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Mentira y manipulación

En la actualidad gana espacio un modelo de comunicación política y gubernamental que en la construcción del mensaje privilegia la mentira. Esta propuesta se ha revelado como muy exitoso y se articula partir de tres elementos de acuerdo a Álex Grijelmo.

La mentira como verdad

Ahora todo se puede verificar y eso, en principio, debería impedir que las mentiras pudieran prosperar, pero lo hacen con enorme facilidad. ¿Cómo? A través de tres  mecanismos.

El primero es la insistencia en la mentira, el segundo la descalificación de quienes las rebaten y el tercero que las personas prescindan de intermediarios que los acerquen a las fuentes confiables.

El político o gobernante dice la mentira, el ciudadano no se informa, no lo quiere hacer, a través de los medios de comunicación profesionales sino de manera directa del mentiroso, de fuentes controladas por él o afines a su causa. Se establece así la era de la posmentira.

Hay una ciudadanía que quiere aceptar como verdad la mentira. Eso le permite ver el mundo como quiere que sea, aunque no hay tal. De esta manera se vuelve refractario a toda verdad. Las refutaciones de la mentira lo le hacen ningún efecto.

Ilustración: Víctor Solís

La verdad a medias

Los políticos y gobernantes que se mueven en este modelo de comunicación utilizan de manera sistemática las medias verdades. Dicen parte de la misma, pero esconden la otra.

Se revela y muestra solo una parte del todo. La técnica que se utiliza es la insinuación a través de medios informativos y la yuxtaposición de las imágenes. Se dice con ellas, éstas son reales, algo que no es. Todo depende cómo se las utiliza o que ángulo se privilegia, para avalar un mensaje previamente elegido.

Es común también utilizar la presuposición y la sobrentendido. Se da algo por supuesto sin comprobarlo. El autor da como ejemplo el caso de los Papeles de Panamá. Es evidente que hubo casos emblemáticos de evasión fiscal, pero no todos los que estaban en la lista eran evasores, pero la prensa lo dio como un hecho.

Evadir o ignorar el contexto es otro mecanismo. Sin la presencia de éste la manipulación de la realidad está dada y dice lo que se quiere que diga. Se sostiene, por ejemplo, que ha aumentado el consumo de las drogas, pero no en qué porcentaje o cuál es el comparativo con otras realidades.

Otro de los mecanismos es hacer relevante lo irrelevante. Atacar o denunciar al adversario, ante la falta de datos duros, a través de hechos insignificantes que se magnifican y lo vuelven el tema central.

Impulso de la poscensura

La censura ya no la ejerce en directo el gobierno o el poder económico sino redes de miles de ciudadanos, muchas veces  manipuladas por estos, que no admiten ideas distintas a las suyas. De inmediato reaccionan con el linchamiento de quien sostiene otra opinión.

Es un tema en el que ha trabajado Juan Soto Ivars en Arden las redes (Debate, 2017) que a partir de casos específicos ocurridos en España da cuenta del funcionamiento de la agresiva censura ciudadana a través de las redes sociales.

Esta nueva inquisición de carácter popular, manipulada muchas veces por el poder político, se multiplica y  contribuyen a formar, dice Grijelmo citando a Elizabeth Noelle Neumann, “una espiral del silencio”.

La nueva censura termina por sacar del debate a las posiciones que incomodan al poder. Los críticos, los opositores, los periodistas y los ciudadanos se dan cuenta de que “es arriesgado sostener algunas opiniones y desiste de defenderlas para mayor gloria de la posverdad, la posmentira y la poscensura”.

En ese momento, que es lo que busca el poder, el “círculo de la manipulación queda cerrado”. La mentira campea como verdad, solo se hace valer la parte de la verdad que se quiere destacar y las redes sociales se convierten en un poderoso y sistemático censor que inhibe el ejercicio de la libertad de expresión.

¿Opera éste modelo en nuestro país? ¿Sí es así en qué forma?  Estoy convencido que el presidente López Obrador, como una veintena de otros jefes de Estado y de gobierno en el mundo, siguen esta modalidad. En próximos artículos iré haciendo el análisis de la forma en la que se construye y opera esta modalidad en el México de hoy.

 

 

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