandes victorias fuera de nuestras fronteras. Una, un creciente liderazgo a nivel europeo, fomentado en la importancia que da a este ámbito, mucho mayor que otros presidentes del Gobierno. Y dos, su visibilidad como referente de la socialdemocracia tras la victoria del 28-A. Esto es algo que se le reconoce especialmente en el PSOE. Pero ambas posiciones pueden verse ahora debilitadas por el pacto con Podemos aunque todo dependerá de su alcance final.

A las puertas de la investidura, incluso de que el Gobierno de coalición se conozca ya el viernes, el PSOE se ve en brazos de Podemos y de la abstención de los independentistas. «Queda enfrente el 50% de la sociedad y el centro difícil de conquistar», señalan.

 

 

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