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Una baladista francesa del siglo XXI: Zaz

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Algunos amigos me han pedido que haga una entrega dedicada a la balada francesa. No es fácil logro; los galos, en especial después de la segunda guerra mundial, han tenido una presencia propia en la música popular internacional, con grandes compositores (como Charles Trenet, o Jacques Brel, que siendo belga componía y cantaba en francés), e intérpretes (como Edith Piaf, el propio Brel, Yves Montand, Georges Moustaki, Michel Sardou,  France Gall, Serge Reggiani, Serge Gainsbourg, George Brassens, Barbara, Charles Aznavour.) A pesar de la dificultad a la hora de hacer una apropiada selección, un muy cercano «Monday, Monday» contendrá un merecido homenaje a la música popular de Francia. 

Al mismo tiempo, me han preguntado asimismo si no hay intérpretes franceses de hoy que merezcan ser considerados como grandes promesas de la canción. Y tengo entonces el placer de dedicar nuestra entrega de hoy  a una chica que me atrapó desde la primera vez que la oí, por su desenfado y atrevimiento, porque canta como los dioses (si los dioses lo hicieran), no sólo baladas contemporáneas, sino grandes canciones de siempre. ¿Su «nom de guerre«? Zaz. Oigámosla cantando dos auténticos clásicos, en primer lugar el video clip de «Sous le Ciel de Paris»: 

 

 

 

Ahora, su versión de una de las canciones sagradas de Edith Piaf, «La Foule»:

 

 

Hace unos meses la chica estuvo de gira por América Latina, y de paso por Colombia, Andrés Hoyos, escritor, intelectual colombiano, fundador de la revista El Malpensante, escribió esta nota que comparto con ustedes:

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ZAZ

El viernes y el sábado pasados Isabelle Geffroy, mejor conocida con el apodo inspirado de Zaz, dio dos conciertos memorables en el teatro Jorge Eliécer Gaitán.

Zaz es la más notable novedad de la canción francesa y quizá europea, por lo menos continental. Nunca, al parecer, le corrió afán en la vida, pues lanzó su primer disco recién cumplidos los 30 años. Ahora tiene 34.

Hija de una profesora de español y de un electricista, ninguno de los cuales tenía vena musical, pasó de joven por el conservatorio, lo que se nota en el audaz, casi temerario, manejo de la voz. Hay momentos en los que uno cree que va a saltar en pedazos. Pero Zaz no es flor de invernadero; está clarísimo que la parte crucial de su educación artística se dio entre los músicos que se fue encontrando en su accidentada época de desconocida como, por ejemplo, cuando cantó en Vladivostok tras salir de Francia por primera vez. Empezar una carrera musical internacional en lo más crudo del invierno siberiano tiene su swing. Zaz debió tomar clases de salsa en algún recodo del camino, pues la baila estupendamente, al estilo cubano. Durante el concierto bogotano no tocó ningún instrumento, salvo por una divertida trompetita que hace con la mano cerrada.

Ecléctica, comme il faut en estos tiempos de maremágnum electrónico, Zaz mezcla un rock casi duro, con el gypsy jazz de Django Reinhardt y la chanson francesa, puesta a punto con una gota de taquicardia. Édith Piaf es una obvia referencia. Valiente, Zaz se calzó los zapatos de La Môme y se le midió a hacer varios covers de sus canciones emblemáticas. Impresiona, muy en particular, la fuerza de su versión de Dans ma rue, que cuenta la historia de una chica de barrio que muere tras no ser capaz de sobrevivir ni siquiera prostituyéndose. Claro, Isabelle Geffroy nunca se paseó por las aceras, como sí tuvo que hacerlo Édith, petite différence. Al igual que su ídolo, Zaz tiene un gusto regularcito para vestirse, pero no importa, pues uno va es a oírla cantar. Caso aparte son los nueve músicos sencillamente admirables que la acompañan y que están a sus anchas en todos los estilos que la chica tiene a bien sacarse del cubilete. Zaz ha compuesto algunas canciones pero, a semejanza de Ella Fitzgerald, otra de sus heroínas, sabe que los talentos artísticos no siempre vienen equilibrados y que hay gente por ahí, como Raphaël Haroche, que compone de maravillas. Lo que sí es de rigor es tener buen oído para identificar lo que va contigo y un gran director musical al que tú misma debes dirigir. En todos estos terrenos nuestra chica da en el blanco.

Para los afrancesados de este mundo, entre quienes me cuento, Zaz es una grata noticia porque revela que existe otra Francia, la que todavía quiere “el amor, la felicidad y el buen humor”, en claro contraste con la neurótica, inteligente y nihilista de Michel Houellebecq y de tantos otros pesimistas. No estoy al día en materia de nueva literatura, pero al rompe no le encuentro un equivalente. Si existe, por favor enviarme noticias al correo que aparece abajo.

Ahora bien, ni yo ni mis compañeros de concierto esperábamos el entusiasmo desbordante del público bogotano con Zaz, ya que su música no suena en la radio local ni hasta hace poco se conseguían sus discos en las escasas tiendas que aún los venden. Es, pues, un fenómeno de las redes sociales y de You Tube, totalmente contemporáneo. Ambas noches el teatro estaba hasta las banderas.

 

Andrés Hoyos – El Espectador

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Zaz cantando «Dans ma rue», otra de las grandes canciones de la Piaf:

 

Zaz es nativa de Tours, y como muchos cantautores de hoy le gusta fusionar, experimentar, practicar eso que los gringos llaman «crossover», es decir, combinar estilos o expresiones musicales de origen diferente. A nuestra cantante le encanta particularmente fusionar la balada francesa con el gypsy jazz.

La canción que la lanzó a la fama es «Je veux». A continuación, con subtítulos en español:

 

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Previamente, Zaz ha grabado tres álbumes de estudio: Zaz (ganador de un disco doble de platino)Recto Verso y Paris lanzados en el 2010, 2013 y 2014 respectivamente. Volviendo a su biografía, su madre, como ya se ha dicho, era profesora de español y su padre trabajaba en una compañía eléctrica. En 1985 se matriculó en el Conservatorio de Tours, donde estuvo desde los 5 a los 11 años. Allí estudió solfeo, violín, piano, guitarra y canto coral. Del español que enseñaba su madre le debe haber quedado algo, porque aquí está cantando «Historia de un amor» (bolero escrito en 1955 por el autor panameño Carlos Eleta Almarán, y que alcanzó un rápido éxito ya que formó parte de la banda sonora de una película mexicana del mismo nombre rodada en 1956, protagonizada por Libertad Lamarque y Emilio Tuero): 

 

 

 

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Entre sus influencias musicales se encuentran cantantes de jazz como Ella Fitzgerald, y otros cantantes como Enrico Macias o Bobby McFerrin, así como ritmos africanos y latinos. Zaz  ha recibido el Premio European Border Breaker Awards por ser la artista francesa más escuchada fuera de Francia.

Ahora, como despedida, su versión de otra gran canción:  «La vie en rose»:

 

 

 

Un comentario

  1. Creia que no surgirian mas nunca cantantes francesas como Edith Piaf y Mireille Matthiew, pero estaba equivocada al recibir por mediacion de un amigo de FB informacion acerca de ZAZ. Gracias, Marcelino.

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