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Demócratas y republicanos se unen en una condena a Facebook

Zuckerberg declaró en el Capitolio sobre Libra, su proyecto de criptomoneda

Demócratas y republicanos se unieron ayer en al menos un cometido: recriminarle a Mark Zuckerberg, presidente de Facebook, su decisión de no censurar comentarios de políticos aunque estos incluyan injurias o falsedades. «¡Usted ha demostrado que es capaz de pisotear a todo el mundo, incluidas las mujeres, las personas de raza negra y hasta nuestra democracia!», le espetó al fundador de la mayor red social del planeta la presidenta de la comisión de Finanzas de la Cámara de Representantes, la demócrata Maxine Waters.

Ese fue el tono general de una vista oral celebrada ayer en el Capitolio a puerta abierta y retransmitida en directo por las cámaras de televisión. Zuckerberg, que cada vez pasa más tiempo en Washington intentando apaciguar a los diputados y senadores que tratan de ponerle coto a Facebook, está ya acostumbrado a este tipo de interrogatorios. Ayer, mostró un tono conciliador en toda su comparecencia. «Entiendo que no somos un mensajero ideal ahora mismo. Y es cierto que hemos tenido muchos problemas en los años recientes», admitió.

En principio, la vista se centraba en el proyecto de criptomoneda de Facebook, Libra, que está teniendo una implementación complicada por la reciente retirada de varios socios comerciales de la red social. Zuckerberg instó a los diputados a que autoricen el proyecto Libra porque China ya está ultimando sistemas de pago similares. «Mientras nosotros seguimos debatiendo sobre estos temas, el mundo no se detiene. China va a presentar su propio proyecto en los meses venideros», dijo Zuckerberg. Otro diputado demócrata, Brad Sherman, dijo abiertamente que la criptomoneda Libra es una amenaza de tipo terrorista y la comparó a los ataques del 11-S. «Ustedes ahora desarrollan unos instrumentos para delinquir y le permitirán a sus socios comerciales, como suelen hacer, que cometan esos delitos. Es algo inaceptable», dijo el político.

Macroinvestigación

Son tiempos complicados para Zuckerberg. Apenas unas horas antes de su «mea culpa» en el Capitolio, la fiscal general de Nueva York, Letitia James, anunció que 47 de los 50 estados de EE.UU. han unido fuerzas en una macroinvestigación antimonopolística contra Facebook. «Nos preocupa que Facebook haya puesto en riesgo los datos de sus consumidores, que haya reducido las opciones que ofrece a sus usuarios sobre control de privacidad y que haya aumentado el precio de la publicidad», dijo James.

La semana pasada, Zuckerberg dio una charla en la Universidad de Georgetown, también en Washington, en la que defendió las políticas de su empresa y dijo que cree que es necesario preservar la libertad de expresión a toda costa, aunque eso suponga permitir que los políticos publiquen mentiras o calumnias en Facebook. La diputada demócrata de origen palestino Rashida Tlaib denunció que recibe amenazas a través de Facebook, y que la red social no ha hecho nada para impedirlas. «No es libertad de expresión», dijo, «es incitación al odio».

 

 

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