Marcelino Miyares: Una Bitácora Cubana (XLVIII)
Varios hechos sobresalen en este mes de noviembre por finalizar: los 500 años de La Habana, y la forzada visita de los Reyes de España a la Isla con tal motivo, forzada por la voluntad del actual Gobierno socialista español. Al mismo tiempo, además de las protestas en Chile, los sucesos en Bolivia, con el frustrado intento de autogolpe por parte de Evo Morales,; finalmente, las elecciones españolas.
1) En España, el anuncio de la visita, durante la campaña electoral para una cuarta elección (en los últimos cuatro años), generó polémicas de todo tipo. Pero la realidad del viaje se explica por las privilegiadas relaciones comerciales y por la amistad fraterna entre el presidente español (todavía en funciones), Pedro Sánchez, y Miguel Díaz-Canel.
Como escribiera Marcos Villasmil en una nota publicada en americanuestra.com:
“Sánchez incluso tuvo tiempo para programar una visita de los Reyes a La Habana, cumpliendo la promesa hecha por él a su muy best friend Miguel Díaz-Canel. Para colmo, el Embajador español en Cuba, queriendo justificar la visita a la tiranía dijo que “los Reyes no hacen política”. ¿Sabrá el embajador del Gobierno socialista que eso mismo recomendaba el Generalísimo Franco, “no meterse en política”? Además ¿no es acaso “hacer política” visitar a Raúl Castro, secretario general de un partido político, que asimismo es el único partido autorizado en Cuba?
En realidad lo que está detrás es que España es el tercer socio comercial de la tiranía castrista, después de Venezuela y China, representando la mitad del comercio de la Unión Europea con la Isla (unos mil millones de euros). No hay derechos humanos que defender cuando hay que proteger inversiones y beneficios. Lo cual es tan importante como para que Sánchez y Cía. permitieran que los castristas se burlaran del Rey al censurar su discurso en los medios de la Isla”.
Mucho se ha dicho y opinado sobre la visita, tanto a favor como en contra. Sobre todo, se ha criticado en la prensa española la visita a Raúl Castro, y que los españoles pasivamente miraran a otro lado ante la censura de los medios castristas al discurso del Rey. Entre sus palabras, destacan, según Andrés Oppenheimer en El Nuevo Herald:
“El rey Felipe VI de España merece un aplauso: a pesar de su idea desatinada de hacer una visita oficial a Cuba, dio un discurso valiente en La Habana en el que pidió democracia y libertades fundamentales ante el propio dictador de la isla, Miguel Díaz-Canel.
En la cena oficial del 14 de noviembre antes de finalizar su visita, el rey habló sobre el futuro de Cuba y dijo que “nada queda congelado en el tiempo”. Agregó que los ciudadanos deberían tener los derechos universales básicos, “entre ellos, la capacidad de expresar libremente sus ideas, la libertad de asociación o de reunión”. (…)
Y también es cierto que el discurso del rey incluyó suficientes referencias al “derecho de Cuba a decidir su propio futuro” para permitir que Díaz-Canel lo aplaudiera, y pretendiera que en general fue una muestra de apoyo al régimen cubano”.
Para Oppenheimer, sin embargo, hay que mencionar asimismo los aspectos negativos del viaje:
“Asimismo, la elección del rey de hacer su primer viaje oficial al extranjero con su esposa a Cuba puede ser criticada por haber otorgado oxígeno a una de las dictaduras más antiguas y decrépitas del mundo. Cuba no ha permitido elecciones libres, ni partidos políticos, ni medios independientes, en seis décadas.
Los disidentes en la isla habían criticado la visita porque la agenda del rey no contenía ninguna reunión con activistas de derechos humanos, y porque se produjo en medio de una ola represiva contra opositores, incluyendo el arresto sin cargos del conocido activista de derechos humanos José Daniel Ferrer.
En tiempos normales, yo no hubiera aplaudido la visita del rey a Cuba, incluso después de su discurso. Probablemente lo habría criticado por no haberse reunido con opositores del régimen”.
La respuesta de Díaz-Canel al discurso real es el mismo de siempre:
“Para entender lo que hacemos y entender también nuestras limitaciones es necesario ante todo comprender y reconocer cuánto nos condena el injusto bloqueo norteamericano”, dijo el mandatario, quien agradeció al rey el apoyo de España en contra de las sanciones”.
Un dato fundamental:
Los reyes no se reunieron con disidentes políticos. (Pero, repitámoslo, sí con Raúl Castro).
