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Austria: Los populares del ex canciller Sebastian Kurz se alzan con la victoria en las urnas

El ÖVP ha obtenido el 37,1 % de los apoyos, 5,7 puntos porcentuales más que en los comicios de 2017 y 15 por delante de sus principal rival, el SPÖ, que obtuvo el 21,7%, el peor resultado electoral de su historia

El Partido Popular (ÖVP) del ex canciller Sebastian Kurz ha ganado holgadamente las elecciones generales anticipadas celebradas este domingo en Austria y, aunque no logró mayoría absoluta, ha reforzado sus posiciones ante las negociaciones que deberá abrir con otras formaciones políticas para hacerse con la mayoría parlamentaria. Podrá elegir entre una coalición con los socialdemócratas (SPÖ), con Los Verdes o con sus ex socios del Partido de la Libertad (FPÖ), que ha salido de esta jornada electoral debilitados.

Con el por 99,6 % de los votos escrutados, el ÖVP ha obtenido el 37,1 % de los apoyos, 5,7 puntos porcentuales más que en los comicios de 2017 y 15 por delante de sus principal rival, el SPÖ, que obtuvo el 21,7%, el peor resultado electoral de su historia. El SPÖ no sólo ha perdido 5,1 puntos porcentuales sino que tampoco podrá explorar la posibilidad de encabezar un Gobierno con mayoría de izquierdas, el principal temor de Kurz. La lista JETZ, del ex dirigente de Los Verdes, Peter Pilz, no entrará en el Parlamento y Los Verdes, aunque regresarán con fuerza a la Cámara gracias la presión por la protección del clima de la calle, no le garantizan, con el 14% de los votos logrados, la mayoría de los 183 escaños del Congreso.

Los liberales de NEOS, con Beate Meinl-Reisinger a la cabeza, consiguieron, con el 7,8% de los votos, duplicar sus resultados de 2017, mientras que los populistas del FPÖ pagaron el escándalo del Ibizagate’ y sus cada vez mas probados contactos con la extrema derecha, con 9,5 puntos respecto a los comicios anteriores. Se quedó en el 16,1%.

La formación que dirige desde primeros de mes Norbert Hofer conserva, pese a la debacle, buenas cartas para negociar con Kurz la reedición de la coalición que ese partido hizo estallar por los aires el pasado mes de mayo a raíz del escándalo del vídeo de Ibiza, cinta que mostraba al entonces líder de FPÖ, Heinz-Christian Strache, negociando favores con una supuesta oligarca rusa.

NEGOCIACIONES

Los guiños entre el ÖVP y el FPÖ han sido una constante durante la campaña. Ambos han ensalzado el trabajo hecho en los 18 meses escasos que tuvo de vida ese Gobierno -la legislatura es de 5 años en Austria- y están dispuestos a seguir trabajando por Austria y los austriacos. Kurz no ha declarado explícitamente su preferencia por el FPÖ, práctica habitual en campaña, pero las coincidencias programáticas suman casi tanto como la aritmética.

De las tres coaliciones que permiten los resultados electorales, la del ÖVP-SPÖ está prácticamente descartada. Y no sólo por agotamiento -ambos gobernaron en coalición durante décadas- sino porque los socialdemócratas, en crisis como tantos partidos hermanos en Europa, han optado para renovarse por volver a sus orígenes. Las promesas a la clases trabajadoras, sus propuestas para frenar los precios de la vivienda y sus alianzas con los sindicatos en favor de un salario mínimo de 1.700 euros, chocan con el programa de Kurz, más neoliberal.

Una alianza del ÖVP y Los Verdes sería lógica en tanto que son las dos formaciones ganadoras de estos comicios pero sería mezclar agua y aceite. Las diferencias son profundas, tanto en las medidas a tomar con urgencia para proteger el medioambiente como en política migratoria.

Kurz ha reiterado que desea un Gobierno estable de centroderecha, objetivo que, a primera vista, sólo sería posible con los socialdemócratas o Los Verdes, los únicos partidos de izquierda que suman y podrían servir de contrapeso a los ‘tics’ derechistas que, ya en la pasada legislatura, mostró el joven canciller.

«No es el momento de hablar de coaliciones. Primero hay que analizar los resultados finales en profundidad», respondió Kurz la noche electoral respecto a la dirección que tomará su partido.

Tanto el SPÖ como Los Verdes estarían dispuestos a servir de alforja al ÖVP, pero ninguno tan desesperadamente y maleable en estos momentos con el FPÖ. No está en el ADN de populistas acudir a los sondeos de Kurz con la cabeza agachada, pero la sangría de votos sufrida en las urnas reduce su capacidad negociadora. Ellos lo saben y Kurz también.

LA PARTICIPACIÓN

Según el politólogo Peter Filzmaier, a quien medios y analistas consideran el oráculo de Viena, en los 26 principales temas programáticos del ÖVP y del SPÖ hay una coincidencia del 80%. Ambos quieren bajar los impuestos, incluido a las rentas altas, los dos son contrarios a una pensión mínima universal, rechazan una tasa a los gases de efecto invernadero (CO2), se oponen a la migración ilegal y al turismo de las prestaciones sociales. En resumen «proteger la identidad, la cultura, las tradiciones y la riqueza de Austria».

Según datos del ministerio de Interior el índice de participación en estas elecciones fue del 75% los 6,4 millones que integran el electorado. En 2017, fue del 80%. El voto por correo alcanzó cifras récord. En total, han sido más de un millón de electores los que solicitaron de antemano sus papeletas, lo que supone un incremento del 20% respecto a los comicios anteriores. En Viena, el aumento ha sido incluso del 30%.

El recuento del voto por correo concluirá este lunes, pero no influirán en los resultados dados. La actividad política, por ello, se retomará inmediatamente. Kurz abrirá el martes la ronda de conversaciones para la formación de Gobierno. El primer invitado será SPÖ, el segundo partido más votado. Le seguirá, el miércoles, el FPÖ, pero su líder, Norbert Hofer, ante los pobres resultados obtenidos -puede también que por estrategia- ha avanzado que la prioridad del partido no es gobernar sino renovarse y aprender de los errores.

 

 

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