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Los ecuatorianos vencen el miedo a la pandemia y acuden a votar

La jornada ha transcurrido sin incidentes, con la vista puesta en unos resultados que pueden llevar a la celebración de una segunda vuelta el 11 de abril

Tiene 78 años y no quiso dejar de votar en esta crucial elección. Luz María llegó temprano a la Universidad Técnica Salesiana, en Cuenca, a 450 kilómetros al sur de Quito, acompañada por su hija Fernanda. Cuenta que le pidió que la recogiera temprano para evitar las largas filas, pero «todos han madrugado». Lleva dos mascarillas, porque ha escuchado que así se protege mejor del coronavirus, que azota al país y al mundo. Se puede intuir que lo dice con una sonrisa, porque sus ojos brillan. Y, alzando sus manos, agrega: «Tenemos que defender el agua».

En Cuenca, una ciudad atravesada por cuatro ríos, también hubo una consulta popular para decidir si se permite la explotación de minería metálica en las zonas de recarga hídrica. Fue un motivador adicional para ir a votar en esta capital de la provincia del Azuay, de donde provienen tres de los candidatos presidenciales: Yaku Pérez, de Pachakutik; Ximena Peña, de Alianza País, el movimiento que llevó a Rafael Correa al poder, pero que ya no le pertenece, y Paúl Carrasco, de Juntos Podemos.

Venciendo el miedo, los ecuatorianos salieron, este domingo, en forma masiva, para elegir al nuevo presidente que gobernará los próximos cuatro años; una Asamblea Nacional de 137 miembros y cinco parlamentarios andinos. Salvo algún incidente en Portoviejo, como la detención de un hombre tras haber sido denunciado por tener papeletas de votación en una carpeta; otra denuncia de una mujer, quien dijo que le entregaron una papeleta marcada en favor de un candidato; así como los empujones al ingreso a la Universidad de Guayaquil, porque la gente se cansó de hacer una fila interminable, la jornada fue de calma.

El clima primaveral en toda la Sierra, y el típico calor en la Costa, acompañaron las votaciones. En Quito, sobre todo en el sur de la ciudad, la concurrencia fue masiva y la gente hizo filas por largo tiempo, aunque no siempre se guardó la distancia social.

Dos modelos distintos

Con toda la complejidad de una campaña con fuertes restricciones, por las medidas de bioseguridad impuestas por el Consejo Nacional Electoral (CNE), en los mensajes y en los discursos de los candidatos, quedó en evidencia que en la elección de este domingo en Ecuador se jugaban dos visiones distintas sobre la política, la economía y las libertades. Una defendida por Guillermo Lasso y, con matices, también por Yaku Pérez, y algunos de otros 16 candidatos, que se muestran abiertos a la inversión, defienden la dolarización y promueven las libertades, entre esas la libertad de expresión sin una ley restrictiva como la Ley Mordaza, parcialmente morigerada en el Gobierno de Moreno.

Y la que representa Andrés Arauz, el delfín de Correa, que quiere reinstalar el socialismo de siglo XXI. «Elegimos entre el retorno al populismo que destruye las economías y condena a los países a la eterna pobreza, o la gestión económica y fiscal responsable», comenta Jaime Carrera, reconocido analista. «En esta elección está en juego la democracia y la prosperidad», sintetiza Simón Ordoñez Cordero, analista político, tras sufragar al norte de Quito. Él considera que la presencia masiva de la gente en las urnas, en todo el país, a pesar de la pandemia, refleja que los ecuatorianos asimilaron que la decisión está en sus manos. «He visto mucha gente de la tercera edad», agrega, y acota que los anuncios de un alto ausentismo no se habrán dado.

En Guayaquil, junto a su esposa, votó Guillermo Lasso, candidato de la Alianza CREO-Partido Social Cristiano; mientras que Andrés Arauz, el candidato del movimiento Unión por la Esperanza (UNES), quien no pudo sufragar porque está inscrito en México, donde estudia, acompañó a votar a su abuela, en Quito.

 

 

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