Un ejemplo de nota en la prensa española ante la censura de su discurso, lo da Susana Gaviña, en ABC (“El régimen cubano esconde y censura el discurso de Felipe VI sobre democracia y DD.HH.”). Veamos algunos párrafos:
“El «Granma», el instrumento de propaganda política del Partido Comunista de Cuba y por ende del régimen, vuelve a sustraer al pueblo cubano la realidad y la verdad, en esta ocasión con motivo de la visita de los Reyes de España a la isla por el 500 aniversario de la fundación de La Habana. (…)
En su edición digital de ayer, el medio oficialista abría su portada (por la mañana) con un bloque informativo que hacía referencia al viaje de los Monarcas a Cuba, dedicando un lugar destacado a la visita imprevista -no estaba en la agenda- de Felipe VI a Raúl Castro el jueves por la mañana. Un encuentro que fue fijado después de la cena del día anterior en la que Don Felipe ofreció su discurso más importante -y más esperado- en el que abordó temas -democracia, libertad, derechos humanos- no deseables por el régimen que han sido censurados en «Granma».
El medio oficialista no hace referencia a la parte del discurso -que no merece ni un titular en la portada- en la que el Rey explicó cómo «los españoles hemos aprendido que es en democracia como mejor se representan y se defienden los derechos humanos, la libertad y la dignidad de las personas, y los intereses de nuestros ciudadanos». Tampoco cuando afirmó que «es necesaria la existencia de instituciones que representen a toda la realidad diversa y plural que existe de los ciudadanos, y que estos puedan expresar por sí mismos sus preferencias y encontrar, en esas instituciones, el adecuado respeto a la integralidad de sus derechos incluyendo, entre ellos, la capacidad de expresar libremente sus ideas, la libertad de asociación o de reunión». Derechos estos inexistentes en Cuba, que por intentar ejercerlos ha llevado a miles de cubanos a las cárceles del régimen y a sufrir la represión y la tortura -el último caso y más sonado es el del expreso de conciencia José Daniel Ferrer-.
Ninguna de estas palabras están recogidas en la edición digital del «Granma» que ha escondido y censurado el discurso del Rey. Incluye sin embargo la parte más amable del discurso de Don Felipe para con el Gobierno dentro una pieza encabezada por el discurso del presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, que pronunció de manera sorpresiva -no estaba previsto que hablara-, tal vez como reacción a las palabras de Don Felipe. (…)Por supuesto, nada de nada sobre la democracia y los derechos de los cubanos”.
2) La Habana cumple 500 años. Macky Arenas (en “Reporte Católico Laico”), y Yoani Sánchez y Miriam Celaya, (en “14ymedio”) lo mencionan:
Macky (“La “perla del Caribe” sigue siendo hermosa y subyugante; también dueña del cielo más azul del planeta”), destaca su colorido, su belleza a pesar de los accidentes, de las carencias, de los olvidos, del sectarismo de la tiranía.
“Los cubanos se ufanan de que La Habana Vieja no es una pieza de museo, ni se restaura a la manera de un set cinematográfico, es una comunidad bullente en la que habitan aproximadamente unas 100.000 personas, que interactúan con su medio. De hecho, el municipio La Habana Vieja, como parte de la zona céntrica de la ciudad, es un territorio densamente poblado y utilizado por sus habitantes. A diferencia de otros centros de América Latina, caracterizados por su despoblamiento, el de la Habana es un centro vivo…”
Mientras, Yoani Sánchez (“Las máscaras de La Habana”), destaca que
“La Habana fue una ciudad de carnavales y de máscaras. Aunque los tiempos del jolgorio pasaron hace mucho, a esta urbe la cubren -cada vez que hace falta- convenientes capas de maquillaje. Hace años, cuando un papa visitó la isla, las autoridades pintaron las fachadas y limpiaron las calles por las que transitaría la caravana de Su Santidad desde el aeropuerto hasta el casco histórico, una parcial restauración que no escapó del humor popular, que rebautizó la ruta como la vía Sacra.(…)
Este noviembre, el colorete ha vuelto a embadurnar una urbe con más de dos millones de habitantes y que arriba a sus 500 años de fundada. Los retoques «faciales» han incluido la recogida y sacrificio masivo de perros callejeros, la inauguración de algunas obras arquitectónicas que llevaban años en reparación y la prohibición a disidentes y activistas para que salgan a la calle en la víspera y la jornada de celebración del medio milenio de la Villa de San Cristóbal de La Habana. (…)
No obstante, como en el mejor de los maquillajes, a veces una breve lágrima lo echa a perder todo. Los cosméticos valieron muy poco para tapar la realidad y el día en que los reyes españoles paseaban por La Habana Vieja un perro callejero logró atravesar frente a la pareja real y colarse en la foto de esta visita, un guiño quizás a todos esos otros que habían muerto para «limpiar» la imagen de una urbe donde una Ley de Protección Animal sigue siendo una quimera dolorosa. (…)
La Habana, como toda Cuba, es una secuencia de maquillajes y de máscaras. En la epidermis, muy arriba, están los colores chillones del oficialismo; pero abajo -cuando se raspa un poco- aflora el duro gris de la realidad, la sombra oscura de un país dominado por un autoritarismo sin matices”.
