Democracia y PolíticaGente y SociedadViolencia

Chile ante el desafío del cambio

DIARIO DE CUBA conversa con varios analistas. Tras 30 años de democracia, parece haber llegado la hora de revisar un modelo económico que diversos gobiernos han evitado reformar.

El viernes 18 de octubre se vieron imágenes de jóvenes destruyendo los torniquetes de una estación del metro en Santiago de Chile. Una semana después, la misma ciudad registraba una protesta pacífica de más de un millón de personas.

Como un volcán, la sociedad chilena, en apariencias satisfecha durante décadas con el resultado de su modelo económico, hizo erupción. Ha llegado, sin duda, la hora del cambio. En eso coinciden analistas de diversa óptica. Sin embargo, no hay consenso acerca de cuál sería la agenda a seguir, y también existen dudas sobre la capacidad de los actores políticos tradicionales para satisfacer las demandas sociales.

Las primeras protestas —algunas de corte muy violento, con destrucción de infraestructura— se achacaron a la desigualdad. Con el paso de los días, sin embargo, se percibe que en realidad han respondido a causas disimiles, y que hay insatisfacción en diversos sectores. Tras 30 años de democracia, parece haber llegado la hora de revisar el modelo económico que diversos gobiernos han evitado reformar y que es una herencia de los años de la dictadura. El «modelo chileno» ha llegado a su fin.

Asimismo, parece agotado el modelo político de dos grandes bloques, conservadores y centro-izquierda, sin posibilidades hasta ahora de una tercera opción, y con el poder alternado en los últimos lustros entre las veteranas figuras de Michelle Bachelet y Sebastián Piñera.

A la actual administración de Piñera le restan tres de sus cuatro años, por lo que le tocará a este empresario, quien ya fue jefe de Estado en el período 2010-2014, liderar una profunda transformación en el país.

Aunque reconoce que gravita el tema de la desigualdad, el académico Miguel Ángel Martínez Meucci apunta a un conjunto de factores para explicar lo ocurrido en Chile en los últimos días. «Hay malestar popular por varios temas socioeconómicos, entre estos el sistema de pensiones, el costo de la educación, el precio de los servicios», sostiene al ser consultado por DIARIO DE CUBA.

Martínez Meucci, ex director del doctorado en Ciencia Política de la Universidad Simón Bolívar de Caracas, indica también mutaciones políticas: «un creciente arraigo —sobre todo en jóvenes— del discurso más a la izquierda, el cual cuestiona el «modelo neoliberal» que, debido a grandes consensos, han mantenido todos los demás actores políticos durante los últimos 30 años».

«Asimismo, se percibe un alto nivel de organización por parte de grupos extremistas que han tratado de arrastrar las protestas hacia la violencia», precisa este académico, actualmente profesor de Estudios Políticos en la Universidad Austral de Chile.

En este aspecto, coincide con la lectura del chileno Fernando Mires, profesor emérito de la Universidad de Oldenburg, en Alemania.

«No nos encontramos frente a un movimiento homogéneo. En su breve historia ya es posible reconocer tres segmentos. Por orden de aparición, uno juvenil: los estudiantes y escolares autoconvocados para demostrar en contra del alza de los pasajes del Metro, a los que se fueron sumando jóvenes de distinta proveniencia. Más adelante algunas organizaciones gremiales y sindicales. Y por último, sobre todo en las noches, las turbas destructivas», sostiene Mires para DIARIO DE CUBA.

La enorme movilización del 25 de octubre pudiera ser un punto de inflexión, en medio de la crisis, que termine apuntalando a los sectores que si bien se hallan descontentos, optan por las vías pacíficas. Sin embargo, aún es difícil determinar hacia dónde se canalizarán unos sentimientos que hoy parecen estar a flor de piel en el país.

La clase política y un nuevo pacto social

Otra interrogante, y no menor, es el papel de la clase política. En un artículo anterior en DIARIO DE CUBA, la socióloga chilena Lucía Dammert sostenía que todos los actores políticos habían sido tomados por sorpresa ante el giro violento que tomaron las protestas del 18 de octubre. También, según ella, los actores de la oposición fueron sorprendidos por la irrupción pública del malestar social.

Ante la pregunta de si estos sucesos podrán marcar un hito y tener una respuesta adecuada y homogénea de la clase política chilena, Martínez Meucci tiene dudas.

«Depende en gran medida de las decisiones de la clase política. Si ésta trabaja en conjunto para llegar a consensos, es una excelente oportunidad para hacer ajustes que beneficien al conjunto de la sociedad. El problema es que la evolución reciente del sistema político, orientada hacia una creciente polarización, pudiera más bien dirigir las cosas hacia una crisis cada vez más difícil de manejar. En este preciso instante, lo segundo luce más probable que lo primero», apunta el académico venezolano residenciado en Chile.

Mires, por su parte, valora positivamente el cambio de estrategia de Piñera, quien inicialmente se mostró junto a militares con un mensaje bélico, «estamos en guerra», pero luego rectificó e incluso pidió disculpas públicas por no haber escuchado al pueblo.

«Ofreció un pacto social con medidas que en otras condiciones habrían sido aplaudidas por todos. Entre ellas, aumento de pensiones, aumento del salario mínimo, renovación de los programas de salud, reducción de la dieta parlamentaria. Piñera se hizo cargo así de toda la deuda social dejada por el ‘socialismo’ de Bachelet», sostiene el académico chileno residenciado en Alemania.

Sin embargo, la posibilidad de que en este contexto se alcance un gran pacto nacional por el cambio, encabezado por Piñera desde la presidencia, no parece tan clara, también a juicio de Mires.

«Piñera llamó a los principales partidos políticos a dialogar. Como era de esperar, gran parte de la izquierda, entre ella su partido más histórico, el socialista, no aceptó la invitación. Está claro que esos partidos buscan pescar en río revuelto y capitalizar por lo menos una parte del descontento popular», puntualiza.

Así las cosas, sobre Chile se ciernen diversas interrogantes en torno a su futuro inmediato, y las respuestas que pueda dar su liderazgo.

 

 

Botón volver arriba