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Luis Riveros: “La izquierda democrática no ha sido suficientemente categórica en rechazar la violencia”

El ex rector de la Universidad de Chile y actual decano de la U.Central en conversación con El Líbero, señala: “La polarización y la violencia están caminando juntas y eso es un grave riesgo en la discusión de la institucionalidad que tenemos que darnos para poder funcionar mejor como país”. Y agrega que de la “izquierda no democrática no espero una declaración contra la violencia porque, de alguna manera, la auspician”.

La muerte de Francisco Martínez en Panguipulli desencadenó una ola de violencia y una serie de críticas y comentarios del mundo político hacia el actuar de Carabineros, sumado a nuevos desórdenes en el centro de RM. En este contexto, un grupo de más de 70 figuras ligadas a la centro izquierda firmaron una carta impulsada por Proyecto Cambio Democrático y figuras de la centro izquierda titulada “Cuidemos la Democracia”, en la que condenan la violencia y dan a conocer los puntos en que, a su juicio, debe centrarse el actual debate político-social para recuperar la confianza de la ciudadanía y proteger la democracia. “La ola de violencia y destrucción que ha seguido a la muerte del joven malabarista no tiene justificación alguna, ni moral ni política”, señalan en la declaración.

Luis Riveros, ex rector de la Universidad de Chile, es uno de los firmantes de la carta abierta. En conversación con El Líbero afirma que la condena a la violencia debe ser transversal y declara que “la izquierda democrática no ha sido suficientemente categórica en rechazar la violencia”. A su juicio, esto es “grave porque entonces aparece toda la izquierda como que avala la violencia, la justifica y la entiende como una reacción natural, casi deseable”.

Con respecto a la izquierda no democrática declara que “no espero una declaración contra la violencia porque, de alguna manera, ellos la auspician, es su envase de desarrollo y porque ellos han explotado históricamente este sentimiento de frustración social”. Califica las declaraciones de la presidenta de RD, Catalina Pérez, como impresentables, ya que “uno no puede pensar que un parlamentario lleve este tipo de mensajes que dicen que es mejor destruir todo para poder demostrar los problemas y poner en evidencia nuestra insatisfacción”. “La explicación es una tomadura de pelo y me parece que la afirmación fue totalmente desafortunada y la diputada debería pedirle excusas al país”, agrega el actual decano de la Universidad Central.

 

-¿Qué pasa con la crítica y condena de políticos ante el actuar de Carabineros, antes de que la Fiscalía determine lo sucedido en el caso Panquipulli?

-Lo que nosotros sostenemos en esa carta y me parece que es lo que corresponde desde el punto de vista ciudadano es esperar que la justicia se pronuncie sobre un hecho que aparentemente es tan controvertido, porque uno no puede quedarse con las interpretaciones, que son en general interesadas o dependen del punto de vista del cual se miró el problema. Como vemos en el caso de Panguipulli, el carabinero fue condenado públicamente y diríamos, si estuviésemos en el período medieval, habría sido llevado a la hoguera, pero lo que sucede más tarde es que se demuestra que en realidad actuó en defensa propia, a lo mejor cabe la duda respecto si fue una reacción apropiada o exagerada, pero eso es un tema que tiene que ver con la justicia y para eso la República tiene un Poder Judicial, un sistema judicial. Por lo tanto, hacer conclusiones o condenas previas que suenan muy bien desde el punto de vista político me parece que no es apropiado porque eso siempre lleva a unas tremendas injusticias.

Hacer conclusiones o condenas previas que suenan muy bien desde el punto de vista político me parece que no es apropiado, porque eso siempre lleva a unas tremendas injusticias”.

-En la carta discrepan de quienes manifiestan que no hay democracia, que no existe la institución de los derechos humanos y que habría impunidad generalizada y aseguran que tendrían argumentos irrebatibles para hacerlo, ¿cuáles podrían ser algunos de ellos?

