“Los dioses ciegan a quienes quieren perder”
Sófocles, en su tragedia Áyax
Cada día que pasa es más apremiante construir y desarrollar iniciativas consensuadas, cohesionadas, si queremos que la pesadilla gobernante, ya veinteañera, no se prolongue por al menos los mil días que restan de aquí a 2024. Armar una estrategia unitaria que se concatene con el apoyo que nos brinda la comunidad internacional.
Es tiempo de redefinir la esencia y la existencia de nuestro movimiento opositor que, en ocasiones, lucen brumosas. Desde 2015 hacia acá, hemos visto cómo se han vuelto vanas e irrealizables oportunidades e iniciativas fundamentales, debido a factores en los que cuenta el desgajamiento entre los propios partidos y entre éstos y la sociedad civil y no siempre, o no solo, por las zancadillas que el régimen sabe aplicar con destreza.
Es tiempo de rescatar la credibilidad y ganar el respeto de los ciudadanos por el liderazgo opositor. Que sí lo hubo en el pasado. No se trata de descalificar a individuos u organizaciones de nuestra dirigencia actual, que merecen el reconocimiento de su dedicación, pero es el momento de un “¡vuelvan caras!” que la reconstituya, que haga balance con sentido autocrítico de las oportunidades desaprovechadas, de los errores, y se abra a una discusión donde cada quien exponga su idea del camino a recorrer, pasando por todas las posibles instancias: elecciones regionales, negociación, elecciones presidenciales, etc. Una discusión para sustantivar antes que adjetivar, evaluar antes que descalificar y deliberar antes que sentenciar.
El daño, si perseveramos en la falta de orientación, será cada vez mayor que la suma de los errores que cometamos. En la tragedia de Sófocles, Áyax, en un arranque de furia, mató a sus propias ovejas por confundirlas con sus enemigos los Aqueos. Terminó suicidándose…