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Oswaldo Páez-Pumar: Algo que omití conscientemente

 

La sustitución de Humberto Calderón Berti como embajador en Colombia ha traído mucho ruido. Por supuesto los voceros del régimen del usurpador han conectado sus micrófonos a la red inmensa de radioemisoras, televisoras y periódicos con los que cuentan, a la que agregan la nueva red de información formada por los e-mail, twitters y un largo etcétera de medios de comunicación, información y desinformación con los cuales manipulan la “opinión pública”.

Creo recordar del tiempo de mis mocedades una anécdota referida a Rómulo Betancourt, que hoy se me hace vaga y confusa y quizá hasta trastoco lo que entonces oí y según la cual, leyendo éste un elogioso artículo sobre un paisano y conociendo la pluma en donde se originaba el panegírico, preguntó a quien le llevó el artículo “¿contra quién es ese elogio?”

Así estamos hoy y desde luego todos los ‘elogios’ van dirigidos contra Guaidó. Es el objetivo del usurpador y sus huestes que la oposición cambie de caballo en medio de la carrera ¿o será de jinete?, por lo que después de cuestionar la obviamente impolítica sustitución de HCB, las huestes del usurpador y otras huestes que se me antojan también del usurpador, aunque figuran o se exhiben como opositoras, han hecho coro a la pretensión de los usurpadores (cacos de profesión), de señalar a Guaidó como autor, o cómplice, o colaborador, o cuando menos encubridor de quienes se apoderaron de fondos destinados a paliar la miseria que padecen los migrantes venezolanos en el exterior y los no migrantes que en Venezuela también la sufren.

Por supuesto el conductor debe ser cambiado. Ya aparecieron a la luz pública voceros señalando que la Asamblea Nacional al iniciar sesiones en enero próximo, deberá nombrar “nuevo presidente de la Asamblea” y desde luego nuevo encargado de la presidencia. Nada más absurdo y desacertado.

La Asamblea ya hizo lo que tenía que hacer. Ante el vacío presidencial nombró a quien debía asumir tal función, no por presidente de la Asamblea, ni siquiera por diputado, sino por ser venezolano por nacimiento, mayor de 30 años y de estado civil seglar. Tal función se le encomendó por existir una “vacatio” absoluta en el cargo; y para que la Asamblea Nacional pueda recuperar su capacidad para nombrar a alguien que se encargue de la presidencia “interinamente” mientras se prepara la nueva elección, tendría que haber una nueva falta absoluta. La muerte de Guaidó. La Asamblea podrá nombrar un nuevo presidente de la Asamblea, pero no un “nuevo” encargado de la presidencia de la República.

 

 

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