Por otra parte, Miriam Celaya (“La Habana real, dolorosa maravilla”) se pregunta:
¿Es en realidad una maravilla nuestra ciudad?. La respuesta es un sí mayúsculo si nos remitimos a la riqueza arquitectónica de nuestra ciudad (…) Todo ello sumado a la también peculiar idiosincrasia de los habaneros que imprime un espíritu particular a la ciudad.
Pero La Habana es en realidad una dolorosa maravilla. Fundada hace 500 años, asediada y varias veces atacada por piratas y corsarios durante los siglos XVI y XVII, a partir del siglo XVIII comenzó a prosperar en un gradual pero constante auge que solo se detuvo abruptamente con la llegada al poder de Fidel Castro y la imposición de su sistema socialista de Estado. El signo «revolucionario» primero provocó la parálisis y después, sistemáticamente, la destrucción de la mayor parte de una ciudad en la que habitan más de dos millones de almas, con particular impacto sobre un fondo habitacional visiblemente insuficiente y deteriorado”.
Medio milenio después, sin embargo, ninguno de los espacios que hacen de La Habana una ciudad maravillosa es obra del impostado socialismo, sino que son sobrevivientes de él. Las viejas fortalezas y plazas, las mansiones señoriales, el Capitolio Nacional, el Gran Teatro, el Paseo del Prado, el Malecón, el Palacio Presidencial, la Estación Central de Ferrocarriles, la mayoría de los hoteles que ahora restauran e «inauguran» como si fueran nuevos, e incluso la propia Plaza Cívica (dizque «de la Revolución») con su controversial torre conocida entre los habaneros como La Raspadura, son todas obras anteriores a 1959 de las que no corresponde al actual poder enorgullecerse”.
3) Juan Antonio Blanco publica dos notas en “Diario de Cuba” (“El Plan B de Cubazuela en Bolivia”, y “Cubazuela y las brisas de otoño”), sobre las crisis en la región sudamericana, y cómo es de importante la responsabilidad en las mismas de La Habana y Caracas. Veamos unos extractos:
“En Ecuador y Chile las chispas que dieron inicio a las protestas fueron puntuales y de naturaleza económica, conectadas con el alza del precio del combustible en el primer caso, y con los pasajes del metro en el segundo. No creo que nadie pueda pensar hoy que, por justificadas que fueron esas medidas desde una perspectiva tecnocrática, era innecesario negociarlas con la población afectada por ellas. Sin duda la arrogancia de quien cree justificada su decisión condujo a olvidar que la sociedad civil no está en la obligación de aceptar pasivamente cada medida que emane del Estado.
En Bolivia, por otro lado, no luchan «contra el Fondo Monetario Internacional y el sistema capitalista» como proclama la izquierda regional, sino contra un dictador conectado con las redes del narcotráfico regional que, con el apoyo de Cuba y Venezuela, participa inconstitucionalmente por tercera vez en unas elecciones que ahora, además, se ha robado.
El presidente ecuatoriano Lenín Moreno, sin mostrar debilidad, hizo gala de estadista abriendo un diálogo con el movimiento indígena en el que ofreció revocar el decreto que había dado origen al estallido, y negociar otro, ahora con participación de los afectados.
Cuando se crea la percepción —verdadera o falsa— de que un presidente está dispuesto a conceder todo con tal de que lo dejen seguir gobernando se abre las puertas al caos. Moreno está ya en fase posconflicto; el presidente de Chile, Piñera, no lo está. Ya no le piden bajar los pasajes, sino cambiar todo el modelo de desarrollo y el régimen constitucional. Y no es arriesgado pensar que pronto le van a pedir «que se vayan todos» —él incluido—, no solo los miembros del gabinete que en pleno despidió el mandatario.
¿Necesita un cambio estructural el modelo chileno? Seguramente que sí, y podría reajustarse de tal manera que no pierda los éxitos ya logrados, al tiempo de que se torne más sensible a las nuevas demandas ciudadanas. ¿Es eso lo que realmente busca la izquierda radical chilena? No. Ellos desean implantar el Socialismo del Siglo XXI. Obviar sus intenciones reales puede ser un error costoso para Chile al mediano plazo”.
