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Oswaldo Álvarez Paz / Desde el puente: Unidad nacional y continental

 

Necesitamos con dramática urgencia que el enorme sentimiento nacional e internacional de rechazo a toda expresión tiránica de los regímenes existentes se concrete en una política de unidad real y sincera. También servirá para prever los peligros que amenazan las libertades formales en realidades políticas desgastadas por el tiempo y buena dosis de ineficacia para resolver problemas fundamentales.

El tema es delicado. La unidad no se decreta. Mucho menos desde la oposición. Debe construirse con mucho esfuerzo poniendo de lado todos los factores personales o grupales que entorpezcan la posibilidad de alcanzarla. Debe entrarse en una etapa de acciones básicas, más allá de la retórica formal,

El caso venezolano es un ejemplo perfecto, tanto para el vecindario continental como para el mundo entero, de cómo un país rico, con cifras económicas y sociales envidiables, permitió el deterioro progresivo de sus instituciones básicas hasta convertirse en un pobre país pobre colocado entre las peores realidades de la actualidad. Impresionante situación existiendo riquezas naturales impresionantes, tierras aptas para el trabajo productivo y organizaciones básicas para dirigir las tareas necesarias e inaplazables. Con este cuadro cuesta mucho entender la emigración de más de cinco millones de venezolanos en búsqueda de un destino mejor. Gente de todos los niveles sociales y culturales pero, sobre todo, dispuestos a luchar con dignidad por sus derechos fundamentales. Muchos están convertidos en indigentes problemáticos para países que no estaban preparados para recibirlos y garantizarles condiciones mínimas de seguridad personal, familiar, y de trabajo. Estos países reaccionan de maneras diferentes.

Debemos testimoniar nuestro reconocimiento al presidente Duque de Colombia. Con cerca de dos millones de venezolanos en su territorio y un complicado cuadro político interno, demuestra una recia solidaridad que pasará a la historia de las relaciones entre ambos países.

Percibo que Venezuela está unida por la base. Hay mucha más claridad en el ciudadano común, en el verdadero pueblo, que entre una dirigencia que, con excepciones, luce muy por debajo de lo que se necesita en este momento. Hay que poner todas las cartas sobre la mesa y reformular acciones concretas para ponerle punto final a la tiranía.

Desde esta modesta tribuna hacemos un llamado claro y directo a toda la dirigencia para ponerle punto final al partidismo agudo, al electoralismo, a la candidaturitis crónica a todos los niveles y no caer en las trampas estratégicas de un régimen que se tambalea por su incompetencia y alta dosis de corrupción. De allí su endiablada política electoralista en medio de condiciones absurdas e inaceptables mientras los mismos sigan a la cabeza de la nación.

La Consulta Popular del 12 de diciembre pasado señaló un claro camino. El primer gran paso es lograr la salida de Maduro y su combo. Lo demás, incluido lo electoral, vendrá después.

 

Lunes, 15 de febrero de 2021

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