-Los argumentos para rebatir eso es que el país ha ido progresando sistemáticamente en el tema de derechos humanos. Yo siento que todavía hay mucho campo que tenemos que recorrer, pero las instituciones educacionales, y a mí me consta, las instituciones formadoras de policías y de Carabineros, así como de las Fuerzas Armadas, están hoy día mucho mas conscientes de este tema que es tan importante, que es la protección de los derechos humanos y que ha sido un tema que, más allá de las acciones mediales y las protestas que son tan sonoras y todo lo que surge producto de eso, yo creo que el país ha progresado en esta materia donde sin duda todavía tendrán mucho más que progresar. Porque aquí importan los derechos humanos de unos y otros. A mí me importan los derechos humanos de aquellos que van a protestar a la Plaza Italia, pero también siento que debemos proteger los derechos humanos de los comerciantes que son afectados en sus negocios, de los vecinos que son atropellados de manera flagrante, entonces aquí tenemos que aprender a respetarnos todos. Los derechos humanos no son para mirarlos hacia un lado solamente, sino que tienen que ser también mirados en un contexto amplio de unos y otros. Creo que de eso todos estamos aprendiendo.

-¿Le parece que es clave reformar Carabineros para devolverle la credibilidad y confianza a la institución?

-Eso es un tema tan controvertido. Yo no sé qué significa eso porque he escuchado titulares como, por ejemplo, “disolvamos Carabineros” y qué hacemos el día siguiente. Otras como “pongamos un civil a cargo de Carabineros”, bueno si actualmente los carabineros dependen del poder civil, porque en definitiva es el poder civil, a través del Estado y el Gobierno, que nombra a sus altos mandos. Entonces, me parece que aquí hay mucha declaración inflamada. Yo no sé realmente qué es lo que significa eso. Si eso significa que tenemos que organizarlos de una manera distinta o cambiar cómo tendrán que reaccionar frente a estos eventos que ocurren, el de Panguipulli fue un evento bien aislado, fue una persona, pero también hay eventos masivos, estos eventos que consisten en atacar comisarías, por ejemplo, y tratar de incendiarlas y de atacar a carabineros en cualquier parte. Me da la impresión de que esas cosas no tienen que ver con una reforma a Carabineros, por lo demás Carabineros tiene una valoración ciudadana que leyendo las encuestas me parece que no es nada despreciable tener un 50 y tanto por ciento de apoyo ciudadano, en circunstancias que los propios partidos políticos, el Congreso y el Gobierno están bastante por debajo de eso. Entonces, qué significa esto de reorganizar Carabineros, qué es lo que implica, cuál es la propuesta específica. Como titular muy bien, podemos reorganizar todo, pero creo que esto nuevamente contribuye a tirar palos a una hoguera, pero que en definitiva no sabemos para dónde va a partir el fuego, porque esto evidentemente que puede terminar sin ningún resultado útil importante para el país.

De esa izquierda no estrictamente democrática no espero una declaración contra la violencia porque, de alguna manera, ellos la auspician, es su envase de desarrollo”.

-Según el diputado DC, Miguel Ángel Calisto, un sector de la izquierda no democrática permanentemente se ha negado a discutir proyectos de la agenda de seguridad. ¿Por cree qué se evitan esos temas?

-Eso es algo que cruza todo el ambiente político. Mire las pensiones, todos se quejan, todos discuten, todos dicen lo que hay que hacer, pero cuándo realmente han abordado este tema, lleva años pendiente. Y como esos, muchos temas no se han discutido. Nosotros propusimos, desde los tiempos que yo era rector de la Universidad de Chile, que había que abordar el tema de la educación pública para ponerla al nivel de la educación privada con el objeto de que sea efectivamente un mecanismo para brindarle igualdad de oportunidades a las personas y nunca se hizo nada sustantivo en eso. Claro, le tiraban unos pocos pesos más, pero el planteamiento no era ese. Entonces, todo esto de no discutir las cosas para dejarlas ahí y en ese intertanto llenarlo de frases explosivas, declaraciones y denuncias yo creo que son todos mecanismos para tratar de atraer un electorado que es cada vez más incrédulo y más insensible, lamentablemente, a todo este tipo de aconteceres. Eso es una manera pésima de hacer política y naturalmente que es una manera de debilitar la institucionalidad republicana.

Esto de no discutir las cosas para dejarlas ahí y en ese intertanto llenarlo de frases explosivas, declaraciones y denuncias, creo que son todos mecanismos para tratar de atraer un electorado que es cada vez más incrédulo”.

