La fascinación rusa por el Reino Unido lo convierte en objeto de deseo de sus espías
Un experto afirma que Putin hace allí lo que mejor sabe hacer: «infiltrar agentes»
Reino Unido es «uno de los principales objetivos de Rusia en Occidente» y «la influencia rusa en el país es la nueva normalidad». Esas son dos de las conclusiones de un informe elaborado por el Comité de Inteligencia y Seguridad del Parlamento británico y que finalmente vio la luz esta semana, tras varios meses de espera ya que su publicación había sido bloqueada por el primer ministro Boris Johnson. Los diputados que hicieron público el documento, de unas 50 páginas, acusaron a los gobiernos de Johnson y Theresa May y a las agencias de inteligencia nacionales de inacción.
El comité, formado por miembros de diferentes partidos políticos, entrevistó durante un año y medio y de forma confidencial a personal de
la inteligencia británica, así como a expertos independientes para poder hacer un mapa de las intenciones de Moscú de incidir en la democracia británica. El ex espía Christopher Steele fue uno de los entrevistados, y aseguró que el Kremlin intentó financiar de manera encubierta el Brexit e influir en el resultado del referéndum del 2016. La publicación del informe llegó después de que se conociera que un grupo de hackers apoyados por Rusia han intentado en los últimos meses robar información sobre la vacuna contra el covid-19. Y en una declaración inusual, el ministro de Exteriores Dominic Raab, acusó a Moscú de intentar intervenir en las elecciones británicas del año pasado.
Pese a la vehemente crítica del informe, cuyo tono sorprendió incluso al periodista Luke Harding, ex corresponsal de The Guardian en Rusia hasta que, tras una salida, no le dejaron volver a entrar y fue deportado, el documento no descubre nada nuevo bajo el sol. Solo confirma oficialmente lo que es de sobra conocido: la fascinación de Rusia por el Reino Unido. Harding, que acaba de publicar el libro «Shadow State: murder, mayhem and Russia’s remaking of the West» (que en español puede traducirse como «Estado en las sombras: asesinato, caos y la reconstrucción de Rusia de Occidente»), declaró el pasado viernes, durante la presentación del libro a los corresponsales extranjeros en Londres, que el ruso «es un régimen corrupto dirigido por ex espías de la KGB desde el resentimiento con supuestos enemigos como Estados Unidos y Gran Bretaña».
Sin pelos en la lengua, dijo que el presidente Vladimir Putin es un «nihilista que cree que cualquiera puede ser comprado». Harding es uno de los periodistas que sabe de primera mano la fascinación que Moscú siente por las islas británicas y por ello afirma que «esta no es una historia sobre un lugar lejano, sino sobre gente que está a la vuelta de la esquina». La última afirmación parece ser literal: en Londres se calcula que hay más de 150.000 ciudadanos rusos, de los cuales la mitad podrían ser espías, de acuerdo con datos del «think tank» Henry Jackson Society. Al menos una decena han fallecido en circunstancias extrañas en los últimos años, tras formar parte de la élite de oligarcas, disidentes y gángsters que huyeron a Gran Bretaña cuando Putin llegó al poder, creyendo que era un lugar seguro. Seguían los pasos de quienes empezaron a emigrar en cantidades significativas desde la Revolución de 1917, aunque la ola actual se arraigó en la década de los 90, tras el colapso de la Unión Soviética y con una diferencia: muchos trajeron cantidades enormes de dinero que han utilizado para comprar auténticas mansiones y dominar el mercado inmobiliario. «Las atracciones de Londres para los rusos incluyen estar a solo cuatro horas de Moscú, tener una comunidad cosmopolita, tener una gran vida cultural y ofrecer mejores colegios», considera Lucy Ash, directora del documental radiofónico «Russians in Britain: A Handbook» («Rusos en Gran Bretaña: un manual»).
Y aunque Catherine Belton señala en su libro «Putin’s People» («La gente de Putin»), que el presidente y ex agente de la KGB está haciendo en Reino Unido lo mejor que sabe hacer, es decir, infiltrar agentes para sembrar el caos, lo cierto es que más allá de las conspiraciones, los espías envenenados y la supuesta intromisión política, el dinero ruso ha sido una de las mejores formas de ejercer poder y control. «Son personas adineradas que además dirigen negocios» afirmó Luke Harding. Y no miente: en el país han comprado a lo largo de los años medios de comunicación o equipos de fútbol y a algunos se les ha relacionado incluso con miembros de la Cámara de los Lores.
«Pueden obtener el pasaporte, la nacionalidad, en un momento», aseveró el periodista, ya que Londres acogió con beneplácito hace años la inversión extranjera a través del visado de inversión. Pero Haring hizo una advertencia: «Después del Brexit vamos a coger el dinero de cualquiera sin hacer preguntas, y eso no será positivo. Vamos a ser como Mónaco pero con mal tiempo».