Otro fraude académico en el PSOE
Según ha podido acreditar ABC, tras un detallado examen de su texto y los de otros autores, el presidente del Senado copió y pegó párrafos completos pertenecientes a reconocidos filósofos
El presidente del Senado, el socialista Manuel Cruz, plagió en su condición de catedrático de Filosofía de la Universidad de Barcelona a un mínimo de nueve autores para redactar su manual «Filosofía contemporánea», publicado en 2002 y reeditado después en 2010. Según ha podido acreditar ABC tras un detallado examen de su texto y los de otros autores, Cruz copió y pegó párrafos completos pertenecientes a reconocidos filósofos sin siquiera entrecomillarlos o citarlos, como previene un mínimo de ética y rigor en el trabajo universitario. Más aún si se trata de un catedrático al que tanto el PSOE como el PSC presentaron al ser designado presidente de la Cámara Alta como un intelectual de una honestidad contrastable y un prestigio innegable. Sin embargo, todo apunta a un nuevo fraude académico en las filas socialistas, que adquiere una especial gravedad en la medida en que Cruz no es solo la cuarta autoridad del Estado, sino una referencia ideológica, intelectual y moral de la izquierda soberanista catalana. Aunque en este caso no se trata estrictamente del plagio de una tesis doctoral, las revelaciones de ABC recuerdan demasiado a los abusos cometidos por Pedro Sánchez en su trayectoria académica. Sánchez nunca dio explicaciones de su «corta y pega» falsamente doctoral y puso a La Moncloa al servicio de una mentira flagrante para salvaguardar una credibilidad universitaria de la que nunca gozó. Sánchez y su equipo utilizaron sin rubor dinero público para negar la evidencia de que su tesis, aparte de carecer de un mínimo nivel académico, contenía plagios notorios y obviaba referencias y entrecomillados que debieron ser obligatorios. Incluso La Moncloa encargó dictámenes ad hoc realizados con potentes programas informáticos que a la hora de la verdad fueron manipulados y parcialmente censurados para ocultar la verdad a la opinión pública y capear el escándalo.
Este episodio volverá a reabrir numerosos debates socio-políticos sobre la presunta dignidad que nuestra sociedad atribuye a personas que no la merecen; sobre el nivel real de endogamia, engaños y fraudes que se producen en el seno de nuestras universidades; sobre la falta de creatividad intelectual de nuestras élites; sobre el alcance verdadero de una ética pública de la responsabilidad y del poder frente a la mentira, o sobre la doble vara de medir que muchos cargos públicos aplican a la ejemplaridad. Ante casos como este, en muchos países los altos cargos dimiten, aunque sea por vergüenza. En cambio, en España fue precisamente Pedro Sánchez -el menos indicado para dar ejemplo- quien ha promovido un clima inquisitorial para estigmatizar a la derecha, porque los de la izquierda, salvo la forzosa excepción de Carmen Montón, son inmunes al cinismo. Con Cruz, el listón del respeto al ciudadano vuelve a estar demasiado bajo.