El Partido Comunista Cubano se reunió en La Habana, para despescuezar a la vieja guardia y rebajar el promedio de edad del comité central unos 20 años. La generación que salió ronda los 90, pero la que se quedó va por los 60, nada de menos, nada de más, dejó de ser una revolución anciana, para ser una revolución sólo vieja. El gobierno sigue sin mujeres y sin gente de color. Sin inclusión, tolerancia ni respeto. Sin democracia. Sin ideas diferentes, sólo un comunismo de cartilla, un catecismo perverso y feroz, que lleva 62 años aniquilando un pueblo.
Se fueron Raúl y Fidel, no sin antes, pasar por la casa a vestir baticas cómodas y recibir amigos. Un retiro que sueñan muchos de los que lean estas líneas y quien las escribe. Raúl incluso no ha fallecido y dice que ahora sólo es un militante más del partido. Algo que no existía al inicio de la historia por allá por el 1ero de enero de 1959, cuando derrocaron a Batista. Pero como se ha repetido en varias ocasiones, engañaron a todos. Como nos engañó Chávez, que nos dijo no ser comunista, nos dijo que era un demócrata y no lo fue, nunca lo fue. Fidel decía, “esta es una revolución, verde como las palmas”; tampoco era verdad, terminó siendo una tragedia reumática y esclerotizada, que consume a una bella nación, a la que acompañamos en su exilio.
El PCC tiene ahora un pueblo agitado, y a pesar de la novedad en los cargos de los sustitutos, los métodos represivos siguen. El movimiento San Isidro, sigue y también le han encerrado 145 dirigentes y a más de mil protestas le han metido, más de mil golpizas.
Pero ¡Patria y Vida! Se está comiendo “la revolución” en sus cimientos, está generando una alegría distinta, música, baile. Al final es Cuba, la reina de las Antillas, la cuna del guaguancó. 62 años de golpes y represión no lograron nunca sacar la cadencia de las caderas y oídos del cubano ¡Patria y Vida! ¿Qué sigue?