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Oswaldo Páez-Pumar: En donde estamos o quedamos

 

Quienes tenían menos de 12 años para cuando se produjo la caída de Pérez Jiménez, conformaban para 1998 cuando fue electo Chávez Frías junto con los nacidos hasta 1980 y por lo tanto con derecho a voto, la mayoría que definiría el resultado electoral. Los comprendidos entre 52 y 18 años, un espectro de 34 años que dobla en número al comprendido entre 53 y 70, solo 17 años; y desde luego, no se trata solo de una relación 66.66% contra 33.33%, porque la mortalidad crece con los años y son más los que llegan a 30 que los que llegan a 40, a 50, a 60 o a 70 y paro de contar porque en menos de tres meses cumpliré 80.

Podemos decir que entre el 75 y el 80 % del electorado lo conformaba un conglomerado que no había vivido una cosa distinta a lo que fue el resultado del pacto de Punto Fijo. Hoy, 22 años después, esa fuerza electoral alcanza hasta a quienes tienen ya 74 años y los que superan esa edad, representan un porcentaje insignificante de la población y desde luego del electorado.

Poniendo al margen lo que pueda decirse acerca de la simpatía popular mostrada hacia la intentona golpista de Chávez Frías y a algunas voces que fueron calificadas de “notables”, que vieron la intentona de 1992 seguramente con ojos distintos a como la verían hoy, creo que en ese sector electoral que hemos descrito como los comprendidos entre 52 y 18 años debió pensar desfavorablemente, que los últimos diez años transcurridos el ejercicio de la presidencia hubiera recaído sobre quienes ya la habían ejercido: Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera. Que se recurriera a figuras del pasado mostraba un desgaste como lo evidencia que Caldera y Pérez iniciaran sus primeros mandatos con 53 y 52 años, respectivamente, y el segundo con 67 y 78 años.

La incapacidad de Acción Democrática y de Copei para ofrecerle al electorado un candidato propio que compitiera con Chávez Frías, terminó aupando la candidatura de Salas Römer, de 62 años, edad superior incluso a la de Raúl Leoni que hasta el tiempo de las reelecciones fue el candidato triunfante de mayor edad con 59.

Nosotros enfrentamos una dictadura infinitamente más blanda que la actual, la de Pérez Jiménez, y frente a su aspiración de perpetuarse en el poder a través del plebiscito de 1957 quienes sostenían los valores democráticos rechazaron esa farsa. Hoy una dirigencia desgastada por los años y además acostumbrada a ejercer la política a través de elecciones por espacio de 40 años, con éxitos tan importantes como que en 1968, 1973, 1978 y 1983 el candidato triunfante representaba a la oposición, no encuentra otra vía que llamar a elecciones, porque es lo que han hecho no por 40 años, sino ahora por 63, que son los que se cumplieron de la caída de Pérez Jiménez el pasado 23 de enero de 2021, un año más de los que cuentan de la caída de Batista en Cuba donde aún después de muerto sigue mandando Castro, que también gobierna en Venezuela.

Elías Calixto Pompa es un poeta venezolano del siglo XIX de quien recuerdo un trío de sonetos bajo los títulos de Estudia, Trabaja y Descansa. El primero para los niños “Es puerta de la luz un libro abierto…”. El segundo para los jóvenes y para los hombres maduros “Trabaja joven, sin cesar trabaja…” y el tercero el del descanso, digamos que para los viejos, a quienes sin embargo pide que iluminen a los jóvenes “Con la bendita luz de tus consejos”. Estando yo en la edad de dar consejos, según el criterio de Elías Calixto Pompa, quiero pedirle a mis contemporáneos que también den consejos y cesen en ese accionar de impulsar elecciones que es lo que ellos han (y yo también) hecho por espacio de esos 63 años. Juan Guaidó seguirá teniendo aciertos y desaciertos, pero sin duda la fijación del orden de los factores: 1) cese de la usurpación 2) gobierno de transición y 3) elecciones libres, es la vía clara para derrocar más que a la dictadura o tiranía, al totalitarismo inherente al comunismo.

 

 

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