-¿Qué opinión le merecen las palabras de la presidenta de RD sobre “quemar todo”? ¿Es el “aval de una diputada a hechos violentos”, como menciona la carta?

-Me parece que francamente eso es algo impresentable para un diputado de la República. Ahora, dice que fue una hipérbole, a mí me cuesta creer que eso sea una hipérbole o una metáfora tratando de tener un pensamiento superior sobre alguna materia, que lleva un mensaje que nos cuesta tanto entender que tiene que darlo como un ejemplo. Simplemente la explicación es una tomadura de pelo y la afirmación fue totalmente desafortunada y la diputada debería pedirle excusas al país porque uno no puede pensar que un parlamentario, aunque haya sido elegido con una poca votación, lleve este tipo de mensajes que dicen que es mejor destruir todo para poder demostrar los problemas y poner en evidencia nuestra insatisfacción.

-¿Qué rol debe tomar la izquierda en condenar la violencia? ¿Qué papel le cabe al sector que en declaraciones o en redes sociales justifican la violencia?

-Hay que hacer una separación entre la izquierda democrática y la no estrictamente democrática. Yo de esa izquierda no estrictamente democrática no espero una declaración contra la violencia porque, de alguna manera, ellos la auspician, es su envase de desarrollo y porque ellos han explotado históricamente este sentimiento de frustración social, de que aquí hay un poder oculto que maneja todo desde la sombra y eso hay que destruirlo y para eso hay que destruir el sistema, la institucionalidad. Como por ahí escuché en el discurso de alguno de ellos hay que destruir la columna vertebral de la Defensa porque eso es lo que tiene al sistema todavía en pie. Yo distingo eso de la izquierda democrática, de esa izquierda que fue parte de la Concertación, que fueron 30 años de progreso significativo para el país, uno puede tener puntos más, puntos menos, estar de acuerdo si se progresó lo suficiente en materia de distribución del ingreso o no, pero sin duda el país progresó, sin duda al país le fue bien, sin duda el país puede mostrar hoy día lo que estamos viendo, el país número 1 en materia de vacunación, eso no viene de la nada, viene de una institucionalidad que se desarrolló, se fortaleció, que tiene todavía muchos problemas, pero es un país que tiene política, recursos que no han surgido de la nada, y que han puesto al país a funcionar. Hubiese sido este gobierno u otro lo habríamos hecho igual creo yo, sinceramente. Pero me parece que esa izquierda democrática no ha sido suficientemente categórica en esto de rechazar la violencia.

En La Araucanía, yo no he escuchado declaraciones de los partidos tradicionales de la izquierda democrática condenando la violencia y pidiendo que se investigue”.

-¿Falta una condena transversal a la violanecia para detener este tipo de hechos? ¿Sería suficiente?

-Por supuesto que hace falta, no me cabe ninguna duda. Aquí hay una lógica, mire La Araucanía, yo no he escuchado declaraciones de los partidos tradicionales de la izquierda democrática condenando eso y pidiendo que se investigue, que se informe y que el Parlamento discuta en qué pie estamos en esa materia, no he visto eso. Me parece que es grave porque entonces aparece toda la izquierda, todo lo que no es derecha o de apoyo al Gobierno, es tan difícil hoy día definir cuáles son los límites de partidos y movimientos, pero si no, aparece como que todos avalan la violencia, todos justifican la violencia y la entienden como una reacción natural, casi deseable diría yo, en vista que algunos queremos provocar cambios positivos en materia de oportunidades, de otorgarle más dignidad a la gente, más igualdad de oportunidades a los niños y jóvenes

La violencia lo único que hace es destruir la democracia y si se destruye ya hemos vivido esos períodos caóticos tremendos de un país que va hacia el enfrentamiento sistemáticamente dividido en dos. Eso significaría que no hemos aprendido ni siquiera de nuestra historia.

En esos serios problemas que yo califico como graves, vamos a empezar a redactar una Constitución y ahí aparecen los que dicen que hay que rodear la Convención para que actúe bajo presión. Me parece que este es el camino equivocado”.

