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Pilar Molina: Un mes del Apruebo

Es lamentable comprobar que algunos se han tomado como tarea prioritaria desilusionar o convertir en incautos a quienes votando Apruebo apostaron por convertir el proceso constituyente en un camino de unidad, paz y prosperidad.

 

El miércoles pasado se cumplió un mes desde el triunfo arrollador del Apruebo. De parte de muchos de centro izquierda y centro derecha, fue un acto de esperanza y fe en que se puede tener “una casa común”. El 78% de los ciudadanos votó creyendo que seremos capaces de elaborar un nuevo ordenamiento y aún más chilenos, el 80%, eligieron que no participen en la convención constituyente los actuales parlamentarios.

 

Pero la violencia amainó sólo el día del acto electoral, volviendo al día siguiente más dura y con nuevos objetivos. Ya no se conforma con seguir vandalizando la plaza Baquedano y el sector de Lastarria. Ahora avanza a calle Ahumada con su estela de barricadas en las calles, bombas molotov contra carabineros, paraderos incendiados y saqueo de locales comerciales. También se extiende a otras ciudades como Concepción y Valparaíso. Y el objetivo anunciado por redes sociales es La Moneda, el símbolo del Estado y del Gobierno.

Al día siguiente del plebiscito, el PC estaba llamando a impulsar la movilización y la lucha social con miras al proceso. Y aunque este partido y gran parte del Frente Amplio no participó en el Acuerdo para iniciarlo, su dirigencia se ha empeñado en tratar de torpedearlo. El lunes pasado, un grupo de diputadas, lideradas por la comunista Camila Vallejo, presentó una reforma constitucional para  eliminar aspectos cruciales del mencionado Acuerdo, incorporados a nuestra Constitución, como que las nuevas normas deben aprobarse por  2/3. Un claro intento de constituir una asamblea constituyente al estilo chavista que apoyaron otras parlamentarias, como la PPD Cristina Girardi y la socialista Maya Fernández. Esta retiró su firma después, ¿por cuánto tiempo?

El martes, a los que los votantes dijeron NO el 25 de octubre, hicieron su mejor número. Eliminaron la ley de pesca, figura que no existe en nuestra Constitución y que remite al sector a la norma de 1991. Más importante, un grupo de diputados opositores, presentó una moción para adelantar las elecciones presidenciales y parlamentarias a abril próximo. Lo apoyaron dos candidatos que fueron derrotados por el actual Presidente ungido por mayoría absoluta y que insisten en buscar fórmulas para forzar su renuncia o destitución. Ese mismo día, las comisiones unidas del Trabajo y Constitución aprobaron el proyecto del gobierno para viabilizar que habrá un segundo retiro de las AFP. No importa que queden 4,2 millones de chilenos sin ahorros para la vejez. Tendrán plata para comprar regalos de Pascua.

Al día siguiente, miércoles, la izquierda ultra rechazó apoyar una moción que obliga a los partidos a renunciar a todas las formas de violencia. No solo votaron en contra o se abstuvieron los frenteamplistas y los PC, también lo hicieron 5 del PS y un PPD. Esgrimieron muchas razones para ello, pero lo cierto es que financiamos a parlamentarios y a partidos que no están dispuestos a suscribir el piso mínimo para tener democracia, que es no validar la fuerza como instrumento de acción política.

Llegamos al jueves pasado con la CUT, liderada por otra comunista, amenazando con movilizaciones en todo el país “si el Tribunal Constitucional desconoce la voluntad popular”. Es decir, nuevamente usando la calle, que ya sabemos en qué se traduce, para impedir que el Ejecutivo use (aunque sea tardíamente) su facultad para llevar al TC acciones que considera se inmiscuyen en sus atribuciones, como son la seguridad social, los impuestos y el gasto fiscal. ¡Qué sería del país si estas responsablidades estuvieran en manos de este Congreso!

Y llegamos al viernes, más rojo que nunca, con más detenidos que nunca, en un contexto en que el Parlamento se niega a facilitar la participación de los independientes en el proceso constituyente, como lo pide la ciudadanía. El ministro del Interior, Rodrigo Delgado, denunció nuevas amenazas a parlamentarios, ministros y subsecretarios en los últimos días y pidió investigarlas, reflejando cómo cada día más las ideas se combaten con agresiones y la fuerza bruta.

¿Es este el clima en el que llegaremos a la discusión de las normas básicas que definirán nuestra convivencia como país? Es lamentable comprobar que algunos se han tomado como tarea prioritaria desilusionar o convertir en incautos a quienes votando Apruebo apostaron por convertir el proceso constituyente en un camino de unidad, paz y prosperidad.

 

 

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