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Genaro Arriagada: “La DC tiene un interés muy claro por salvar, como primera prioridad, a la Unidad Constituyente”

El ex ministro, y uno de los cerebros de la Democracia Cristiana, desmenuza el actual momento de la oposición. Define como “error político de proporciones” una posible “pre primaria” presidencial entre el PPD y el PS. “Es probable que el PPD, no obstante la grandilocuencia de Guido Girardi, sea uno de los partidos más vulnerables de la centroizquierda”, señala. Y advierte: “Si se quiebra la Unidad Constituyente hay varias alternativas, pero todas malas”.

 

“La unidad ha sido para la izquierda y la centroizquierda, el concepto más manoseado y más traicionado por la mayoría de sus dirigencias políticas”. Así de tajante es el juicio de Genaro Arriagada, ex ministro y dirigente histórico de la Democracia Cristiana.

Con su mirada punzante, en entrevista con El Líbero, el influyente cientista político analiza las iniciativas que han surgido desde sectores del PPD y del PS que excluirían a la DC en una definición presidencial del sector. “Un temor recorre al PS y al PPD y es que en una primaria legal Ximena Rincón se imponga a Paula Narváez y a Heraldo Muñoz”.

-En estos días algunos dirigentes han puesto en riesgo la unidad de la oposición con miras a las elecciones. ¿Cómo analiza este escenario?

-Está claro que varios han cambiado de posición, el Partido Comunista y el Frente Amplio y recientemente Girardi. En consecuencia, los atletas de la unidad han empezado a bajarse. La unidad ha sido para la izquierda y la centroizquierda, el concepto más manoseado y más traicionado por la mayoría de sus dirigencias políticas. Durante años “unidad” fue la palabra sagrada, la vía exclusiva para alcanzar el poder y el remedio para todos los infortunios electorales y políticos. Salirse de la fila de la unidad o ponerle límites a su alcance era una felonía. Pero bruscamente, los campeones de la unidad, léase el Partido Comunista y el Frente Amplio, se cambiaron de caballo y descubrieron que no cabía una unidad ni para las elecciones de concejales, ni de alcaldes, ni de constituyentes. La “unidad” fue entonces reclamada por los integrantes de la hoy llamada Unidad Constituyente (DC, PR, PPD, PS, PRO y Ciudadanos). Se dijo que esta era una “unidad” que traducía un acuerdo sobre un terreno común. Pero en estos días, antiguos atletas de la “unidad” desde dentro de la Unidad Constituyente empiezan a “quemar lo que habían adorado” y plantean un nuevo quiebre: primero una primaria que no estaba consultada y luego una primaria legal donde sea excluida la Democracia Cristiana.

 

La Democracia Cristiana es, tal vez, el partido de centro e izquierda que tiene la más sólida estructura orgánica”.

 

-Antes de la propuesta del senador Guido Girardi, fue el Frente Amplio y el Partido Comunista quienes separaron aguas del resto de los partidos de centroizquierda…

-Creo que la decisión del Frente Amplio de unirse al Partido Comunista en una alianza es un error que les va a costar muy caro. Si hacemos un análisis frío, ajeno a compromisos políticos, el rechazo de los comunistas a una unidad amplia, que incluyera a la Democracia Cristiana parece una estrategia razonable. En lo ideológico, porque con la DC presentan dos proyectos antagónicos. Para el PC, con una mirada de largo plazo, en una alianza con la DC no ganan nada, pero ellos apuestan a recoger parte de los escombros del Frente Amplio. En ese sentido son leales a una constante en su historia: se trata de impedir el surgimiento de toda fuerza que esté a su izquierda. El propósito -que existe, pero que funcione está por verse- de fagocitarse al FA es coherente.

-Por su parte, desde el comienzo de la actual directiva liderada por Fuad Chahin, la Democracia Cristiana estuvo muy en la línea del “camino propio”

-Es una caricatura decir que la DC quería un camino propio. La Democracia Cristiana quería tener una individualidad propia. Y, en ese sentido, tuvo una actitud frente a proyectos políticos, frente a la acusación constitucional contra Piñera y otras cosas, tener una personalidad propia, y eso es muy legítimo. Distinto es una alianza con el Partido Comunista. Para la DC la disyuntiva es sabida. Una alianza que vaya de ella hasta el PC equivale a su derrumbe electoral y político. Por tanto, se siente muy cómoda con el rechazo del PC. Pero la Democracia Cristiana sabe que “el camino propio”, que es la alternativa a la unidad, es también un camino al desastre. A la DC le cabe el verso de Rubén Darío: con la unidad se muere; con el camino propio se mata. Por tanto, la DC tiene un interés muy claro por salvar, como primera prioridad, a la Unidad Constituyente.

 

Es probable que el PPD, no obstante la grandilocuencia de Guido Girardi, sea uno de los partidos más vulnerables de la centroizquierda. En la pasada parlamentaria perdió el 55% de su masa electoral”.

-¿Y cuán viable cree que es una “pre primaria” del PPD-PS como lo están sugiriendo figuras de esos sectores, principalmente del PPD?

