Democracia y Política

Starmer se niega a readmitir a Corbyn en el Partido laborista pese al visto bueno del Comité Ejecutivo

La Junta de Diputados de los Judíos Británicos, una organización que representa a la comunidad judía en el Reino Unido, consideró que la readmisión del parlamentario es «un paso atrás»

El pasado 29 de octubre, el exlíder laborista Jeremy Corbyn fue suspendido por el partido después de que criticara un informe interno sobre el antisemitismo en el seno de la formación que determina que fue responsable de promover conductas de acoso y discriminación durante su mandato. Corbyn, que es miembro del partido desde hace 55 años, publicó entonces en su cuenta de Facebook una reacción diciendo que no aceptaba «todas» las conclusiones de la investigación y que el asunto había sido «exagerado de forma dramática» por «motivos políticos». La negativa de Corbyn a retractarse de sus comentarios se saldó con su suspensión, pero este miércoles se conoció que el grupo disciplinario del Comité Ejecutivo Nacional de la formación decidió levantarle el castigo, después de que Corbyn dijera en una «aclaración» que las afirmaciones de antisemitismo no habían sido «exageradas». «Espero que este asunto quede resuelto tan pronto como sea posible para que el partido pueda trabajar unido en erradicar el antisemitismo, y oponerse y derrotar a este dañino gobierno conservador», afirmó Corbyn a la BBC tras la reunión.

La reacción de la comunidad judía, que en su momento aplaudió la suspensión, no se hizo esperar. La diputada laborista judía Margaret Hodge aseguró que el mecanismo para lidiar con las quejas internas en el partido es «opaco y disfuncional» y calificó como «ridícula» la propuesta de restituirlo, mientras que la Junta de Diputados de Judíos Británicos, el Consejo de Liderazgo Judío y el Fondo de Seguridad Comunitaria advirtieron que los laboristas habían dado un «paso atrás». El Movimiento Laborista Judío ha emitido un comunicado en el que afirma que Corbyn «no ha ofrecido disculpas por su total fracaso de liderazgo para abordar el antisemitismo en el Partido Laborista, o arrepentimiento por su papel en permitir la manipulación política del proceso disciplinario por parte de su propia oficina, en su nombre. Una vez más, nos encontramos teniendo que recordarle al Partido Laborista que Jeremy Corbyn no es víctima del antisemitismo laborista, sino sus miembros judíos». También dio su opinión Gideon Falter, director ejecutivo de la Campaña contra el antisemitismo, quien consideró que «al readmitir a Corbyn, el Partido Laborista ha excusado una vez más el antisemitismo y ha demostrado que no está dispuesto a abordarlo. La comunidad judía ha sido engañada».

El actual líder, Keir Starmer, que está al mando de la formación desde abril, intentó calmar las aguas a través de un duro comunicado en el que dejó claro que Corbyn no volverá al Parlamento. «Las acciones de Jeremy Corbyn en respuesta al informe de la EHRC socavaron y retrasaron nuestro trabajo de restablecer la confianza en la capacidad del Partido Laborista para combatir el antisemitismo», afirmó, y por tanto, «en esas circunstancias, he tomado la decisión de no devolverle el látigo (whip) a Jeremy Corbyn». Starmer añadió que la situación se mantendrá «bajo revisión», pero fuentes cercanas a él aseguran que, al menos de momento, no tiene intención de restituir al ex líder.

Una de las promesas de Starmer es precisamente la de limpiar el partido del antisemitismo del que ha sido acusado desde hace años, incluso por algunos de sus propios miembros. «El proceso disciplinario no cuenta con la confianza de la comunidad judía. Eso quedó claro una vez más ayer. Es mi tarea como líder arreglar lo que he heredado. Eso es lo que estoy decidido a hacer y he pedido que se establezca un proceso independiente lo antes posible», manifestó.

El documento elaborado por la Comisión británica de Igualdad y Derechos Humanos (EHRC, por sus siglas en inglés) tomó en consideración numerosas denuncias de antisemitismo dentro del partido en los últimos años, un problema que el exlíder, que estuvo en el poder durante un lustro, no fue capaz de atajar en su momento pese la fuerte división interna al respecto. Según el organismo, la oficina de Corbyn además «interfirió políticamente» durante el procesamiento de las quejas, gracias a un proceso que calificó como «inconsistente» y «carente de transparencia». «El análisis del organismo de igualdad apunta a una cultura dentro del partido que, en el mejor de los casos, no hizo lo suficiente para prevenir el antisemitismo y, en el peor de los casos, se puede considerar que lo aceptaba», explicó la comisión en un comunicado, en el que explica que encontró evidencias de «participación inapropiada» por parte de la oficina de Corbyn en al menos 23 casos denunciados internamente.

 

 

 

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