Felipe VI hace un encendido elogio del papel de Juan Carlos I en el aniversario del 23-F
El monarca ha recordado que la "responsabilidad y compromiso" de su padre fue "determinante" para "la defensa y el triunfo de la democracia". Batet alerta que el peligro hoy en día está en la "deslegitimación" de las instituciones
El rey Felipe VI ha hecho un encendido elogio del papel de su padre, Juan Carlos I, para desbaratar el intento de golpe de Estado del 23-F, al destacar cómo asumió su «responsabilidad y compromiso» con la defensa de la Constitución. «Su firmeza y autoridad fueron determinantes para la defensa y el triunfo de la democracia», ha resaltado en su discurso en el Congreso de los Diputados.
El jefe del Estado ha subrayado el 40 aniversario de una fecha «de tanta significación y relevancia» para la entonces «joven democracia» y la «consolidación» de la Transición política. «Millones de españoles tenemos aquella noche grabada en la memoria. Y sobre todo cómo desde la angustia y la preocupación de lo que podía suceder, sintieron la tranquilidad de que cómo la libertad y el orden constitucional prevalecían», ha indicado.
Felipe VI ha destacado en la «victoria de la democracia» de aquel día se consiguió gracias a la intervención del Rey emérito en la televisión en un mensaje para la historia. En su caso, siendo niño, ha recordado que aprendió «el inmenso e incalculable de la democracia».
El Rey ha incidido en que aquel «ataque de extraordinaria gravedad» contra el sistema democrático provocó que el Congreso permaneciese «temporalmente cautivo» por la actuación de «fuerzas contrarias al camino de libertad y progreso» que querían los españoles. «El rechazo institucional y ciudadano a la ruptura de nuestro marco de convivencia fue decisivo para detener y vencer aquel golpe de Estado», ha resaltado.
El monarca ha destacado la «honda convicción democrática» de los miembros del Gobierno y parlamentario que vivieron «aquellas largas horas» en el hemiciclo. «Quiero con gran admiración y gratitud significar en la persona del presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, a una larga lista de hombres y mujeres, civiles y militares, que ofrecieron con los medios de comunicación un ejemplo de coraje y lealtad a las instituciones y a la Constitución», ha destacado.
Ante «aquella inaceptable ruptura del legítimo y legal orden democrático», en palabras de Felipe VI, su padre «asumió su responsabilidad y su compromiso con la Constitución para que se tomaran todas las medidas para mantener el orden constitucional dentro de la legalidad vigente«, tal y como dijo hace 40 años en un mensaje televisado que ya forma parte «de la memoria colectiva» de los españoles.
La «decidida reacción» de Juan Carlos I
Previamente, la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, ha subrayado que hace 40 años la democracia española supo responder «con firmeza y con éxito» al asalto que pretendía acabar con la libertad y el pluralismo en España.
«Recordamos que la sociedad española y los poderes democráticos utilizaron su legitimidad y los instrumentos que la Constitución les confiere para derrotar el intento de golpe de estado y proteger los
derechos de los ciudadanos y la convivencia libre y plural propia de nuestro sistema político», ha proseguido la tercera autoridad del Estado.
Batet ha insistido en que la conmemoración de este martes se centra en la «decidida reacción» de las instituciones públicas que, «encabezadas» por Juan Carlos I, «asumieron la defensa de la democracia ante la amenaza del golpe y usaron eficazmente sus capacidades constitucionales para derrotar a los golpistas».
«Celebramos el ininterrumpido compromiso con la democracia de la sociedad española, de la prensa y los medios de comunicación, a través de los cuales los españoles de aquel momento siguieron los acontecimientos», ha hecho hincapié la presidenta de la Cámara baja, quien ha añadido que aquel 23-F «pertenece al pasado y resulta inconcebible para la sociedad española de hoy».
El peligro de deslegitimar la democracia
En pleno debate sobre la normalidad democrática en España, Batet ha insistido en que la democracia, «como todo lo valioso», exige «compromiso diario, defensa permanente y esfuerzo constante». Por ello, ha advertido de que el peligro hoy en día está «en la deslegitimación y la instrumentalización de las propias instituciones democráticas para desnaturalizarlas y convertir la democracia en una fachada despojada de sus contenidos fundamentales».
En este sentido, Batet ha alertado sobre «la creciente polarización de la política y su traslado a los ciudadanos, con las fracturas sociales que genera», así como el populismo «de las respuestas fáciles o de las presuntas verdades incontestables» que se ha instalado. O, en último término, «del miedo y la negativa a enfrentarse a la complejidad».
«Todos ellos son antiguos y bien conocidos enemigos de la democracia, que pueden reconocerse sin problema en nuestra realidad actual. Una realidad que nos muestra cómo incluso las democracias más asentadas y reconocidas no están exentas de esos riesgos y deben ser defendidas cada día», ha concluido la presidenta.