La injerencia externa
Los que aseguran que las demandas sociales que dieron origen a los procesos de protestas sociales en Ecuador y Chile son autóctonas y legitimas tienen razón. Los que por ese hecho creen poder descartar la injerencia de Cuba y Venezuela se equivocan.
Rara vez puede una potencia injerencista fabricar artificial y exitosamente las demandas que dan inicio a una protesta. Lo que hacen siempre es pescar en río revuelto y enturbiar sus aguas al máximo, para transformar una demanda puntual en un programa de cambios que favorezca sus intereses estratégicos.
Los indicios de que se desarrolla un trabajo subversivo contra ambas naciones no son fruto de la imaginación calenturienta de nadie. Protestar por el alza del precio del combustible no supone incendiar el edificio público donde están los expedientes judiciales contra el expresidente Rafael Correa y algunos de sus ministros. Manifestar rechazo al alza del precio de los pasajes de metro no implica quemar de forma simultánea diez estaciones de ese sistema de transporte y desatar una inusitada violencia, destructiva y vandálica, en toda la capital. Se puede discutir quién está detrás de esos hechos, pero no es factible aceptar la tesis de que ocurren de manera espontánea, sin coordinación y planificación, cuando además se usan los mismos instrumentos incendiarios. La existencia de las redes sociales no explica el nivel de concertación militar con que han actuado estos grupos.
El argumento de que tanto Cuba como Venezuela están enfrentando una crisis económica que les impediría entrometerse en otros países resulta ingenuo. Desde hace más de una década ambos pactaron con redes de narcotráfico que operan en los países afectados por estas brisas de otoño. Ellos tienen interés en derrocar gobiernos que entorpezcan sus operaciones, como es hoy el caso de Ecuador y Chile.
Aprovechar cualquier oportunidad para fomentar acciones de desestabilización también sirve para validar la amenaza de que Cubazuela tiene la capacidad de crear varios Vietnam en la región.
No es tampoco casual en medio de estas brisas otoñales la organización del Encuentro Antimperialista de Solidaridad, por la Democracia y contra el Neoliberalismo en La Habana, convocado por un pomposo Simposio Internacional sobre la Revolución Cubana. Cientos de representantes de la izquierda regional, con gastos financiados por esa islita «bloqueada» y en quiebra, han clamado por más coordinación y acciones”. (…)
4) España ha celebrado su cuarta elección en 4 años. Y los resultados han sido en general decepcionantes. Es uno de los países que más admiro y respeto, cuya cultura siento tan cercana, en muchos aspectos, a la cubana, que sin duda recibió y recibe influencias de todo tipo de la Madre Patria, y que también ha dado, por cierto que no solo a España, mucho de nuestra forma de ser, de nuestra producción artística, de nuestra capacidad de hacer empatía con todos aquellos dispuestos a aceptarnos como somos.
La política española no está pasando por su mejor momento; las divisiones se aceptan como hecho consumado, la sombra negativa de las dos Españas que mencionara el poeta Antonio Machado, amenaza regresar y profundizarse, olvidando los logros conseguidos gracias a una transición a la democracia que fuera ejemplar, y que tanto progreso le diera a ese país, entre los líderes en muchas áreas en Europa.
Una coalición llamada por los medios “Frankenstein”, y formada por un presidente “en funciones” (porque no ha logrado ser ratificado por una mayoría suficiente en el Congreso de los Diputados), Pedro Sánchez, amenaza conformarse con un PSOE que ciertamente añora los tiempos de Felipe González, y con los representantes del castro-chavismo hispano, encabezados por ese amigo fervoroso de las tiranías de izquierda en América Latina, Pablo Iglesias.
Desde esta Bitácora, que intenta narrar las luchas cotidianas y perennes del pueblo cubano por lograr su libertad, aspiramos a que en España no se den los pronósticos más oscuros que ya se asoman sin rubor alguna en la prensa de ese querido país.
5) Queremos cerrar esta Bitácora con un llamado de alerta: al momento de escribir esta nota, se han cumplido más de 50 días del arresto arbitrario de José Daniel Ferrer García, Coordinador general de la unión Patriótica de Cuba (UNPACU), y promotor de Cuba Decide. Junto a él están presos tres de sus compañeros de movimiento. Unimos nuestra voz a la de todos los que protestan por esta nueva violación a los derechos humanos por parte de la tiranía, y hacemos fervientes votos por la pronta liberación de estos meritorios disidentes políticos.
Marcelino Miyares, Miami, 23 de noviembre de 2019.