-Es un error político de proporciones y espero que mucha gente dentro del PPD y del Partido Socialista concuerden en que es un error. Y los errores en materia de alianzas se pagan muy caro. Es probable que el PPD, no obstante la grandilocuencia de Guido Girardi, sea uno de los partidos más vulnerables de la centroizquierda. En la pasada parlamentaria perdió el 55% de su masa electoral. En rigor, al cabo de 35 años de su fundación, y a pesar de la calidad de muchos de sus dirigentes, sigue siendo un personaje en busca de autor: ni tan de izquierda como para atraer a ese electorado; ni tan moderado como para entibiar a los votos de centro. Las posibilidades de un “semi-camino propio”, esto es de una alianza PS-PPD, parece otra quimera. Ambas fuerzas sumadas representan un 14,3% del electorado. Y seamos francos, ni para la DC con su 10% ni la alianza PS-PPD con su 14%, pueden ensayar un camino propio. Las posibilidades de crecimiento de la alianza PS-PPD se ven difíciles. Hacia la izquierda, eventuales aumentos chocan con la muralla china del PC y el FA. Hacia el centro una valla difícil es la DC. Por tanto, el PPD, pero también el PS, más aún que la DC, requieren de una alianza, idealmente, de la Unidad Constituyente.

-¿Cómo se puede entender, entonces, las propuestas de primarias que aparten a la Democracia Cristiana?

-Al margen de cualquier chovinismo partidario, hay un problema muy práctico y pedestre que ha empezado a enturbiar las relaciones de la DC con el PS y el PPD. Las primarias para alcaldes, gobernadores y la interna de la Democracia Cristiana entre Alberto Undurraga y Ximena Rincón, han mostrado que la Democracia Cristiana es, tal vez, el partido de centro e izquierda que tiene la más sólida estructura orgánica. El Partido Comunista en su interna para elegir el Comité Central movilizó 6.300 militantes; Revolución Democrática para aprobar su alianza con el PC logró llevar a votar a 750 militantes y la consulta para designar al reemplazante de Renato Garín solo a 37 personas. Es cierto que la interna PPD movilizó a 12.000 personas, pero la DC logró llevar a votar a 24.000 militantes. En ese cuadro un temor recorre al PS y al PPD y es que en una primaria legal Ximena Rincón se imponga a Paula Narváez y a Heraldo Muñoz. En la DC dicen ‘esa es la democracia’: los socialistas y PPD aceptaron el triunfo de Aylwin y Frei; la DC aceptó las victorias en la interna de Lagos y Bachelet.

-¿Qué alternativas tiene el sector si se quiebra Unidad Constituyente?

-Si se quiebra la Unidad Constituyente hay varias alternativas, pero todas malas. Una de ellas es que en un rapto de irracionalidad la centroizquierda e izquierda fuera en cuatro o cinco candidaturas: una PS-PPD con alguien del FA; otra PC con lo que quede del FA; una DC con el PRO y Ciudadanos; otra del PR; y “al aguaite” una de Pamela Jiles. Seamos francos, eso asegura una derrota y la continuidad de la derecha. Piñera habrá sido un mal gobierno, pero uno que, a diferencia de Bachelet, dejó a un sucesor de su misma corriente.

 

El país no se ha volcado a la derecha; pero rechaza un salto al vacío. No quiere ‘el capitalismo salvaje’ si por ello entendemos el neoliberalismo; pero tampoco el socialismo y mira con pavor a las experiencias de Venezuela, Nicaragua, Cuba, incluso Argentina”.

 

-En este complejo momento por el que atraviesa el sector, ¿es posible un triunfo de la centroizquierda en la presidencial?

-En el caso de la derecha hay varios candidatos que marcan una cierta fuerza y en el caso de la centroizquierda, no ocurre lo mismo. Pero hay que esperar lo que pase en los próximos meses, particularmente en este período de aquí al 11 de abril. Pero veo la posibilidad de un triunfo. El país no se ha volcado a la derecha; pero rechaza un salto al vacío. No quiere “el capitalismo salvaje” si por ello entendemos el neoliberalismo; pero tampoco el socialismo y mira con pavor a las experiencias de Venezuela, Nicaragua, Cuba, incluso Argentina. Para eso necesitamos construir una alternativa política y electoral viable que en ningún caso es una suma aritmética donde podamos sumar al PC, el FA, la DC, el PR, el PS, el PPD y los Humanistas. Si los electores fueran como paquetes de acciones que uno puede transar en el “mercado” de la política, sumar a todos esos partidos, sin perder votos, sería posible. Pero las alianzas políticas son algo muy distinto, pues son más arte que matemáticas, más convicciones que control. Las cuotas de poder las determina un electorado que es voluble, escurridizo como una gota de mercurio sobre un vidrio. Por eso, en política rara vez dos más dos son cuatro. Si la alianza es considerada virtuosa, la sumatoria puede elevarse a cinco o incluso seis; si aparece como contradictoria o espuria dos más dos pueden ser tres o incluso dos. Solo una alianza afirmada en el compromiso de cambios profundos pero graduales, en un claro sentido de la moderación, con una certeza de la democracia y de la justicia, nos puede llevar a derrotar a la derecha.

 

 

 

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