La mal llamada “asamblea nacional constituyente” porque ni es asamblea que implica pluralidad conceptual entre sus integrantes, ni es nacional porque es castrista lo que implica que es cubana como el usurpador, ni es constitucional porque sus miembros fueron elegidos violando la constitución, lo que implica que es inconstitucional, recibió del usurpador para su aprobación un proyecto de ley. El proyecto tampoco es tal por emanar de quien usurpa el cargo y por lo tanto incapacitado para presentar proyectos de ley, ni menos aún “ley constitucional” como se la califica, porque tal categoría no existe, siendo las únicas dos categorías de leyes que nuestra constitución contempla, las ordinarias y las orgánicas. Incluso en el supuesto negado de que el usurpador tuviera capacidad para proponer leyes a esa asamblea y que ésta efectivamente fuese una asamblea, no está capacitada para dictar leyes, siendo su única función redactar un nuevo proyecto de constitución que solo adquiere vigencia a través de un referendo.
El usurpador siempre se destacó, de allí el título que lleva este artículo, por el mal uso del lenguaje, como puede apreciarse en una suerte de discurso que antecede al texto del “supuesto proyecto de ley” y que pudiéramos asimilar a lo que sería una “exposición de motivos” a un auténtico proyecto de ley. El proyecto lleva por nombre “Ley Antibloqueo” y desde luego está referido a las medidas del gobierno norteamericano en relación con los bienes que Venezuela produce y que el “proyecto de ley” tiene por meta contrarrestarlas y derrotarlas, porque nos dice el usurpador, en su exposición: “Se destacó un implacable ataque al símbolo monetario”, como si quisiera destacarse en el mal empleo del lenguaje, porque quizá lo que pretendió decir fue que “se ¡desató! un implacable ataque”; y no estoy seguro que empleara mal la expresión “símbolo monetario” en lugar de “signo monetario”, porque el bolívar que es nuestro signo monetario y la moneda de curso legal según la constitución, ha quedado reducido a polvo por el accionar de Chávez y el usurpador a eso, a lo cual él aludió, a un “SÍMBOLO”.
Lo que si es procedente resaltar es que en ese “IMPLACABLE” ataque a nuestro signo (no símbolo) monetario, destacó primeramente antes de las medidas del gobierno norteamericano, lo hecho por Chávez y los alcahuetas directores del BCV, encargados constitucionalmente de velar por la estabilidad de la moneda, cuando Chávez les pidió mil millones de dólares, “un millardito” de las reservas que sustentaban el valor del bolívar y al poco tiempo tuvo que quitarle tres ceros al bolívar convirtiendo un millón de bolívares en mil bolívares y mil bolívares en un bolívar. Tuvo además el tupé de llamarlo bolívar “FUERTE”. Como el usurpador es incapaz de concebir una idea propia, se dedicó a repetir lo hecho por Chávez y en cuanto al bolívar no le quitó tres, sino cinco ceros, convirtiendo cien mil millones de bolívares en mil bolívares y cien mil bolívares en un bolívar. Recuerde quien me lea que esos ceros no se los quitó al bolívar que encontró Chávez, sino al que dejó Chávez con el nombre de “Fuerte”, al cual tuvo el usurpador no el “tupé” sino las “bolas” de llamar “soberano” y todavía cree que puede gobernar el país, cuando su única salida como forma de ofrecerle disculpas al pueblo venezolano, pero desde luego no para obtener perdón, que es imposible, sería el suicidio. Y ahora nos dice que está bloqueado, cuando los bloqueados son los norteamericanos que no pueden comprar nuestros productos. Zape.