Democracia y Política

Oscar Peña: El aporte de Francisco a Cuba

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Los silencios del Papa fueron sanos e inteligentes

El Papa asumió algunos silencios públicos en Cuba? Sí. ¿Por qué? Porque es un ser humano con sus opiniones. Y él ha estimado que su mayor aporte al pueblo de Cuba para su presente y futuro, es su proposición y gestiones para romper el nudo histórico entre Estados Unidos y la isla. Coincido con él en ello porque al irse quitando las trabas económicas, definitivamente la isla va despegando y el ciudadano va aspirando y logrando aspiraciones políticas y sociales.

Sus silencios fueron sanos e inteligentes. Sin pronunciarse y hacer una demanda pública en el balcón de Roma –que quizás quedaría solo en eso– ha logrado en privado con los gobernantes de Estados Unidos y de Cuba que la problemática cubana comience a soltar el óxido de la falta de movimiento. Por ello supongo que sus demandas a los gobernantes cubanos también hayan sido en privado. Él no es un político buscando votos.

Entiéndase también la situación: Cuba no es el lugar idóneo para que la Iglesia Católica u otra religión se destaquen. En Cuba la Iglesia Católica tiene una competencia muy fuerte en el gobierno cubano. Se sabe que el papel fundamental que hace sobresalir y distinguir a la Iglesia Católica en los países de América Latina de manera objetiva es la lucha por resolver el grave caso de miles de niños abandonados, trabajando en edad escolar, y de personas desposeídas de atención a la salud y la educación. Y son precisamente esos mal atendidos renglones sociales en muchos países de nuestra región los que cubren las autoridades de Cuba.

En Cuba no hay la menor libertad política, pero como atienden esos aspectos de importancia social confunden a nacionales y extranjeros y es lo que hace muy difícil la labor de la iglesia y de los propios disidentes. Por ello los adversarios dentro del país y fuera de él no deben temer ante el pueblo cubano y el mundo expresar su aval y simpatía con la atención a la salud y educación, para que al no ser absolutistas negativos en el análisis tengan más fuerzas y efectividad sus demandas sobre otras necesidades y libertades ciudadanas.

América Latina tiene democracia y libertad, pero es todavía una fea vidriera que los cubanos no compraríamos como ejemplos para la Cuba que deseamos. ¿Por qué llegan miles de cubanos a esos países y vuelven a transitar millas para abandonarlos? Definitivamente no queremos el asfixiamiento social, económico y político de nuestro país, pero tampoco el feo reflejo de muchos de nuestros vecinos. Deseamos un cambio en Cuba para algo superior.

Por esas razones junto al más de medio siglo de limitaciones religiosas es que la Iglesia Católica tiene en Cuba –con relación a otros países latinoamericanos– un perfil bajo. El Papa es latinoamericano y sabe esos inconvenientes y por ello obra con sabia prudencia para ir logrando que Cuba siga manteniendo esos importantes renglones, pero que vaya aprobando la asignatura suspensa de derechos civiles.

El problema de Cuba no es el Papa, la Unión Europea, ni Estados Unidos, sino el gobierno cubano, que no quiere enterrar los escudos y justificaciones. Incluso con la llegada del Papa, Raúl Castro perdió en su discurso de recibimiento una oportunidad de oro de resplandecer ante el pueblo cubano y el mundo como el gobernante facilitador y moderno que necesita el país. Disparó un discurso pesado y antiguo.

Felicito al joven cubano Leonardo Manuel Fernandez Otaño, por sus palabras ante el Papa. Con mucha decencia e inteligencia se expresó en nombre del ciudadano cubano.

Ya Cuba hoy no tiene enemigos externos; ahora los enemigos somos los propios cubanos. En primer lugar los del gobierno, la sociedad civil y los exiliados que no sabemos buscar consenso, caminos y vías cubanas para entre todos ir resolviendo los faltantes nacionales. No desahoguemos nuestras faltas echándoselas a otros.

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