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Ayuso gana a todos

La victoria de Ayuso lo es en toda la línea. No se trata sólo de la derrota de Sánchez, que ha querido irse del ring para evitar besar la lona por KO. No sólo es el haber echado de la política al comunista guerracivilista que es Pablo Iglesias. Ni la derrota de la otra comunista, que ha sabido explotar su profesión médica para atraer votos de quienes han considerado obligado agradecer a los sanitarios su esfuerzo sobre la pandemia. Ni es solamente haber hundido al PSOE en un resultado que lo deja en tercera fuerza en Madrid. Hay más vencidos este martes.

Lo han sido todos aquellos, que son muchos, que la tacharon de loca, de irresponsable, de no hacer caso a las autoridades sanitarias, de ser una aliada de fascistas, cuando no de ser ella misma una fascista. Son naturalmente todos los partidos de izquierda. Pero está además toda esa prensa, esas televisiones, esas radios, muchas de ellas nada cercanas a la izquierda, que la criticaron, se rieron de ella y de su forma de gestionar. También han sido derrotados los presidentes del PP de otras comunidades autónomas, que prefirieron seguir el camino fácil de hacer lo que dictaba Moncloa, las televisiones y casi todos los medios. No está de más recordar las críticas, a veces veladas y a veces no tanto, de Feijóo o de Mañueco, aunque éste ultimo, lo que le honra, supo reconocer que se había equivocado. Tampoco está mal rememorar ese ponerse de perfil de Juan Manuel Moreno Bonilla. Ni desde luego sobra acordarse de que Casado no quiso defender a Ayuso cuando fue más atacada.

Muchos dirán que el secreto es su valentía, el asesoramiento de Miguel Ángel Rodríguez, la torpeza del PSOE, la violencia verbal y a veces no tan verbal de Pablo Iglesias. Todo eso es verdad. Pero sobre todo el secreto es que Isabel Díaz Ayuso encontró en una alcantarilla, llena de barro, abandonada por todos, incluidos los de su partido, la bandera de la libertad. La rescató, la limpió, la besó y la enarboló, y marchó abrazada a ella mientras le decían desde todos lados que nadie la seguiría. Pero ella marchó sola, y al poco detrás de ella se fueron cada vez más madrileños, algunos de ellos otrora votantes de partidos de izquierda. A ver si los del PP ven y aprenden cómo se salva a España de Sánchez, Iglesias y sus aliados independentistas, golpistas y filoetarras.

 

 

 

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