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Cinco claves para entender las cuartas elecciones en Israel en menos de dos años

Según las encuestas, el resultado volverá a ser muy parejo y todo dependerá de que los líderes de los partidos ultraconservadores pequeños limen sus asperezas con Netanyahu

Israel celebra las cuartas elecciones en menos de dos años y los analistas locales no descartan la necesidad de unas quintas porque, según las encuestas, el resultado volverá a ser muy parejo y todo dependerá de que los líderes de los partidos ultraconservadores pequeños limen sus asperezas con Netanyahu. Estas son algunas de las claves de esta cita con las urnas en las que el líder del Likud, pese a los escándalos de corrupción, es el gran favorito para la victoria. Lo complicado llegará después del recuento, cuando llegue el momento de formar alianzas en el parlamento para alcanzar los 61 escaños necesarios para formar Gobierno.

¿Por qué unas cuartas elecciones?

Los israelíes acudieron a las urnas en abril y septiembre de 2019 y en marzo de 2020. En estas tres citas se vivieron pulsos muy disputados entre el Likud y la coalición Azul y Blanco, liderada por Benny Gantz. En las dos elecciones de 2019 unos y otros fueron incapaces de sumar los 61 escaños necesarios para formar gobierno, en marzo de 2020 Gantz sorprendió a todos y, en nombre de la lucha contra la pandemia, renunció a su promesa de no negociar con Netanyahu para formar un Ejecutivo de unidad con la jefatura de gobierno rotatoria.

Después de siete meses de tiras y aflojas constantes, las divergencias en torno al presupuesto rompieron la frágil coalición. Este fue el motivo aparente de la ruptura, pero la división era mucho más profunda. El acuerdo entre Likud y la coalición Azul y Blanco estipulaba un único presupuesto para dos años (2020 y 2021), pero el Likud propuso votar dos presupuestos diferentes y su socio no aceptó. Algunos analistas locales interpretaron este movimiento como una estrategia de Netanyahu para no tener que ceder el asiento de primer ministro a su rival.

¿Cómo afecta el coronavirus?

‘Volvemos a la vida’ es el eslogan de campaña de un Benjamín Netanyahu que ha intentado hacer suyo el éxito de la vacunación masiva en Israel para ganar estas elecciones. Mientras en la mayoría de países del mundo apenas hay vacunas, en Israel ya se ha inmunizado a más de 4 millones de ciudadanos con las dos dosis de Pfizer. Además de apoderarse del eslogan del ministerio de Salud, el primer ministro acudió al aeropuerto a recibir el primer envío de vacunas, fue el primero en vacunarse en Israel y levantó el tercer confinamiento nacional justo a tiempo para que se llegase a estas elecciones en una situación de aparente normalidad.

Su plan de recibir la visita del CEO de Pfizer, Albert Bourla, en campaña no salió adelante, pero este concedió una entrevista a la televisión nacional en la que confesó estar «sorprendido por la obsesión» de Netanyahu con las vacunas y reveló que le llamó treinta veces para cerrar la compra de vacunas. Estas declaraciones han sido también reclamo electoral del Likud.

En las anteriores elecciones Netanyahu recurrió a carteles en los que se le veía estrechando la mano a Donald Trump, esta vez la política internacional o la seguridad no han tenido peso en una campaña monopolizada por el coronavirus. Bourla ha sido el nuevo Trump.

¿Quiénes son los rivales de Netanyahu?

‘Bibi’, apodo como se conoce al primer ministro, no tiene un rival claro. Después de tres comicios muy disputados, la jugada maestra de pactar con Gantz supuso el suicidio político del exjefe del Ejército. Según los sondeos, Azul y Blanco podría pasar de 33 escaños a no entrar ni siquiera en la cámara. Es el castigo de unos votantes que eligieron a Gantz porque le veían como una alternativa a Bibi, nunca como su aliado.

La oposición al Likud está ahora en manos de Yair Lapid, experiodista de Tel Aviv que lidera Yesh Atid, que acusa al primer ministro de querer formar un Ejecutivo «racista y extorsionador» junto con sus aliados del espectro ultranacionalista y ultraortodoxo.

Dentro del propio bloque ultraconservador, Netanyahu se las verá con tres antiguos aliados suyos como el líder colono Naftali Bennet, el exministro de Interior, Gideon Saar, y el e ministro de Exteriores, Avigdor Lieberman. Los tres son antiguos estrechos colaboradores del primer ministro y potenciales socios de gobierno.

¿Qué posible coalición dibujan las encuestas?

Las últimas encuestas apuntan a un victoria del Likud y a un Parlamento en el que el bloque ultraconservador y religioso tiene una clara mayoría, el problema son las diferencias personales que Netanyahu tiene con Saar, Bennet y Lieberman. Sobre el papel, el primer ministro podría formar una coalición con los dos partidos ultraortodoxos, Yamina y Tikva Jadasha (Nueva Esperanza), aquí habría también espacio para los ultranacionalistas religiosos radicales de HaTzionut HaDatit, liderados por Bezalel Smotrich.

Analistas como Yossi Verter alertan en las páginas del diario ‘Haaretz’ de que «una victoria del bloque de Netanyahu supondría la formación de uno de los gobiernos más extremista, ultranacionalista, racista y rabiosamente religioso de la historia».

Todo apunta a que si Netanyahu no logra sumar los 61 escaños habrá quintas elecciones porque ningún otro candidato tiene la capacidad de hacerlo. El objetivo del primer ministro con más tiempo en el cargo de la historia de Israel, es seguir en su asiento y formar una coalición que le permita, entre otras cosas, garantizar su inmunidad ante la Justicia.

¿Qué importancia tiene el conflicto con Palestina?

El conflicto con los palestinos o la anexión de Cisjordania, claves en anteriores comicios en la era Trump, han desaparecido de la agenda. El único debate en las últimas semanas ha sido en torno a la figura de Netanyahu, si unos y otros le apoyarán o no. A diferencia de otras ocasiones, tampoco se ha registrado tensión en la verja de separación en Gaza con lo que ninguno de los partidos se ha referido al conflicto.

 

 

 

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