Carta abierta sobre la reanudación de relaciones Cuba-Estados Unidos

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Carta abierta sobre la reanudación de relaciones Cuba-Estados Unidos

Los signatarios de esta carta abierta, todos residentes en el exterior de Cuba, contrariamente a la opinión de gran número de políticos cubanos del exterior que han rechazado indignados la reanudación de relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos sin tener en cuenta todos sus posibles efectos a largo plazo, deseamos por este medio dar a conocer nuestras consideraciones:

1- La política de aislamiento no ha traído para nuestro pueblo ningún resultado positivo en más de cincuenta años en relación a los derechos y libertades de los cubanos, por lo que puede considerarse que ha redundado en un total fracaso.

2- A quien realmente ha aislado esa política es al pueblo cubano, no al gobierno, el cual ha mantenido relaciones con la mayor parte del mundo mientras que la población ha quedado sólo a merced de las versiones y enfoques de los medios oficialistas.

3- El conflicto y las tensiones entre ambos países, ha permitido al gobierno cubano presentar ante el mundo el conflicto Cuba-Estados Unidos como la contradicción principal del drama cubano y enmascarar ante la opinión pública la verdadera contradicción que ha enfrentado la nación cubana en las últimas décadas, que no es otra que la existente entre una dirigencia que ha negado sistemáticamente derechos y libertades fundamentales, y una ciudadanía que ha permanecido al margen de todo protagonismo. Consideramos que la reanudación de relaciones es el primer paso para desarmar ese mito.

4- El embargo económico sobre Cuba, en particular, ha permitido al gobierno cubano justificar ante el mundo todos los descalabros de su política económica e institucional como supuestos efectos del llamado “bloqueo imperialista” y eludir sus responsabilidades sociales para con su pueblo. El actual proceso de normalización apunta hacia el desmantelamiento de esa política y obliga a la dirigencia cubana a asumir sus responsabilidades o de lo contrario, quedar sin argumentos ante sus ciudadanos y el mundo por el sostenimiento de un bloqueo interno que ha sido mucho más dañino que el externo.

5- La reanudación de esas relaciones, que apunta hacia el término de la guerra fría entre ambos gobiernos, tiene, como consecuencia, el fin del clima de plaza sitiada en el escenario político cubano, lo cual arrebata a la dirigencia cubana la justificación para reprimirlos y procesarlos con el manido argumento de que todos aquellos que cuestionan su política oficial actúan pagados por Washington. El incremento de la represión por parte del gobierno cubano contra los disidentes, no tiene ninguna justificación posible en el marco de las nuevas negociaciones. Quienes subscribimos mantendremos la denuncia y monitoreo de las violaciones de los derechos humanos a nuestros compatriotas.

6- Las nuevas condiciones creadas por la reanudación de relaciones tiende a generar en ciertos sectores de la población cubana una mayor libertad de movimientos y contactos, así como acceso a mayor información que les permitirá adquirir una visión más independiente y desprejuiciada de la realidad.

7- Aunque el conflicto de la nación cubana debe resolverse sólo entre cubanos, las nuevas relaciones entre ambos países permiten una mayor influencia del gobierno de los Estados Unidos en defensa de aquellos que dentro de Cuba luchan por lograr el respeto a los derechos ciudadanos.

No tiene sentido acusar al gobierno de los Estados Unidos de traición por no exigir pasos de apertura a la dirigencia cubana como condición previa al restablecimiento de esas relaciones cuando esa administración, como todas las anteriores, se debe y ha respondido siempre, a intereses de su propia nación, como tampoco se puede esperar que este paso, por sí mismo, lleve a cambios significativos en ese sentido por parte de la dirigencia cubana. Más bien somos nosotros los cubanos los que tenemos la responsabilidad moral de aprovechar las ventajas de las nuevas circunstancias creadas en Cuba para trabajar por una patria mejor.

Manuel C. Acosta Acosta, investigador y docente, residente en México.
Pedro Pablo Alvarez Ramos, activista sindicalista, residente en La Florida, Miami.
Dora Amador, periodista, residente en La Florida, Estados Unidos.
Wilfredo Armesto, médico, residente en Colombia.
Marlén Azor Hernández, Socióloga, residente en México.
Rolando Castañeda, economista, residente en Washington DC.
Siro del Castillo, artista plástico, residente en la Florida, Estados Unidos.
Raúl Ernesto Colón Rodríguez, profesor universitario, residente en Canadá.
Armando Chaguaceda, politólogo, residente en México.
Juan A. Francés, sindicalista, residente en República Dominicana.
Reinold González, editor, residente en La Florida, Estados Unidos.
Ileana de la Guardia, psicóloga, residente en Francia.
René Hernández Bequet, Presidente del Partido Demócrata Cristiano, residente en La Florida, Estados Unidos.
Ariel Hidalgo, maestro, residente en La Florida, Estados Unidos.
Faisel Iglesias, abogado, residente en Puerto Rico.
Heriberto Leyva, maestro, residente en New Jersey Estados Unidos
Mónica López, traductora, residente en Nueva York.
Pedro Ramón López, empresario, residente en República Dominicana.
Jorge Masetti, periodista. residente en Francia.
Marcelino Miyares, politólogo, residente en La Florida, Estados Unidos.
Arnoldo A. Muller, empresario, residente en La Florida, Estados Unidos,
Oscar Peña, periodista, residente en La Florida, Estados Unidos.
Marifeli Pérez-Stable, profesora universitaria, residente en La Florida, Estados Unidos.
Elay Rodríguez, activista, residente de La Florida, Estados Unidos.
Augusto Rodríguez, periodista. Residente en La Florida, Estados Unidos.
Rodolfo Rojas Companioni, técnico, residente en La Florida, Estados Unidos.
Ricardo Roque, médico, residente en República Dominicana.
Danny Roque, antropólogo, residente en México.
Pedro Subirats, profesor de Filosofía, residente en Puerto Rico.

Grupo Concordia. Miami, 17 de Julio de 2015.

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