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La normalidad

Cuba lleva años viviendo bajo las 'soluciones' del Período Especial. Y ahora se han agregado problemas nuevos

A partir del próximo año Cuba llevará más tiempo bajo las reglas del Período Especial en Tiempos de Paz que el transcurrido intentando cumplir las leyes fundamentales del llamado socialismo real.

Hasta le fecha no han sido revertidas las principales medidas que se tomaron a comienzos de la década del 90 para implantar el Período Especial, o lo que es igual, para interrumpir la construcción del socialismo. Incluso aquellas que fueron consideradas concesiones temporales se mantienen vigentes o hasta han sido fortalecidas.

Se discute sobre cuál es la fecha de su proclamación. El 29 de agosto de 1990 el periódico Granma, refiriéndose a la disminución del comercio con los países socialistas, advertía: «Estos hechos que se vienen sucediendo comienzan a transformar la vida de nuestro país de una situación normal a un período especial en época de paz. Hay que estar preparados para ello».

Una de las causas fundamentales que llevó al Gobierno a proclamar el Período Especial fue la decisión soviética de que a partir de enero de 1990 las relaciones comerciales bilaterales ya no tendrían un trato preferencial

Una de las causas fundamentales que llevó al Gobierno a proclamar el Período Especial fue la decisión soviética de que a partir de enero de 1990 las relaciones comerciales bilaterales ya no tendrían un trato preferencial, sino que se pasaría a la normalidad, sobre la base de los precios del mercado mundial y en moneda convertible.

Esa decisión pesaría sobre el 98% de los combustibles, el 86% de las materias primas, el 63% de los alimentos y el 80% de maquinarias y equipos que el país importaba de los países socialistas miembros del Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME), al que Cuba pertenecía desde 1972 y que fue disuelto a finales de junio de 1991.

Pero no fue hasta el 26 de julio de 1993 cuando Fidel Castro anunció las medidas fundamentales para enfrentar la crisis, entre ellas la despenalización de la tenencia y uso de la divisa en el país y nuevas leyes para facilitar la inversión extranjera. Lo que se entendió como «la dolarización de la economía» se formalizó en el Decreto Ley 140 que Fidel Castro firmó el 13 de agosto, justamente cuando celebraba su 67 cumpleaños.

La despenalización de la divisa no se expuso como una reforma aperturista sino como algo que se hacía «en las condiciones del Periodo Especial y por las dificultades económicas que atraviesa el país». Se justificó también con el argumento de que la medida contribuiría a «disminuir el número de hechos caracterizados como punibles, lo cual aliviará y favorecerá el trabajo de la policía y los tribunales de justicia».

Ese año, antes de que finalizara septiembre ya se habían emitido los decretos correspondientes que volvían a autorizar el trabajo por cuenta propia y convertían parte de la propiedad estatal de la tierra en cooperativas.

Las tiendas que vendían los productos industriales bajo el sistema de racionamiento pasaron a ser bautizadas como las shopping, donde las remesas provenientes de los familiares emigrados se empezaron a usar para comprar mercancías, en muchos casos por el doble de su precio habitual de comercialización.

Eso era el Período Especial. Los apagones prolongados, la escasez de alimentos, la falta de transporte, el cierre de fábricas fueron los problemas que obligaron al Gobierno a decretar esas medidas.

El Período Especial no terminó cuando esos problemas disminuyeron y hasta desaparecieron, y no terminará hasta que el país vuelva a funcionar bajo las estrictas reglas del socialismo real o sus dirigentes declaren que ya no seguirán cumpliéndolas y admitan honestamente la inviabilidad del sistema.

La dificultad es que para lo primero habría que resucitar la Unión Soviética y volver a ser ese apéndice subvencionado del otrora campo socialista. Para lo segundo, habría que implicar nuevos actores políticos, algo muy improbable.

Si en casi 30 años nadie se ha atrevido a dar por concluido formalmente el Período Especial es porque los que mandan se encuentran en una encrucijada entre lo imposible y lo inaceptable. Para oficializar su terminación han dejado pasar la oportunidad en tres congresos del Partido y en la proclamación de una nueva Constitución de la República.

Ahora sobreviene una nueva coyuntura, ocasionada por las dificultades de Venezuela y el recrudecimiento de las restricciones económicas y comerciales impuestas por el Gobierno de Estados Unidos.

Se teme el regreso de los mismos problemas que ocasionaron las medidas del Periodo Especial, (apagones prolongados, escasez de alimentos, falta de transporte, cierre de fábricas) pero las soluciones de entonces ya han agotado sus efectos, incluso han creado problemas nuevos, como los derivados de la dualidad monetaria. Ahora habría que ir más lejos en la inequívoca dirección de las reformas aperturistas, nunca retroceder.

Como la Isla no puede mudarse de planeta ni regresar al pasado, solo queda hacer cambios. Nada del otro mundo, sencillamente pasar a la normalidad

Si bien es cierto que en comparación con los años 80 y 90 la economía se ha diversificado y el país cuenta con los ingresos del turismo, las remesas y la exportación de mano de obra calificada, también hay que tener en cuenta un elemento subjetivo: el factor humano.

Una población que escapa cada vez más del monopolio informativo y cultural generado por el Partido Comunista, la ausencia de un liderazgo convincente y el peso de la acumulación de problemas en asuntos básicos como la vivienda, el transporte y el desabastecimiento resultan en un descontento generalizado y en la disminución del «entusiasmo revolucionario», único sostén de la voluntad de aguantar las dificultades sin protestar.

En Cuba ya nadie sabe a ciencia cierta qué es la normalidad, pero existe la percepción de que es incompatible con el sistema que rige en el país. Tanto el Período Especial iniciado en los años 90, como la recientemente llamada «situación coyuntural» surgen precisamente cuando se interrumpen los subsidios, sean soviéticos o venezolanos, que mantenían un nivel de vida artificial en Cuba. Y la falta de normalidad en las relaciones con el poderoso vecino complica aún más las cosas.

Como la Isla no puede mudarse de planeta ni regresar al pasado, solo queda hacer cambios. Nada del otro mundo, sencillamente pasar a la normalidad.

 

 

 

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