La tortilla del Coqui
El dominio de la banda del Coqui se extiende hasta muy cerca de Miraflores. Luis Revete y su compañero Carlos Alberto Calderón Martínez, alias el Vampi, manejan las parroquias El Paraíso, El Valle y Coche, además de La Vega y Santa Rosalía. Podrían ir caminando a visitar al usurpador, que lo deben ver de lejos con algunos de sus equipos de última tecnología, porque apenas están a cuatro kilómetros y medio de distancia.
Lo que cuentan los vecinos que viven bajo el régimen impuesto por la banda es un Estado dentro del Estado. Ellos garantizan la delincuencia, pero también la seguridad y los servicios, cuando se puede. Es como lo que se ve en las películas sobre narcotraficantes como Pablo Escobar, premian a los “buenos” y acaban con los malos.
La banda debe agradecer fervientemente y todos los días lo que ha hecho posible que ellos se afiancen y expandan su territorio. Eso ocurrió en 2015, aproximadamente, cuando se pusieron en práctica las llamadas Operaciones de Liberación del Pueblo diseñadas por el régimen y luego las llamadas “zonas de paz”. Eliminaron a algunos malandros y los que quedaron crearon un área impenetrable. Han podido hacer negocios y se han armado con lo mejor del mercado. Incluso, han hecho amistades con el Alto Mando y otras autoridades que cobrarán favores, dicen por allí.
Entonces, cuando el psuvista de Miraflores dice que los malandros reciben dinero de la oposición para comprar armamento, lo que provoca es risa. Es un chiste, pues los líderes opositores no cuentan con grandes sumas de divisas que pueden gastar sin ningún control. ¿Qué conseguirían con armar a los delincuentes del oeste de la ciudad capital? ¿Cuál sería el objetivo? No se ha visto que las fuerzas de seguridad del régimen estén combatiendo a los miembros de la banda, haciendo el trabajo que les toca. ¿Dejan los militares el escudo de seguridad del usurpador para ocuparse de llevar a estos tipos ante la justicia?
Lo que pretende el sucesor de Chávez es que los venezolanos crean que lo que hace y deshace el Coqui es por cuenta de los opositores. Pero debe quedar claro que tanto la repartición de comida y juguetes como la “seguridad” de los residentes de la zona, pero también la guerra contra los malandros que caen en desgracia, todo eso debería ser tarea del Estado que él dice encabezar. Mejor dele gracias a la banda que a veces hace algún trabajo que a usted le corresponde.
Deje de voltear la tortilla, la proliferación de delincuentes que se creen dueños de territorios es un fenómeno que se ha desarrollado gracias a la incapacidad del régimen o a la vista gorda de unos ocupantes de Miraflores a los que no les interesa que la gente pueda vivir en paz. Mientras más desorden haya en la casa, más inadvertidos pasan sus grandes negocios sucios.