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Muere la soprano italiana Mirella Freni a los 84 años

La cantante italiana destacó por la calidad lírica y expresiva de su canto y su intensidad dramática

Módena debe buena parte de su fama a Mirella Freni (Módena, 27 de febrero de 1935 – 9 de febrero de 2020) y Luciano Pavarotti. Sus propias madres trabajaron juntas en la fábrica de cigarros de la ciudad antes de que ambos compartieran nodriza, amistad, estudios y posición referencial en la historia operística del siglo XX. Freni despuntó pronto, a los diez años, aunque hay que esperar otros tantos para reconocerla ante la Micaela de «Carmen», con la que hizo su debut profesional en el Teatro Communale de Módena.

 

 

En La Scala, interpretando el aria «Si mi chiamano Mimi» (La Boheme, Puccini). Mirella Freni es considerada la más grande «Mimi» de la historia; con Gianni Raimondi. Una producción de Franco Zefirelli, con la dirección orquestal de Herbert von Karajan.

 

Fue un papel fetiche, hasta el punto de que el crítico y musicólogo Richard Osborne la llegó a considerar la mejor intérprete en la historia del disco. La huella también fue determinante ante Mimí (La Boheme), todo una paradigma con referencia en la grabación junto a Pavarotti y Panerai. En 1970 Freni y Pavarotti cantaron esta ópera en el madrileño teatro de La Zarzuela, con dirección de Nino Sanzogno.

 

 

Con Luciano Pavarotti, «O soave fanciulla» (La Boheme), en 1989. En la ópera de San Francisco, bajo la dirección de Tiziano Severini.

 

Pero Freni también fue Butterfly, Naneta, Susanna, Liù,… antes de que el repertorio se ampliara a lo lírico spinto incorporando a Adriana Lecouvreur o Manon. En todos los casos, la pureza de la técnica y la inteligencia a la hora de calcular la adecuación del personaje se convirtieron en una fórmula que siempre dio como resultado una apabullante naturalidad. Freni destacó por la calidad lírica y expresiva de su canto, por poseer un timbre rico en armónicos con particular intensidad en el registro agudo, belleza tímbrica, homogeneidad en los registros, centro ancho, aterciopelado y acariciante.

 

 

«Tu che la vanita», de la ópera «Don Carlo» (Giuseppe Verdi). En Nueva York, 1983. 

 

En cuanto a la intensidad dramática y a la manera en la que fue modelando el estilo, es inevitable reconocer la influencia del director Herbert von Karajan. La flexibilidad estilística y el estudio detallado de los personajes, el emocionante sentido de muchas de sus actuaciones y grabaciones tienen, en buena medida, su origen, en 1963 en la Scala, en una producción de «La Bohème» dirigida escénicamente por Franco Zefirelli y musicalmente por Karajan en lo que se convirtió el comienzo de su carrera internacional. A partir de 1970 Mirella Freni incorporó a su repertorio papeles más dramáticos, como la Elisabetta del verdiano «Don Carlo» o María-Amelia de «Simón Boccanegra».

 

 

 

El desaparecido crítico Gonzalo Badenes comparó, hace ya años, el arte de Freni y su longevidad artística, con el alarde vocal de Alfredo Kraus. Pero en ella había algo más profundo, más sincero, como bien se relata en sus memorias «Mio Caro Teatro», en las que se resume con particular calidez el amor a la profesión. En lo personal, Freni estuvo casada con el pianista Leone Magiera y el bajo Nikolai Giaúrov, con quien trabajó en diferentes óperas, tras conocerse ante «Don Giovanni», y consagrarse con un espectacular «Don Carlo» en Salzburgo dirigidos por Karajan.

 

 

Con Franco Corelli, en 1963, «Parle-moi de ma mere!», de Carmen de Bizet. Dirección de Herbert von Karajan.

 

 

 

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