Messi, forma del miedo blanco
Como en ese verso de Pedro Salinas sobre los amantes, Barça y Madrid, o Messi y Cristiano, andaban el uno detrás de lo mejor del otro: «Es que quiero sacar de ti tu mejor tú». La obra de Zidane puede ser interpretada como la minimización de los estragos de Leo en el palmarés. La Providencia madridista poniendo las cosas en su sitio.
Cuando debutó, el Barça tenía 16 Ligas, se irá con 26. Y cierto madridismo decidió descansar toda la explicación en él. Una causa sobrenatural, Messi, explicaba esa progresiva convergencia y evitaba toda autocrítica. No había nada de gestión, nada de estructura, nada que reprochar, sólo un talento divino.
Pero sí lo había. Si Maradona cae en un Barcelona inconstante, Messi llega (y llega porque lo buscan, lo moldean, lo ambicionan) con el cruyffismo ya instalado, y lo que hace Messi es elevarlo a una potencia distinta, hacerlo atómico, durable, sostenerlo quizás más allá de lo que podía durar, dándole todo el gol necesario a esa geometría apaisada y especulativa que era el toque. Messi llegó a rozar los cien en un año natural. Su poder tuvo que inspirar hasta el sentido de omnipotencia delirante del «procés».
Messi (vertical) dio sentido al buen gusto culé (horizontal), y fue prueba viviente de su último privilegio: tener lo mejor del mundo. Maradona, Romario, Ronaldo, Rivaldo o Ronaldinho, el Barcelona tuvo siempre al mejor. Eso lo equilibró el florentinismo y eso peligra con la marcha de Messi en el entorno futbolístico actual. Ya no será tan fácil que el Barcelona tenga al 10 del planeta. Pujará por ellos, pero con Messi se acaba esa preponderancia.
Messi obliga al Barça a depurarse financieramente, y a repensar su cruyffismo alrededor de una nueva idea colectiva, con lo que eso tiene de «filosófico». A viajar antes de Cruyff y del nuñismo. Sin Messi, será otro Barça y eso influirá en el Madrid, que quizás decida ser aún menos colectivo, más individualista, más desatadamente florentinista. ¿Qué fue el Segundo Florentinismo sino una respuesta a Messi?
Sin él, sin Messi, el miedo del Madrid tendrá que tomar otra forma. Así de importante ha sido.