-En su twitter señala que “somos más los chilenos que creemos en el diálogo, que rechazamos la violencia, que estamos dispuestos a defender la democracia”. ¿Cree usted que solo un pequeño sector, quizás la izquierda no democrática, falta que condene la violencia y crea en el diálogo?

-Por supuesto, he visto muchas veces a sectores y partidos que se excluyen del diálogo, con distintas y probablemente valederas razones, pero excluirse del diálogo es permitir que esto siga adelante y que entonces si uno quiere protestar por algo va y quema una iglesia o destruye o saquea y deja a la gente de un barrio sin transporte. Tenemos que ponernos de acuerdo en un país civilizado, en que todos tenemos claras nuestras diferencias en ideas, en propuestas de país, pero podemos llegar a un camino y eso es lo que he sugerido permanentemente, que lleguemos a un camino para ponernos de acuerdo. Yo he sugerido que aquí tiene que haber un diálogo entre los tres poderes del Estado con la pregunta: ¿Qué es lo que hacemos para parar esta ola de violencia? En esos serios problemas que yo califico como graves, vamos a empezar a redactar una Constitución y ahí aparecen los que dicen que hay que rodear la Convención para que actúe bajo presión… Me parece que ese es el camino equivocado, lo único que va a lograr es que pierdan más credibilidad los sistemas que nos hemos dado para poder perfeccionar la institucionalidad y mejorar la democracia.

Somos más, pero resulta que los más están más calladitos en sus casas. Creo que esos más tienen que ir a votar y mostrar su opinión, porque cuando va la mitad solamente a votar, como nos ha ocurrido en todas las últimas elecciones, entonces simplemente eso no es un pronunciamiento de la mayoría, es un pronunciamiento de una parte del país y me parece que eso es lo peor cuando estamos hablando de la institucionalidad.

El proceso constituyente no se puede hacer a gritos ni con masas vociferantes que esperan que esta reforma constitucional nos mejore las pensiones de aquí a un año”.

-¿Qué se puede esperar del proceso constitucional si se mantiene este ambiente? ¿Podrá tomar distancia de ello la Convención?

-Ahí hay una gran pregunta abierta, yo espero que sí. Porque una Constitución es una cosa delicada que hay que discutir con cuidado, hay que discutir el país que queremos, primero que nada dibujar dónde queremos llegar, y una vez que tengamos eso más o menos definido, entonces definir una Constitución que vaya hacia ese camino y que separe lo que es lo constitucional de lo legal, porque lo legal va a ir por el Parlamento. Todo eso es un diseño muy delicado que no se puede hacer a gritos ni con masas vociferantes que esperan que esta reforma constitucional nos mejore las pensiones de aquí a un año. Siento que estamos corriendo un grave riesgo y la responsabilidad es el factor número uno, por eso es tan importante que quienes sean miembros de esa Convención Constitucional le den el equilibrio, la ponderación, la temperancia que se necesita para mirar a Chile en un contexto de largo plazo. Ese es el Chile que le vamos a dejar a nuestros hijos y nietos, no es el Chile para diciembre de este año.

La polarización y la violencia están caminando juntas y eso es un grave riesgo en la discusión de la institucionalidad que tenemos que darnos para poder funcionar mejor como país”.

-¿Cómo influye la polarización política del país en que prevalezca el clima de violencia?

-Van juntas porque la violencia se siente de alguna manera amparada por esta polarización en que están los unos que ni siquiera quieren hablar con los otros y en que las agendas están marcadas por este terreno terrible de división entre lo bueno y lo malo. Siento que las dos cosas están caminando juntas y eso también es un grave riesgo en la discusión de la institucionalidad que tenemos que darnos para poder funcionar mejor como país. El país tiene que aprender de su experiencia histórica, yo creo que la guerra civil de 1891 y los sucesos de septiembre y en adelante de 1973, debieran ser una lección de la cual tenemos que aprender que siempre el diálogo es mejor que el enfrentamiento y siempre la paz es mejor que la violencia y tenemos hoy día una oportunidad para mejorar nuestra institucionalidad.

Revise aquí la carta redactada Proyecto Cambio Democrático y figuras de la centro izquierda

Cuidemos La Democracia. Febrero 2021-2 by El Libero on Scribd

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